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domingo, 24 de febrero de 2013

El Hobbit, en cómic

Sigamos con el especial El Hobbit al que he estado dedicándole espacio estas últimas semanas. Esta vez le toca el turno a la novela gráfica que adapta el preludio de El Señor de los Anillos, de J.R.R. Tolkien, la cual a pesar de contar con más de veinte años a sus espaldas desde el momento de su creación, ha recobrado presencia editorial en la actualidad, cómo no, gracias a la recién iniciada trilogía de Peter Jackson.

El viaje de una ida y una vuelta, por la mayoría de sobra conocido, vio aparecer su versión en viñetas en 1989 a través de la desaparecida editorial Eclipse Comics, siendo inicialmente publicada en tres partes en forma de prestigios, escrita por Chuck Dixon y con dibujos a cargo de David Wenzel, ambos autores americanos más comunmente relacionados con DC y Marvel.

Conteniendo todas y cada una de las escenas míticas, joviales, épicas e insólitas de la novela, el cómic no escatima en narrar hasta el más mínimo detalle (aunque esté de más redundar ya en su argumento) la historia de Bilbo, desde el día en el que recibe la visita del mago Gandalf y de un grupo de enanos que van a cambiar radicalmente su plácida existencia de hobbit. Elfos, dragones y un anillo mágico se cruzarán en la aventura más fantástica de toda su vida...

La adaptación al cómic de El Hobbit es una meritoria e interesante opción B para aquellos que no terminan de animarse a leer la novela, bien sea por pereza o porque prefieran tantear una modalidad algo más light antes de decidir si se lanzan a por el libro o no (aunque, tratándose de una obra de Tolkien, casi me parece un acto de sacrilegio descartarlo antes que otros sucedáneos de este estilo, pero bueno...) En este sentido es verdad que el film (o la trilogía, cuando esté completa) ha venido a ponerse para muchos en primer lugar en ese puesto de sustitución de la lectura original, pues ya he escuchado en boca de varias personas cercanas aquello de «si ya he visto la película, ¿para qué voy a leerme el libro?». Allá cada cual en sus razonamientos, faltaría más. En todo caso, sería extraño que a estas alturas no contáramos con algún título que versionase de forma ilustrada este clásico del género fantástico y, aunque existen otras publicaciones en la misma dirección, sin duda la más popular de todas es la que nos ocupa; que se convierte en una alternativa adicional para disfrutar de esta maravillosa aventura.

Sobre el guión adaptado de Chuck Dixon (con la ayuda de Sean Deaming), hay que decir que guarda una fidelidad absoluta hacia la precuela de la obra maestra de Tolkien. Así, Dixon cumple una labor que podríamos calificar de irreprochable, sin apenas desestimar un solo episodio de la narración original (como mucho, acortando algún que otro pasaje; por ejemplo, la entrada gradual de los enanos en la casa de Beorn), con diálogos en algunos casos trasladados casi literalmente de un medio a otro. Por eso, el problema de este cómic -por buscarle uno- es que quizás el autor se excede en aportar la condición de versión fidedigna. Me explico. A menudo nos quejamos precisamente de lo contrario, cuando una adaptación peca de tomarse demasiadas libertades y se aparta de su fuente. Sin embargo, no es menos cierto que también se agradece cuando ésta explora otros caminos sólo insinuados o no explícitamente referidos en la obra de la que surge (con ciertos límites y sin salirse por peteneras, claro está). Nos guste más o menos, hay que reconocer que la cinta de Peter Jackson ha sabido compaginar ambas ideas.

Como consecuencia de lo anterior, en el tebeo se produce un notable abuso de las cajas de texto explicativas (lógico si se quiere contar en poco más de 130 páginas el contenido entero de la novela, por breve que sea El Hobbit). En determinadas secuencias, especialmente aquellas carentes de diálogos, la presencia de estos textos de apoyo llega a ser abrumadora y se prolonga incluso durante varias páginas seguidas, lo que unido a una rotulación tirando a pequeña hace que, a ratos, la lectura se vuelva lenta y farragosa.

Tal vez el guionista debería haber delegado más en el trabajo de su colega para completar la parte de la trama difícil de cubrir a base de una descripción literal, ya que el dibujo de David Wenzel (Vengadores, La Espada Salvaje de Conan, Wizard's Tale) es realmente fantástico. Por influencia de ilustradores clásicos como Arthur Rackham, y habiendo colaborado también en la adaptación de otros cuentos de hadas tradicionales, su trazo tiene un toque inocente y amable, animado por la profusión de cálidos tonos pastel, muy agradable a primera vista, que aproxima el cómic a todos los públicos (las criaturas malignas nos lo parecen menos por un tratamiento que recuerda ligeramente a Jim Henson). Si nos fijamos en su Gollum, por ejemplo, aun siendo muy similar al cinematográfico (recordemos que por entonces las pocas imágenes que retrataban a la asquerosa criatura serían las de artistas como Lee o Howe), éste posee un cierto aire de candidez como el que seguramente inspiró a Bilbo para no atravesarle con Dardo cuando se le presenta la oportunidad.

Por incurrir en alguna pega, he advertido una despersonalización del grupo de enanos mucho mayor que en el libro, a pesar de que el entorno visual debería favorecer justamente lo contrario (como, de hecho, sucede en la película, donde cada miembro de la compañia de Thorin aparece claramente identificado). La verdad es que, tras pasar por el cine, choca un poco volver a encontrarse con un enfoque tan tópico del pueblo de los enanos, pero eso son cosas del celuloide, que a menudo tanto cambia nuestra percepción inicial de un concepto. No obstante, Wenzel es artista ducho en esto de dibujar enanos, si nos fijamos en su bibliografía, con coloridos títulos ilustrados para niños como Kingdom of the Dwarfs (Centaur Books).

La actual reedición de este placentero cómic de Dixon y Wenzel corre a cargo de Norma Editorial, que ya lo publicó en su día en nuestro país con ocasión del estreno de El Señor de los Anillos, y ahora aprovechando la coyuntura del regreso a la pantalla del universo Tolkien, vuelve a sacarlo a la luz, esta vez con una portada diferente y en dos tiradas distintas: una edición normal y otra de lujo, ambas excelentes. La que yo poseo es la corriente, en tapa dura y con los preciosos mapas detallados a color de las Tierras Yermas y de Thror en las guardas, que no siendo porque las mayores medidas de la edición de lujo posibiliten una mejor lectura en cuanto al tamaño de la letra, me parece que no tiene nada que envidiar a ésta última para tenerla por sobresaliente, sin necesidad de dejarse más euros. Quienes se decanten por el formato deluxe, además de las mayores dimensiones del volumen, hallarán en él algunos extras y un tomo bellamente forrado en tela.

Sea bajo una modalidad u otra, se trata de un agradable pasatiempo recomendable para los seguidores de El Hobbit e imprescindible para sus fans más incondicionales. La adaptación al formato gráfico más exitosa de esta gran obra de la literatura fantástica que nunca dejará de estar vigente.

Calificación:

Otras reseñas en Adalides sobre El Hobbit:
El Hobbit, de J.R.R. Tolkien (la novela)
El Hobbit: Un viaje inesperado (la película)

2 comentarios:

Pedro Camello dijo...

Éste es mi Hobbit.

Para mí los enanos siempre serán estos y Bilbo siempre será este.

Un extraordinario trabajo de David Wenzel y también de Dixon, que hace una traslación casi literal...

Jolan dijo...

Buenas, Pedro.

Sí, tanto Bilbo como los enanos de Wenzel son genuinos y cumplen con la estampa que todos tenemos en mente de ellos. Recuerdo cuando salieron las primeras imágenes de los enanos de Peter Jackson y lo que nos chocó a la mayoría esa figuración. El único pero que le encuentro a los enanos de este cómic es que, salvo a Thorin y algún otro miembro del grupo, el resto apenas se diferencian unos de otros.

Saludos.

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