Una web de opinión sobre el género fantástico y de aventuras en todos sus medios.

lunes, 24 de diciembre de 2007

Roma S.P.Q.R.


Poco de fantasiosos tienen los héroes y personajes célebres que aparecen en esta muestra, pero al ladito de casa me queda, así que no podía dejar pasar la exposición sobre Roma que se exhibe en la Fundación Canal, en el espacio acondicionado sobre los antiguos depósitos, que conserva las primitivas arcadas del aljibe, hasta el 2 de marzo de 2008.

Su principal valor: unas 500 piezas procedentes de multitud de museos, tanto nacionales como internacionales, gracias a las cuales podemos realizar un recorrido por la Roma imperial, examinando diversas facetas de la vida cultural, religiosa, política... Es una buena oportunidad para contemplar piezas que de otro modo no podríamos disfrutar; fondos cedidos de colecciones de museos de Italia, Francia, Croacia, etc.

La exposición analiza a través de estas piezas aspectos tan diversos como los orígenes de Roma y la influencia griega, los símbolos propios del Imperio (multitud de bustos de los emperadores, incluyendo uno enorme de Augusto), la religión (toda clase de esculturas de divinidades, pedestales de los lares, ofrendas y exvotos, y una colosal estatua en marmol policromado de Minerva), la arquitectura y el paisaje urbanístico (mosaicos, decoración de fuentes, relieves, maquetas de templos, escenas de espacios monumentales, como la columna de Trajano), economía (monedas, sistemas de medición, edictos en piedra), la vida cotidiana (elementos domésticos, orfebrería, piezas de menaje, aperos de profesiones), el ejército (puntas de lanza, cascos y otro equipamiento militar, incluso la reproducción de una balista), el aspecto lúdico (relieves que escenifican los espectáculos circenses, estatuillas púgiles y de gladiadores) y el mundo funerario (urnas cinerarias, lápidas conmemorativas, etc) entre otros. La verdad es que hay un montón de obras expuestas por conocer: sería difícil destacar alguna en concreto, y aunque seguramente las hay de mayor valor e interés, a mi me llamó especialmente la atención una estatuilla de un fauno borracho que se puede encontrar en la sección sobre la vida religiosa.


La estatua de la Loba Capitolina preside el centro del espacio que aloja la exposición.

El itinerario es bastante libre, quizá un poco confuso. También se han puesto al alcance del visitante diversos recursos audiovisuales con fines didácticos y de entretenimiento, como la representación holográfica de un combate virtual de gladiadores en el Coliseo (simulando el espacio dedicado al público las gradas del propio teatro). Sin embargo, la exhibición de un documental sobre las distintas etapas de Roma a través del cine 'de romanos', o peplum, resulta totalmente prescindible y poco rigurosa.

Como no podía ser menos, hay una sección dedicada a la Hispania romana, con abundantes objetos, que salpican toda la exposición y no sólo este apartado, provenientes de los museos arqueológicos de Madrid, Mérida, Cataluña, Sevilla, etc.

En fin, es la tercera exposición importante que muestra este pabellón, tras los orientales Guerreros de Xian y la dedicada a la cultura faraónica de Egipto, y por ahora puede decirse que están a la altura, así que os la recomiendo a todos aquellos que paséis por Madrid durante estas fechas.

La Exposición 'Roma S.P.Q.R.' se exhibe del 21 de Noviembre de 2007 al 2 de Marzo de 2008, en el Centro de Exposiciones Arte Canal, de la Fundación Canal de Isabel II, en Madrid. Precio de la entrada: 6 €. Web: Roma S.P.Q.R.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Stardust


Hace poco he tenido la suerte de ver, poco antes de que desapareciera de cartel, esta preciosa película de Mathew Vaughn que se estrenó a finales del pasado mes de Octubre. Y digo suerte porque me ha permitido disfrutar de una película como no encontraba desde hacía tiempo dentro del género fantástico, ya que consigue aunar lo que personalmente le pido a un buen film de este tipo: entretener y contar una bonita historia, sin abundar en los consabidos efectos especiales, no más de los necesarios al menos, ni caer en los tópicos de siempre (independientemente de su predecibilidad), cogidos de aquí y de allá, y que denotan una escasa consideración hacia el espectador de fantasía actual. En definitiva, es capaz de transmitir esa sensación de trasportarse, durante las dos horas de metraje, a un mundo épico y lleno de maravillas.

Basada en la aclamada novela gráfica homónima de Neil Gaiman y Charles Vess de 1997, posteriormente convertida en libro, Stardust es toda una fábula o aventura romántica, en la que no faltan ingredientes propios como la magia, los personajes malvados, príncipes de verdadera sangre azul pero poco convencionales, el humor, los duelos, los prodigios y los paisajes asombrosos o escenarios de belleza solapada. Un cuento de hadas que gustará a un público muy amplio, mayores y pequeños, y no aburre en ningún momento.

Stardust nos cuenta una historia aparentemente sencilla, pero que está plagada de multitud de detalles, presentes o bien de esos que tan sutilmente dan alas a la imaginación, que la enriquecen por momentos. La aventura comienza en el pueblecito victoriano de Muro, en plena campiña inglesa, cuyo nombre le viene de encontrarse junto al irregular muro de piedra que lo separa del mundo paralelo de Stormhold, en el que la magia y todo tipo de criaturas faéricas son algo habitual. Sin embargo, los habitantes de Muro llevan una vida tranquila y pacífica al margen de esta fantástica vecindad. En esta perezosa localidad vive Tristan Thorn, un muchacho desconocedor de sus orígenes, que desempeña un trabajo de tendero, y cuyo mayor deseo es atraer la atención de la hermosa Victoria, a la cual la existencia de Tristan le resulta casi indiferente. Para conquistar su corazón, le promete conseguir la estrella caída del cielo que ambos contemplan una noche despejada. Pero esta estrella ha ido a parar más allá del muro, por lo que Tristan tendrá que iniciar un viaje al mundo desconocido que se encuentra al otro lado de éste. Allí las cosas tienen otra apariencia, de modo que lo que el joven se encuentra después de traspasar las fronteras de su propio mundo no es un trozo de roca celeste, sino a Yvaine, una preciosa muchacha, personificación de esa estrella, que todos ansían, como enseguida descubrirá. Porque tras la pista de esta estrella se hallan, cada uno con sus intereses particulares, una bruja y sus hermanas, que pretenden de esta forma perpetuar su propia juventud y belleza, así como los hijos del rey de Stormhold, pues es la clave para alzarse con el trono del reino. Comienza entonces una persecución desesperada en la que Tristan empezará a asimilar las cosas de otra manera e iniciará un claro aprendizaje vital.

Puesto que no he leído, por ahora, la novela ilustrada de Gaiman, no podría entrar a valorar si la adaptación de la misma es todo lo fiel que a sus lectores les gustaría. Sí se afirma que respeta la parte más visual, por lo que a la estética y los dibujos de Charles Vess se refiere. Sin embargo, se ha mencionado que le falta cierto toque macabro e irónico propios del autor (a pesar de que hay escenas, como la del viejo rey agonizante frente a sus tres hijos vivos, entre otras, que bien podrían contradecir esta opinión) además de haberse tocado, en favor de los patrones fílmicos, tanto el principio como el final de la historia (éste último, bastante almibarado y convencional para mi gusto). En todo caso, encuentro estupenda la realización de Vaughn, que ha logrado acercar esta película a otros títulos modélicos del género a los que indudablemente nos recordará, como La princesa prometida, Lady Halcón (también de una Pfeiffer sobresaliente - y es que cuando esta mujer se cree sus papeles, los borda) o el mismísimo Willow, clásico entre los clásicos. Aunque el argumento despliegue los temas comunes del género (el amor incondicional, el viaje iniciático, las relaciones ocultas entre los personajes, los valores de la magia, etc), la película se mueve con absoluta fluidez, desdeñando los efectos especiales 'de bonito' para la gran pantalla -los que hay están al servicio de lo que se nos está contando y no aparecen porque sí- y apostando por la historia por encima de todo.

Esto se consigue en buena medida gracias a la sobrada interpretación de un elenco de actores que en general están a la altura de las circunstancias. A destacar, como ya he mencionado, la actuación de Michelle Pfeiffer, en un creíble papel de bruja malvada que hará que nos enamoremos de esa perfidia divertida ya desde los primeros minutos de su aparición y a medida que sufra la transformación de su personaje. También el que le ha tocado desempeñar a Robert De Niro en esta ocasión, aportando el toque de humor más curioso de la película, en un papel inventado para la misma, todo hay que decirlo. Si su actuación ha sido hasta cierto punto criticada, al hilo de sus últimas apariciones de escaso empaque en la gran pantalla, hay que argüir en su defensa que es totalmente admisible que actores de su talla se tomen la licencia de 'descansar' con este tipo de papeles, no por ello mediocres ni condenados a pasar desapercibidos, sino sencillamente diferentes. Quizá, eso sí, las apariciones de su personaje, que hubiera sido mejor que pasará por anecdótico, están alargadas más de la cuenta, probablemente con la finalidad de rentabilizar al actor. En todo caso, su papel en este film ha despertado sentimientos encontrados: entrañable para algunos, risible para otros. Curiosamente, los protagonistas principales resultan menos atrayentes, aunque cumplen con lo que se espera de sus personajes. El papel de Tristan (Charlie Cox) peca de falta de carisma, sosería y una inevitable semejanza a lo que nos tiene acostumbrados el torpe Orlando Bloom, por poner un ejemplo (es decir, un papel tirando a plano y anodino). Es una pena que el personaje que tiene que marcar el ritmo de la historia porte este lastre, aunque no sé si otro actor lo hubiera podido desempeñar mucho mejor. Claire Danes en cambio, en su papel de Yvaine, nos regala a ratos una actuación que luce con el fulgor propio del astro que interpreta, transmitiendo una dulzura de la que es difícil no embriagarse, pero también atraviesa momentos un tanto artificiales. Tampoco podemos omitir mención a las actuaciones de hábiles secundarios, como los hermanos fantasmas, los piratas voladores del capitán Shakespeare, Ferdy el comerciante de rayos, o la bruja de la ciudad-mercado. En definitiva, unos actores convencidos de lo que hacen.

El desarrollo de los acontecimientos nos permite extraer ciertas enseñanzas, como toda fábula que se precie lleva aparejadas. En este caso, la capacidad de valorar lo que tenemos, más que lo que ansiamos, y que a veces tenemos delante de nuestras propias narices. También el reconocimiento personal por lo que somos, y no por lo el trabajo que desempeñamos, las apariencias externas, etc. Pero para mi éste no es el apartado principal de la película: no pretendo que el cine me enseñe nada ni que se ocupe de trascendentalismos, sino que me entretenga -de una forma inteligente, eso sí- y me enganche lo suficiente para guardar un buen recuerdo de su visionado.

El resultado, ya digo, es un producto audiovisual tremendamente ameno, emocionante, divertido y que nos hará esbozar más de una sonrisa de satisfacción al gozar de una sensación parecida a la que podíamos sentir con aquellas películas capaces de impactarnos hace años, cuando éramos seguramente más fáciles de impresionar, pero también cuando la fantasía en el cine se dirigía con una mayor honestidad hacia el espectador, sin técnicas digitalizadas ni otros amaños absurdos y prescindibles del ordenador. Magnífica para disfrutarla en el cine, junto a la agradable banda sonora de Ian Eshkeri, en uno de esos largos fines de semana de invierno.

En fin, una delicia de cuento que me ha resultado lo suficientemente llamativo como para interesarme por la reedición en estas navidades de la novela ilustrada que le dio origen (cuando la lea, ya os contaré qué tal, y de este modo mi opinión sobre la película será más completa). Todo un descubrimiento que, ¿por qué no?, podría convertirse en un clásico del género de aquí a unos años.


Trailer de la película:


'Stardust' se estrenó en cines el 26 de Octubre de 2007
Dirección: Mathew Vaughn
Guión: Mathew Vaughn - Jane Goldman
Producción: Mathew Vaughn - Lorenzo di Bonaventura
Michael Dreyer - Neil Gaiman

Banda sonora: Ilan Eshkeri
Reparto: Charlie Cox (Tristan Thorn), Claire Danes (Yvaine), Michelle Pfeiffer (Lamia), Robert De Niro (Capitán Shakespeare), Peter O'Toole (Rey), Sienna Miller (Victoria), Primus (Jason Flemyng), Secundus (Rupert Everett), Una (Kate Magowan)

domingo, 16 de diciembre de 2007

Thorgal (II): La isla de los mares helados

Rosinski - Van Hamme (1980)
Norma editorial. Colección Pandora nº 42.
Edición original: L'ille des mers geles

Atención: este artículo puede revelar detalles sobre el argumento.

Con Gandalf el Loco a salvo, después de que Thorgal renuncie a arrebatarle la vida, desligándose así de la promesa de obediencia que le unía a la maga Slive, éste no tiene más remedio que acceder como muestra de su gratitud a que tenga lugar la boda entre Thorgal y Aaricia. Pero en el día de la celebración, Aaricia es secuestrada por las criaturas aladas al servicio de un extraño personaje cuyo rostro se halla cubierto por completo por un yelmo astado: el Señor de las tres águilas.

Enseguida se pone en marcha una partida de guerreros en busca de la princesa vikinga hacia los territorios helados del norte, en la que obviamente se embarca Thorgal, pero que está dirigida por Bjorn, el hermano de Aaricia. Sin embargo, un inesperado motín a bordo hará cambiar el rumbo del rescate.

En esta segunda entrega, continuación inequívoca de los hechos que acontecen en el número anterior, se hace más palpable el sentimiento de que Thorgal no encaja entre los suyos. Su no pertenencia al pueblo junto al que se ha criado se convierte precisamente en una clave a desvelar en este álbum, en el que la consideración del guerrero como bastardo entre sus gentes es apreciable constantemente, tanto por la actitud de reserva con que le tratan como por su propia forma de comportarse dentro del grupo.

Rosinski nos hace espectadores de una sucesión de escenarios eternamente nevados, en los que imperan el frío, el hielo y la tempestad, como no podía ser de otra forma, si atendemos simplemente al título de este número. Pero la isla de los mares helados, a la que eventualmente llegarán tanto Bjorn como Thorgal tras los pasos de Aaricia, esconde un secreto mucho más intrincado de lo que las apariencias parecen indicar en un principio.

Cuando Thorgal se topa con los slugs, una suerte de esquimales, y estos solicitan su ayuda para librarse de la servidumbre que los mantiene sujetos a una poderosa estirpe, a la que ellos llaman los dominantes, entre cuyos miembros se halla el captor de Aaricia, lo que convierte de algún modo la misión de estos hombrecillos en la suya propia, no puede ni sospechar que en ese desolado lugar se hallan las respuestas al misterio de sus orígenes. Es ahora cuando el plan inicial de Slive quedará al descubierto en unas reveladoras declaraciones y giro sorprendente de la trama: la pertenencia de Thorgal al pueblo de las estrellas y su procedencia de una expedición alienígena fallida, que ha condenado a sus integrantes a quedar atrapados en este mundo. Aunque Thorgal no de crédito a lo que escucha, la semilla ya ha sido sembrada y en lo sucesivo calará hondo en su mente a medida que se produzcan determinados encuentros.

El lector que desconociera los derroteros que sigue la colección puede sentirse un poco abrumado al observar la entrada del componente ciencia-ficción, que va a ir implícito a lo largo de toda una historia aparentemente fantástica, pero pronto comprobará que esta mezcla de géneros está perfectamente urdida por la imaginación de Van Hamme, por lo que nunca va a conducir a situaciones incongruentes ni vacuidades. La presentación de este 'pueblo de las estrellas', que a menudo se nos semejará cruel, como ocurre en esta misma aventura, tenía que darse desde este momento, ya que va a definir y explicar muchos rasgos que en adelante nos encontraremos en la figura de Thorgal y en las situaciones que se produzcan en su vida.

Como nota curiosa, es significativo el sueño que tiene Thorgal cuando ha sido abandonado a su suerte por los vikingos junto a Bjorn, pues esa sensación de destruir lo que toca o malograr cuanto le rodea va a acompañar al héroe la mayor parte de su existencia.

Quiero hacer hincapié en que el dibujo aún por perfeccionar de Rosinski, como continuación inmediata del primer volumen, no debe desanimar al lector, en una historia en la que el argumento aleja toda duda sobre la calidad de esta obra desde sus comienzos.

Thorgal (I): La maga traicionada

Rosinski - Van Hamme (1980)
Norma editorial. Colección Pandora nº 41
Edición original: La magicienne trahie

Atención: este artículo puede revelar detalles sobre el argumento.

Thorgal, el joven bardo de la tribu de los vikingos del norte, ha sido condenado a morir ahogado, sujeto a una piedra de sacrificios. Su delito: haberse enamorado de la hija de Gandalf, rey del clan, y ser correspondido por ésta.

Marcado en el rostro para siempre por la ira de Gandalf el Loco, Thorgal se ve enfrentado a una muerte tan cruel como incierta, ya que su llamamiento a Odín clamando venganza encontrará como respuesta la llegada de la misteriosa Slive: una mujer de cabellos rojos como el fuego y un ojo ciego vendado, acompañada por su fiel lobo Sharn, que no se separa de su lado. En realidad Thorgal aún no lo sabe, pero la injerencia de los dioses en su vida va a convertirse desde este momento en una constante.

Slive promete liberar al trovador si este le ofrece a cambio un año de vida a su servicio. Cuando Thorgal, demasiado impotente en esos terribles instantes para poder pactar otra cosa, accede a su propuesta, no imagina los planes que la enigmática mujer tiene en mente para él.

Así dan comienzo las andanzas de Thorgal Aegirsson en una historia en la que van a aparecer tanto seres fantásticos, imprimiendo ese carácter a la serie desde el principio, como otros aspectos propios del marco en que se encuadran, al menos en estas primeras aventuras: un viaje por las duras e inclementes tierras nórdicas, en las que tan normal puede ser tener que enfrentarse a un gigante que protege el remoto santuario que guarda un extraño artefacto, como a los forajidos salvajes de las montañas, los Baalds, en una aventura de venganza personal, de la cual Thorgal va a ser artífice e instrumento a la vez.


Es muy gratificante observar que Van Hamme, desde el inicio de la serie, nos ofrece un buen repertorio de detalles bien documentados que tienen que ver con la cultura que envuelve la historia, en la que por tanto no faltan referencias al mundo mitológico, con dioses como Odín, Thor o Frey que tan presentes están en la vida de aquellos que les rinden culto, así como acontecimientos más cotidianos referidos al folklore nórdico: la celebración de la festividad del Joll, por ejemplo, organizada por Gandalf el Loco y sus hombres, coincidiendo con el solsticio de invierno, o la camaradería en la lucha contra un enemigo común, olvidando temporalmente viejas rencillas, pasando por la unión de estos pueblos al mar.

Los personajes dan sus primeros pasos en el desarrollo del carácter que va a formar parte de su personalidad. Tenemos a un Thorgal que ya da muestras de sus deseos de una vida plácida, con independencia de un claro dominio de las armas, y a una Aaricia que, tras la inicial renuncia al ser amado por imposición de su progenitor, no duda en mostrar señales de intrepidez que hacen que se le perdone un cierto exceso de apocamiento.

Estos primeros números están marcados en el apartado gráfico por un Rosinski correcto, pero que aún no ha desarrollado todo su potencial, el cual se irá plasmando en sucesivos números de la colección. El color también está todavía muy lejos de los sutiles matices que adornarán futuras entregas de la serie.

Slive, personaje intrigante sin duda, la reina de la legendaria isla de los mares helados, que volverá a sus dominios al verse traicionada por Thorgal cuando éste rompe su promesa, negándose a cumplir sus designios, tendrá mucho que decir en el segundo número de la colección, verdadera piedra angular del ciclo que componen los primeros álbumes.

Este primer volumen incluye una historieta corta (Casi el paraíso...) que sirve para definir aún más la personalidad libre de Thorgal. Encerrado en un glaciar atemporal por un accidente fortuito mientras cabalga por las montañas del norte en pleno invierno, Thorgal ve cómo se le ofrece la posibilidad de una existencia ausente de calamidades, hambre, enfermedades e incluso los efectos del paso de los años. Pero todas las promesas que las hermanas Ingrid y Ragnhild, las atractivas moradoras de este lugar fuera del mundo, ponen a su alcance no son para nuestro protagonista más que una jaula de oro. Cuando la posibilidad de regresar se dibuja en el horizonte, de manos de la menor de las hermanas, Skadia, la esperanza parece renacer, aunque haya que afrontar peligros y dificultades en el camino de vuelta. Y es que a veces ese anhelo de libertad, como el que personifica la 'joven' Skadia (cuyo nombre muy probablemente sea una reminiscencia de Skadi, la diosa del panteón nórdico que representaba las cumbres nevadas y adoraba la independencia) puede ser suficiente para arriesgar lo que nos es más preciado, la propia existencia, y ponerlo en juego ante la sóla posibilidad de volver a contemplar la luz del sol...

sábado, 15 de diciembre de 2007

Breve historia de los vikingos

'A furare normannorum liberanos Domine' (De la furia de los hombres del norte, líbranos Señor).

Siempre me ha sorprendido esta expresión que pasó a convertirse en la nueva plegaria de monasterios y conventos durante los siglos VIII a XI ante la amenaza de los temibles vikingos. Uno llega a preguntarse sobre la magnitud de los acontecimientos que pueden llevar a incorporar semejante súplica a los rezos diarios. Una frase que denota la apreciación que de ellos se tenía en la Europa cristiana altomedieval, pero que ni mucho menos sintetiza la aportación a la historia de la fecunda civilización nórdica.


La lectura de este libro de Manuel Velasco, incansable estudioso, viajero e investigador de la cultura vikinga, me ha venido de perlas para documentarme de una forma un poquito más profunda en algunas de mis últimas incursiones en el tema ya sea a través de libros, comics o películas. Incluido en la colección 'Breve historia...' no pretende ser un ensayo exhaustivo docente, sino uno de esos entretenidos libros divulgativos que nos permiten conocer de una forma amable algunos pasajes de la historia como aquellos con los que nos deleitaba el reciente y tristemente fallecido Juan Antonio Cebrián, director de esta colección (que es otro de los legados del añorado locutor nocturno).

La obra comienza desterrando viejos mitos y creencias para abordar de una forma seria pero amena la contribución de los vikingos a la historia. De este modo, ya nos podemos ir olvidando de esa idea de pueblo exclusivamente guerrero (pues destacaron enormemente en facetas tan distintas como navegantes, granjeros, artesanos, colonizadores y mercaderes, por mencionar algunas), pertrechados de cascos con cuernos (que sólo utilizaban para beber y nunca llevaron sobre sus yelmos) a los que se tilda por igual como 'vikingos'. En realidad, este término sólo era aplicable para aquellos que decidían embarcarse en expediciones de asalto, y por tanto, se queda muy incompleto para definirlos.

Esta imagen negativa que nos ha trasmitido la historia desde aquel famoso episodio del monasterio inglés de Lindisfarne queda matizada cuando, a través de un Thorstein cualquiera -es decir, examinando junto al autor la evolución del día a día durante el periodo vikingo de un jarl (o jefe de clan) ficticio que pudo habitar, como muchos otros, los territorios escandinavos, comprobamos que su cotidianeidad en realidad no distaba mucho de la que se pudiera llevar en otras regiones 'más civilizadas' de Europa. A la vez que cuidaban de sus granjas y sus reses, no dejaban de cultivar buenos usos como la hospitalidad para con sus vecinos, la higiene, las celebraciones religiosas de todo tipo y el mantenimiento de una sociedad que, no por estratificada, debiera tener peor consideración que la de sus contemporáneos del sur (los thralls o esclavos estaban mejor tratados y las mujeres gozaban de ciertos beneficios, propiedad privada y divorcio incluido, impensables para esa época en otros lugares). Si a esto añadimos una cultura muy rica, con sus propias sagas y relatos poéticos, una escritura rúnica bien desarrollada incluso de aplicación para cuestiones mundanas, una forma de imponerse leyes y costumbres bajo la Asamblea o Thing y una concepción del mundo sobrenatural perfectamente diseñada, enseguida nos damos cuenta de lo equivocado que puede estar quien etiquete a esta civilización de bárbara.

Es verdad que los asaltos y ataques a las costas europeas fueron una práctica común durante las correrías que llevaban a cabo en la época estival, siempre a bordo de sus impresionantes langskips, más conocidos como drakkars (sus barcos más populares, pero no menos numerosos que los knars que usaban para el comercio o el descubrimiento de nuevas tierras). Pero ello no fue sino el resultado de la superpoblación, debida en parte precisamente a la prosperidad que alcanzaron, y a un recrudecimiento de sus condiciones de vida. Es decir, como recurso o válvula de escape ante ciertas dificultades, y no necesariamente en una modalidad más cruel que otras prácticas habituales de la época.

Barco vikingo de Gokstad

Si analizamos su faceta de comerciantes es sorprendente comprobar que abrieron las rutas de comercio más largas de aquellos tiempos, que llegaban desde Constantinopla, y aún Bagdad, hasta Groenlandia. Y como viajeros y colonizadores ya sabemos que no tenían rival: cuando su asentamiento en territorio inglés era un hecho (allí establecieron el famoso danelag) ya estaban presentes también en Irlanda, las islas del Atlántico norte (Orcadas, Feroe, Shetland) e Islandia (único estado europeo medieval carente de autoridad real, a modo de una primitiva república). Naturalmente ahí no quedaría la cosa: los que optaron por tomar las rutas del este (sobre todo los suecos, más orientados a la colonización que a la guerra, y a los que se conocería como varegos) fundarían importantes ciudades a lo largo de la cuenca del Dniéper en lo que se puede considerar la semilla del futuro imperio ruso. Y desde Islandia se empezarían a aventurar en los desconocidos mares del oeste hasta llegar a Groenlandia, la 'tierra verde', (en una inusual campaña publicitaria a cargo de Erik el Rojo), donde levantaron varias prósperas colonias. Desde aquellos aislados lugares, el paso a las costas de Labrador y la isla de Terranova (Vinlandia para ellos), ya en el nuevo mundo, sería cuestión de poco tiempo; aunque las dificultades con los nativos complicaran las cosas hasta el punto del abandono de aquellas tierras, que no serían redescubiertas hasta varios siglos más tarde. Dentro de Europa, la insistencia de sus ataques se vería recompensada con la concesión del territorio de Normandía, lugar desde el que sus descendientes darían el salto a la conquista definitiva de Inglaterra.

Todos estos movimientos traerían inevitablemente un intercambio cultural que propició la gradual implantación del cristianismo y la feudalización sobre todo en la península de Jutlandia. Un intercambio con el que no en todo momento salieron ganando, al olvidarse casi con empeño de su rica tradición pagana y, por ejemplo, condenar a la mujer a la posición social de entonces, en una maniobra de progresiva tolerancia cero hacia las antiguas formas y creencias. Hasta sus incursiones guerreras, cada vez menos frecuentes, pasaron a convertirse en un mero asalto de extorsión sobre sus víctimas. Y en Escandinavia comenzarían a producirse movimientos de integración bajo un único rey, al modo de lo que ocurría en el resto de Europa.

Thor, con su martillo Mjöllnir,
combatiendo a la serpiente Jormungand

Una segunda parte del libro aborda todo lo relativo a la mitología vikinga y su simbolismo. De esta forma, comprobamos que a través de sus Eddas se concedieron una visión del mundo divino no menos complejo que el de la mitología griega, por ejemplo, con una concepción del apocalipsis (Ragnarok) que daría lugar a una constante renovación a partir del caos original. Hasta entonces, Odín y los suyos (sobre todo el omnipresente Thor) se prepararían para esa batalla final, eterna representación del bien contra el mal, en la que les van a acompañar los caídos valientemente en combate, einherjar, que serían recibidos en el Valhalla por Freya y sus hermosas Valkirias. Cuando llegase el momento, anunciado por el cuerno de Heimdall, todos los seres de los nueve mundos (elfos, enanos, gigantes, etc) serían convocados para esa lucha sin esperanza. Ningún ser vivo escapará de tan cruel destino, porque entre todos configuran el futuro del universo. La Edda sobre 'La muerte de Balder' y la intervención del traicionero Loki en la misma, es especialmente instructiva para dar a conocer esta curiosa historia.

Los anexos también nos ilustran sobre otras cuestiones esotéricas, como las abundantes piedras rúnicas, seres espirituales y entes protectores (landvaettir) o las peculiaridades de la magia femenina, el Seidr, como otra manifestación de las prerrogativas de la mujer en la cultura vikinga.

No podemos omitir los interesantes retazos de sagas, que los poetas se encargarían de transmitir pasando de la tradición oral a la escrita, y que salpican todo el volumen. Algunas hacen mención a esa cosmogonía que he citado, pero también las hay que narran aventuras llenas de emoción, como las de Erik el Rojo y su hijo, Leif el Afortunado, en sus viajes que les llevarían a descubrir tierras hasta entonces desconocidas. Debemos el conocimiento de muchas de estas historias al laborioso trabajo de recopilación del islandés Snorri Sturlusson.


La verdad que este libro es muy recomendable para los que quieran ahondar en el conocimiento del mundo vikingo, y está lleno de curiosidades que no dejan indiferente, como los relatos sobre los siempre enigmáticos y temibles berserkers, las hazañas de Harald Bluetooth (sí, el apellido de este danés serviría para apodar siglos más tarde la tecnología móvil) o el paso de los vikingos por la península ibérica. Ojalá el Bifrost siga abierto durante muchas centurias y nos permita adentrarnos en este universo inagotable que constituye la cultura nórdica.

Más información en Territorio Vikingo, web del autor.

Breve Historia de los Vikingos, de Manuel Velasco,
presentado por Juan Antonio Cebrián
para la colección 'Breve historia...',
está publicado por la editorial Nowtilus.


sábado, 8 de diciembre de 2007

Leyenda Élfica: El bosque en llamas


Quería inaugurar esta sección con el primer título de una interesante serie que resucita el otrora prolífico género de los librojuegos. Sin duda los librojuegos, esta especie de aventuras interactivas predecesoras del rol (que sería su propia evolución y condena), tuvieron su época dorada durante los años 80 y principios de los 90. Sin embargo, la colección Leyenda Élfica nos propone volver a tomar los dados y el lápiz, poniéndonos al frente de una aventura que se nutre de los buenos recuerdos de estos libros del pasado, sin dejar por ello de ofrecer un relato fresco y novedoso, que ha sabido impregnarse de muchos de los mejores aspectos de otros títulos pero que guarda su propia identidad.

Leyenda Élfica surge como un proyecto personal de su autor, Jose Luis López Morales, desde su visión como lector habitual de librojuegos. Si bien hace pocos años pudimos asistir a una tentativa -mal conducida- por retomar las antiguas colecciones de Lobo Solitario y Lucha ficción que acabaron en un rotundo fracaso (en gran parte, por errar en la conservación de aspectos originales de estos títulos, que nunca deberían haber sido cambiados), gracias a Leyenda Élfica se aporta el necesario hálito a un género que sigue contando con sus incondicionales, no demasiado numerosos hoy día pero sí muy fieles al mismo. Porque, quizá sin la intensidad de otros tiempos, existe un interés por preservar el valor de estos libros que tan a menudo han propiciado esa sensación de dejar volar la imaginación al emplazar al lector como protagonista de sus páginas.

La editora 'NoSoloRol' (NSR) apuesta así por una serie de fantasía en un estilo puramente épico que enseguida nos introduce en la acción y que desenvuelve un argumento bien tramado, al desplegar un mundo propio, en el que las razas y criaturas, las batallas, los escenarios y los enemigos a batir nos recuerdan inevitablemente a Tolkien. Pero que nadie se eche las manos a la cabeza al pensar que estamos ante la enésima adaptación de una historia demasiado conocida. Porque una de las virtudes de Leyenda Élfica es la de haber sabido hacer acopio de esta herencia fantástica, tomando además lo mejor del género de los librojuegos bajo el que se presenta, pero guardando un sabor propio y concediendo un homenaje a la vez, como nos revela su propio autor, a las que han sido su fuente de inspiración (El bosque en llamas nos traerá a la memoria inevitablemente el Huída de la oscuridad de Joe Dever para su serie de Lobo Solitario, al que Jose Luis hace un guiño intencionado que no escapará a los jugadores de la mítica colección de Altea).

El argumento.

Esta primera aventura nos mete de lleno en la piel de un príncipe elfo que, lejos de cualquier imagen altiva que nos pueda sugerir, forma parte de un cuerpo de exploradores del bosque de Litdanast, hogar de una civilización que languidece por momentos tras los estragos del pasado y que lentamente cede su lugar en el mundo, muy a su pesar. Los elfos de L. Morales tienen un aspecto más salvaje, menos refinado, como resignados a su propia decadencia. De esta forma, asisten a la amenaza que se cierne desde el norte en forma de invasión de las temibles criaturas del Rey Dios en el mundo de Valsorth. Aislados del resto de estirpes parece imposible que puedan hacer frente a tal peligro. Todo parece indicar que tendrán que tomar importantes decisiones sobre su propio destino si no quieren verse abocados a desaparecer. La aventura empieza como una carrera de fondo en la que, abandonando a su propia partida de batidores, el joven príncipe tendrá que convertirse en heraldo ante su propio pueblo de un mal que acaso ya no tengan manera de evitar. En esa precipitada huída, será el lector quien tome las riendas de las decisiones que adopte el personaje, considerando el camino más rápido y seguro para llegar a su hogar y comunicar las malas nuevas. Por el camino, combates (con numerosos y muy diversos enemigos) y enigmas pondrán a prueba nuestra destreza e ingenio.

Creando el personaje. Reglas de juego.

En cuanto a las reglas de juego, hay que destacar que ha supuesto un acierto esa mirada retrospectiva sobre otras colecciones de librojuegos. Mucho hubieran tenido que aprender los famosos Lucha-ficción de un sistema tan bien elaborado como el de Leyenda Élfica, pero que no deja por ello de ser sencillo e intuitivo. Tenemos las características, más o menos comunes en estos juegos, de Fuerza, Constitución y Agilidad, que van a definir otros importantes valores de nuestro personaje, como la Resistencia y las puntuaciones de Combate (Ataque y Defensa) a través de un método equilibrado de atribución de puntos. Podremos elegir además nuestro Equipo de partida, que naturalmente se irá ampliando a medida que juguemos la aventura, y una serie de habilidades de las que queramos que disponga nuestro personaje entre una lista disponible (acorde con la naturaleza del protagonista y la raza a la que pertenece). El sistema de Combate es simple pero efectivo, sin caer en la monotonía de la sustracción de un número fijo de puntos. Además, se incluyen reglas adicionales al combate, muy fáciles de aplicar, que lo hacen más dinámico y entretenido, y no convierten las luchas en un mero trámite para pasar de sección.

Un punto a favor de esta colección es la correcta traslación de elementos propios del rol al sistema de reglas (teniendo en cuenta las limitaciones lógicas de un librojuego), con chequeos de características para pasar determinadas pruebas, a veces un tanto exigentes, y otros modificadores sobre estos aspectos y la forma de lucha. También un original método de registro de las situaciones por las que ha atravesado nuestro personaje mediante una lista de palabras clave que, a modo de recordatorio, nos van a permitir incluso en entregas posteriores llevar la cuenta de encuentros relevantes o acontecimientos que pueden influir en el futuro desarrollo de las acciones a considerar.

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Como ya hemos dicho, Leyenda Élfica bebe de otras obras del género que han influído en mayor o menor medida en su estructura y argumento. Por eso, es fácil identificar, por poner algunos ejemplos, la lista de habilidades posibles que le son propias a nuestro personaje con la de disciplinas del Kai de Lobo Solitario, pero adaptadas al explorador elfo que vamos a encarnar. O el sistema de lucha basado en el excedido de puntos sobre un valor de defensa dado, propio de La Búsqueda del Grial, y que aquí se ha mejorado con esas reglas avanzadas de combate tan apropiadas. No aprovechar ese conocimiento que nos brindan las series de éxito precedentes hubiera sido una torpeza por parte del autor, que además nos obsequia con otras aportaciones provenientes de títulos aquí desconocidos, como Fabled Lands.

En el aspecto gráfico, casi inherente al género (son pocos los librojuegos que carecen de ilustraciones) el resultado es bastante correcto. Emiliano Álvarez Villani ha sabido captar la naturaleza salvaje de los elfos y esa sensación de constante persecución y huída que marca esta primera entrega de la serie. Y, por lo que se nos ha anticipado del segundo número de la colección, su trabajo para la misma ha mejorado. Además, el libro está salpicado de otras pequeñas ilustraciones que hacen más agradable el salto entre páginas y ayudan a elevar el nivel de detalle de esta cuidada edición de NSR dentro de su línea 'Singular'.


En resumen, con Leyenda Élfica estamos ante una serie de librojuegos en la que indudablemente su principal baza es la jugabilidad, aspecto este reforzado por el hecho de que la aventura da bastante de si, al contar con un nivel de dificultad que nos obligará seguramente a realizar varios intentos para llevar a buen término la misión que se nos encomienda, pero sin caer en frustrantes repeticiones, gracias a un árbol de opciones bien elaborado. Quizá el argumento de El bosque en llamas no sea el más original que se haya desarrollado para un librojuego, y esta sea la principal crítica que se le pueda achacar, pero salida de la inquieta imaginación de su autor, al que se le nota la impronta de jugador de este tipo de historias, nos permite disfrutar de todos aquellos elementos que a un buen aficcionado al género del rol y afines le gustaría encontrarse en un libro de estas características.

El segundo número de la colección, titulado El emisario, acaba de publicarse hace unas semanas, y nos adentra con mayor profundidad en las andanzas del hijo menor del rey elfo Gerahel continuando las aventuras que le llevarán a recorrer el mundo de Valsorth, del que afortunadamente aún nos queda mucho por descubrir. Además, Jose L. López Morales ha publicado también con NSR el librojuego Ángeles caídos, esta vez acudiendo a un estilo de thriller de corte policiaco, basado en el juego de rol Slang. Podéis encontrar reseñas de estos títulos, así como una completa entrevista al autor, en el blog de La fortaleza de Manpang.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Geralt de Rivia y el último deseo

Que la narrativa fantástica actual está cambiando y moviendo las barreras que la encasillaban es ya un hecho. Marcando distancias de los consabidos tópicos de herencia tolkiana están apareciendo nuevas series, cuyo máximo exponente quizá sea la Canción de Hielo y Fuego de George R. Martin, pero también en buena medida la obra que nos ocupa.

Geralt de Rivia es una serie de literatura fantástica atípica, en la que los héroes (o especialmente el antihéroe protagonista: el brujo Geralt) no lucen brillante armadura ni despiertan la admiración de sus contemporáneos. Dentro del mundo en el que se desarrollan estas novelas hay magia y seres fantásticos, pero lejanos del perfil clásico que se suele mostrar en la literatura de este tipo. Y la vida de sus personajes es mucho más cruda, sucia y realista de lo que estamos acostumbrados a ver. El resultado es una novela que encandila desde el primer momento gracias a sus tramas bien urdidas y a la cercanía de sus diálogos, magníficamente bien trabajados. La originalidad y la imaginación son sus señas de identidad.

Entrando en el argumento, Geralt de Rivia es un brujo mutante que se gana la vida al servicio del mejor pagador eliminando bestias y todo tipo de criaturas, a menudo realmente terribles, que amenazan a una comunidad o a los intereses particulares de los clientes de este singular mercenario. Pero cuando Geralt interviene no lo hace necesariamente por una buena causa (de hecho, la mayoría de las ocasiones no lo es), pues en este personaje, cínico y pagano, desalentado de la humanidad, pero no por ello carente de escrúpulos, por más que se empeñe en no seguir código ético alguno, se aprecia que ha sufrido demasiadas veces en su propia persona el desprecio y el rechazo, pasando a convertirse él mismo en el monstruo a evitar cuando el entuerto en cuestión queda deshecho. Con sus espadas a mano (la de plata para bestias, la de acero para hombres, a menudo estos más peligrosos que los anteriores) Geralt prosigue su camino en un mundo ingrato que agoniza, a pesar de que gracias a sus acciones pudiera parecer cada vez un sitio más seguro, con lo que ello implica en contra de su propio negocio o manera de sobrevivir.

Andrzej Sapkowski ha sabido reflejar en una prosa impecable y directa, sin recurrir a florituras innecesarias ni a las grandilocuencias que suelen ir parejas a esta clase de literatura, una historia que atrapa al lector desde los primeros párrafos. Esto se ve coronado en el caso de la edición española por una soberbia traducción de la obra desde su polaco original a cargo de Jose Mª Faraldo, criticado por algunos en lo que, sin embargo, a mi me parece un acierto: no obviar las formas en desuso, los vulgarismos o las expresiones coloquiales de los personajes, ni suavizarlos, sino mantenerlos en la medida de lo posible y adaptarlos al castellano en los momentos que no queda otra opción, pero siempre de un modo magistral. Gracias a su trabajo, los diálogos mantienen toda la fuerza que Sapkowski les imprime, poniendo en boca de los personajes de ambientes más rurales las expresiones de las que nos podemos imaginar que hacen gala; o en la de aquellos que ostentan cierta posición toda la procacidad de la que son capaces.

Un aspecto muy importante a destacar de esta serie es su labor de reinterpretación de multitud de cuentos y leyendas tradicionales (de esos que todos hemos oído en tantas ocasiones y que la factoría Disney se ha encargado de transmitirnos de una forma edulcorada), desde una perspectiva libre de prejuicios, llana y realista, a menudo cruel, en la que 'los buenos' no lo son tanto y 'los malos' se convierten en víctimas dignas de verdadera compasión. Estas reinvenciones dentro de la historia principal son sublimes. Es muy agradable también encontrar en la saga de Geralt de Rivia, además del recurso mencionado, todo un acervo de la cultura mitológica centroeuropea, con un bestiario particularmente rico (a veces captado directamente de esta cultura, otras veces surgido de la prolífica mente de Sapkowski con nombres inverosímiles) que huye de la herencia anglosajona que en este sentido nos vienen legando tan frecuentemente los libros de 'dragonadas' y similares, vacíos más allá de la finalidad del mero entretenimiento. Esto también se refleja en la concepción de la magia que existe en esta obra, más chamánica que fabulosa. Aunque no todo tiene este carácter imaginario dentro de la narración, porque en sus páginas se abordan temas tan dispares y que nos son tan cercanos como la corrupción política, la decadencia de las civilizaciones o la relación entre personas muy distintas pero condenadas a entenderse.

Las aventuras de Geralt de Rivia se han agrupado en siete volúmenes, de los que por el momento han sido publicados en español hasta el sexto. Los dos primeros tienen la particularidad de estar formados por un compendio de relatos, más o menos cortos, que permiten al autor introducir a los personajes, así como hechos cruciales que tendrán gran importancia posteriormente a lo largo de sus vidas. Con estos precedentes, a partir del tercer libro se desarrolla un argumento continuado. Esta forma de presentar la historia es muy apropiada para el lector que quiera 'probar suerte' con estos libros leyendo los dos primeros, aunque lo más probable es que le acabe cautivando lo suficiente como para querer continuarlo hasta el final.

Por lo que respecta al primer título, 'El último deseo', se compone de los siguientes relatos: El brujo, La semilla de la verdad, El mal menor, Cuestión de precio, El confín del mundo y el que da nombre al libro, El último deseo, (todos muy buenos) acompasados por varios interludios que unen la historia, hilando las tramas temporales con gran tino. Los cuentos de este volumen son dignos ejemplos de esa hábil y curiosa forma de transmisión del folklore a la que antes aludía. Con unos personajes secundarios, los pocos a los que la compañía de Geralt resulta agradable, pero también aquellos que le temen o le odian -así como los que le aman- poseedores de una personalidad y psicología perfectamente desarrolladas (en concreto, me encantó el sereno juicio de la sacerdotisa Nenneke y la honesta jovialidad del bardo Jaskier).

El último deseo (La saga de Geralt de Rivia, nº 1)
está publicado por la editorial Bibliópolis

Habiendo leído hasta la fecha tan sólo este primer volumen, creo que puedo afirmar, sin considerar que se trate de una temeridad, que Geralt de Rivia se ha convertido en una obra imprescindible para cualquier aficcionado al género fantástico. Lo prueba el hecho de que cuente con multitud de seguidores en las varias lenguas en que ha sido traducida hasta el momento, amen de algunas versiones cinematográficas (en su polaco natal, eso sí), juegos diversos, una adaptación al comic y el furor que provoca cada nueva entrega allí donde se publica. Estoy seguro de que las buenas sensaciones que me ha causado El último deseo se prolongarán con la lectura del segundo libro, La espada del destino, que espero iniciar pronto.

domingo, 2 de diciembre de 2007

X Edición de Expocomic

Como ya anticipé, ha tenido lugar de nuevo la cita anual con el Expocomic, que estos días cumplía su 10ª edición. Cada año parece haber una mayor afluencia de gente, lo que me hace suponer que el pabellón de convenciones de la Casa de Campo, que tan idóneo pudiera pensarse hace tres o cuatro años, empieza a dejar de serlo. En realidad, nunca ha estado todo lo bien acondicionado que se podría desear, pero este año entre estrecheces y calores se ha notado más. No sé si la nota positiva de esto pueda ser un futuro traslado a los recintos feriales.

Siendo de los pocos acontecimientos relativos al mundo del tebeo de los que podemos disfrutar (sí, aun estando en Madrid), casi parece inexcusable la asistencia. Sin embargo, es un salón del comic con importantes carencias -a años luz de grandes acontecimientos como Angoulême. Las actividades se nos antojan escasas y desorgarnizadas, las charlas y talleres demasiado improvisados. Los turnos de las sesiones de firmas resultan un enigma que no se resuelve hasta acudir allí y comprobar que no has llegado a tiempo para algún autor a quien esperabas encontrar (segundo año consecutivo que me quedo sin firma de Pedro Camello... sigh!). Huelga decir que a Crisse ni le vi.

En cualquier caso, siempre hay algo por lo que merece la pena pasarse (a pesar de que, cada vez más, todo parece estar centrado en la venta a destajo -subproductos incluídos- en los stands de las editoriales y tiendas, en detrimento de la divulgación del fenómeno del comic por si mismo).

Así, el sábado nos dejó la entrega de premios en las categorías correspondientes, entre las cuales había alguna grata sorpresa. Porque, entre tanto nominado por generalidades de superhéroes (que, respetando los gustos de una inmensa mayoría, a mi nunca me han llegado a interesar demasiado) nos encontramos con el galardón a 'Mejor guionista nacional' para Jordi Bayarri, por su serie 'Entre tinieblas'. Bravo por ese merecido premio a una serie de fantasía heroica muy lograda, que va creciendo poquito a poco y a la que espero que esta distinción ayude a consolidar (en las próximas semanas podréis leer el artículo que tengo intención de dedicar a la serie). Majo como siempre, de él sí pude conseguir un par de dibujos en mis dos últimos 'Entre tinieblas' (gracias, Jordi!)

Jordi Bayarri. Ganador 'Mejor guionista nacional' por 'Entre tinieblas 4'.

La editorial Aleta está de doble enhorabuena al ser laureada igualmente, en la nominación a 'Mejor obra española', con el álbum 'Waldemar Daninsky' de Paul Naschy y Javier Trujillo. Mis felicitaciones a Javier (disparidad de opiniones que he leído por ahí aparte) porque intuyo que habrá sido una gran recompensa a su particular lucha dentro de este mundillo.

Entrevista a Paul Naschy y Javier Trujillo, en el stand de Aleta ediciones.

El resto de premiados los podéis consultar en la web de Expocomic (con independencia de su calidad, innegable en algunos casos, no son -como he dicho- obras que encajen con mis gustos personales: que nadie se ofenda... lo mío, sobre todo, es la fantasía). Me queda la espina clavada de que Pedro Camello no se haya alzado con el premio a 'Mejor dibujante nacional'. Es una pena, porque me gusta muchísimo su trabajo, tanto para 'Treyes', por la que estaba nominado, como en su posterior 'Guido el Negro' (ambas también tendrán su futura reseña en este blog). Dadas las temáticas del resto de candidatos en esta categoría, para mí, Pedro era la única opción. Decepción nuevamente en el fallo a 'Mejor dibujante internacional', donde mi adorado Rosinski resulta descartado (a ver si repite otro año y así de paso viene de visita por aquí).

Entre las exposiciones, me pareció interesante la de Tirso Cons, que fue de las pocas que me pude detener algo para observar, con el permiso de los incondicionales del cosplay, que usaban en parte la galería para cambiarse. Por lo demás, algunas compras (menos de las que pensaba en un principio: y es que, ante estos agobios, casi que mejor comprar en la comiquería habitual) y poco más.

Una perspectiva desde la galería de exposiciones.

En definitiva, ha sido un Salón muy mejorable pero al que aún así el año que viene seguramente acabaré por repetir asistencia (sobre todo por los encuentros con los autores), confiando en que se mejoren los aspectos mencionados (y ya de paso, toparme con menos superhéroes y manga -este último, cada vez más abundante y de dudosa calidad, me parece- y más comic nacional y extranjero de fantasía).

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