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domingo, 16 de diciembre de 2007

Thorgal (II): La isla de los mares helados

Rosinski - Van Hamme (1980)
Norma editorial. Colección Pandora nº 42.
Edición original: L'ille des mers geles

Atención: este artículo puede revelar detalles sobre el argumento.

Con Gandalf el Loco a salvo, después de que Thorgal renuncie a arrebatarle la vida, desligándose así de la promesa de obediencia que le unía a la maga Slive, éste no tiene más remedio que acceder como muestra de su gratitud a que tenga lugar la boda entre Thorgal y Aaricia. Pero en el día de la celebración, Aaricia es secuestrada por las criaturas aladas al servicio de un extraño personaje cuyo rostro se halla cubierto por completo por un yelmo astado: el Señor de las tres águilas.

Enseguida se pone en marcha una partida de guerreros en busca de la princesa vikinga hacia los territorios helados del norte, en la que obviamente se embarca Thorgal, pero que está dirigida por Bjorn, el hermano de Aaricia. Sin embargo, un inesperado motín a bordo hará cambiar el rumbo del rescate.

En esta segunda entrega, continuación inequívoca de los hechos que acontecen en el número anterior, se hace más palpable el sentimiento de que Thorgal no encaja entre los suyos. Su no pertenencia al pueblo junto al que se ha criado se convierte precisamente en una clave a desvelar en este álbum, en el que la consideración del guerrero como bastardo entre sus gentes es apreciable constantemente, tanto por la actitud de reserva con que le tratan como por su propia forma de comportarse dentro del grupo.

Rosinski nos hace espectadores de una sucesión de escenarios eternamente nevados, en los que imperan el frío, el hielo y la tempestad, como no podía ser de otra forma, si atendemos simplemente al título de este número. Pero la isla de los mares helados, a la que eventualmente llegarán tanto Bjorn como Thorgal tras los pasos de Aaricia, esconde un secreto mucho más intrincado de lo que las apariencias parecen indicar en un principio.

Cuando Thorgal se topa con los slugs, una suerte de esquimales, y estos solicitan su ayuda para librarse de la servidumbre que los mantiene sujetos a una poderosa estirpe, a la que ellos llaman los dominantes, entre cuyos miembros se halla el captor de Aaricia, lo que convierte de algún modo la misión de estos hombrecillos en la suya propia, no puede ni sospechar que en ese desolado lugar se hallan las respuestas al misterio de sus orígenes. Es ahora cuando el plan inicial de Slive quedará al descubierto en unas reveladoras declaraciones y giro sorprendente de la trama: la pertenencia de Thorgal al pueblo de las estrellas y su procedencia de una expedición alienígena fallida, que ha condenado a sus integrantes a quedar atrapados en este mundo. Aunque Thorgal no de crédito a lo que escucha, la semilla ya ha sido sembrada y en lo sucesivo calará hondo en su mente a medida que se produzcan determinados encuentros.

El lector que desconociera los derroteros que sigue la colección puede sentirse un poco abrumado al observar la entrada del componente ciencia-ficción, que va a ir implícito a lo largo de toda una historia aparentemente fantástica, pero pronto comprobará que esta mezcla de géneros está perfectamente urdida por la imaginación de Van Hamme, por lo que nunca va a conducir a situaciones incongruentes ni vacuidades. La presentación de este 'pueblo de las estrellas', que a menudo se nos semejará cruel, como ocurre en esta misma aventura, tenía que darse desde este momento, ya que va a definir y explicar muchos rasgos que en adelante nos encontraremos en la figura de Thorgal y en las situaciones que se produzcan en su vida.

Como nota curiosa, es significativo el sueño que tiene Thorgal cuando ha sido abandonado a su suerte por los vikingos junto a Bjorn, pues esa sensación de destruir lo que toca o malograr cuanto le rodea va a acompañar al héroe la mayor parte de su existencia.

Quiero hacer hincapié en que el dibujo aún por perfeccionar de Rosinski, como continuación inmediata del primer volumen, no debe desanimar al lector, en una historia en la que el argumento aleja toda duda sobre la calidad de esta obra desde sus comienzos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

este segundo volumen,cierra perfectamente al primero y deja muchas posibles vias a distintos guiones para el futuro,que afortunadamente desconozco y no se hacia donde iran.
la serie ya me tiene enganchado y eso que con toda seguridad,lo mejor esta por venir en futuros albunes.

tan solo dos pequeñas pegas a rosinski.la primera,se trata sobre el personaje llamado el señor de las aguilas,cuya identidad y fisonomia es intentar encubrirla(en principio) por van hamme,pero a la que rosinski "traiciona" a la logica dibujandole manos masculinas en la en la pagina 18.

la segunda,es la ultima pagina del comic,en donde la clara intencion de van hamme era dar "alas" a esos barcos para crear una metafora visual sobre los barcos y las estrellas aunando dos mundos,y que no esta muy conseguida por rosinski.
y ahora ,a por el tercero...

Jolan dijo...

No te quepa duda, lachlan, que la calidad de la serie va a ir creciendo enormemente, ya lo verás. ¡Me alegra mucho que te hayas enganchado!

Oye, y muy observador por tu parte las dos cosas que apuntas. Creo que no me había percatado de lo de las manos. Le echaré un ojo al álbum para fijarme sobre ese detalle en concreto. Al ser los primeros tomos, es lógico que Rosinski no estuviera tan agudo aún.

Me encantan este tipo de comentarios porque enriquecen cualquier reseña que pueda hacer sobre los números que componen la colección, así que ya sabes, curiosidades de este tipo, no dudes en comentarlas por aqui!!

Saludos ;)

Enrique Jaramillo dijo...

Por supuesto, Rosinski aun no esta en su punto, pero es precisamente el progreso a lo largo de la serie, aunado a la cada vez mas intrincada cosmogonia de Throgal lo que hace maravillosa esta serie.
Un poco desolador el final, pero me fascina la estocada final del guión, al mostrar el caracter firme del personaje, su ruptura con la perspectiva casi enloquecedora que se le ha abierto inmediatamente antes, al encumbrar lo verdaderamente valioso en esa frase de Thorgal "(no aspiro mas que a...) vivir feliz... bajo las estrellas."

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