Norma editorial. Colección Pandora nº 51
Edición original: La galère noir
Edición original: La galère noir
Atención: este artículo puede revelar detalles sobre el argumento.
Tras la historia de la isla de los mares helados y el álbum de transición del país de Aran, se inicia el que se ha dado en llamar el ciclo de Brek Zarith, que constituye el primer arco argumental dentro de la serie, dividido en tres tomos.
Thorgal y Aaricia parecen haber encontrado un lugar donde asentarse y vivir a gusto, al menos provisionalmente, hasta que nazca el niño que Aaricia está gestando (¡el primer niño en camino!). Pero, ante la perspectiva de una vida apacible en una perdida aldea de campesinos, y con la hospitalidad y sencillez de sus gentes y su cacique, Caleb, como escenario de fondo, la pareja quiere hacer de esta bucólica existencia una situación más duradera.
Sin embargo, como siempre en la vida de Thorgal, el curso de los acontecimientos va a venir a trastocar esa tranquilidad, esta vez por causa de las veleidades y celos de juventud de una muchacha de la aldea, enamorada de Thorgal y de la posibilidad de una vida fuera de los campos de labranza.
Despechada en sus sentimientos, no tardará en originar una situación que se tornará terrible en la que, casi sin ser consciente de cómo ha llegado a ese estado y sin tiempo para asimilarlo, Thorgal se ve separado de Aaricia y hecho prisionero en una galera de esclavos.
Forzado a ser un remero más, y metido sin saber por qué en una conspiración palaciega, Thorgal se va a convertir a bordo de esa galera en el punto de mira del ambicioso, aunque noble a su manera, Earl Ewing y del príncipe Veronar, un déspota sin escrúpulos, hijo del usurpador del trono de Brek Zarith.
Con La galera negra como inicio del primer ciclo largo de la colección, Van Hamme consigue dar un salto cualitativo en la profundización de los personajes. Cada vez nos son más cercanas las motivaciones de Thorgal y su renuencia a emplear la violencia, aunque a menudo no le quede más remedio (de hecho incluso sorprende ver que se le va la mano con una mujer). Volvemos a encontrarnos con personajes enmarcados en los tópicos comunes, como el príncipe Veronar, convertido en el villano despreciable -y grimoso, en este caso- de turno. Pero también aparecen aquí personajes más complejos, poseedores de una doble moral y más difíciles de encajar en los estereotipos, tales son así Ewing, Shaniah o Jorund el Toro (antiguo conocido de Thorgal que reaparece en esta ocasión como jefe de los vikingos del norte, sucediendo a Gandalf el Loco, padre de Aaricia, y que en anteriores apariciones no parecía guardar mucha simpatía hacia el héroe protagonista).
En este número además se resaltan algunos elementos y detalles que provienen de aventuras previas, a pesar de que sólamente vamos por la cuarta entrega de la colección. Esto es algo que también vamos a ver constantemente plasmado en aventuras sucesivas, gracias tanto a los guiones de Van Hamme (el reencuentro con los vikingos, una nueva separación forzosa de la pareja protagonista) como a algunos detalles gráficos que esconde Rosinski (basta fijarse en la llave de plomo, que en su momento le entregara la guardiana de las llaves a Thorgal y que ahora pende de su cuello).
Muy brevemente se perfila en este álbum al personaje de Galathorn, de trascendencia en posteriores entregas. Pero sin duda si hay un personaje que destaca entre los demás secundarios de este número es Shaniah (aunque esto se apreciará todavía más en su continuación). Personaje de verdadera profundidad psicológica y que va a evolucionar para, como ella misma se empeña en recordar a todos, dejar de ser una chiquilla y convertirse en una mujer adulta, al tener que asumir sus gravísimos errores y las trágicas consecuencias que acarrean.
Como no podía ser de otra forma al tratarse de un ciclo, llegamos a un final sorprendente que emplaza a la lectura inmediata del siguiente número para averiguar cómo se resuelven los hechos que se desencadenan en este, de un tinte ciertamente dramático.
Thorgal y Aaricia parecen haber encontrado un lugar donde asentarse y vivir a gusto, al menos provisionalmente, hasta que nazca el niño que Aaricia está gestando (¡el primer niño en camino!). Pero, ante la perspectiva de una vida apacible en una perdida aldea de campesinos, y con la hospitalidad y sencillez de sus gentes y su cacique, Caleb, como escenario de fondo, la pareja quiere hacer de esta bucólica existencia una situación más duradera.
Sin embargo, como siempre en la vida de Thorgal, el curso de los acontecimientos va a venir a trastocar esa tranquilidad, esta vez por causa de las veleidades y celos de juventud de una muchacha de la aldea, enamorada de Thorgal y de la posibilidad de una vida fuera de los campos de labranza.
Despechada en sus sentimientos, no tardará en originar una situación que se tornará terrible en la que, casi sin ser consciente de cómo ha llegado a ese estado y sin tiempo para asimilarlo, Thorgal se ve separado de Aaricia y hecho prisionero en una galera de esclavos.
Forzado a ser un remero más, y metido sin saber por qué en una conspiración palaciega, Thorgal se va a convertir a bordo de esa galera en el punto de mira del ambicioso, aunque noble a su manera, Earl Ewing y del príncipe Veronar, un déspota sin escrúpulos, hijo del usurpador del trono de Brek Zarith.
Con La galera negra como inicio del primer ciclo largo de la colección, Van Hamme consigue dar un salto cualitativo en la profundización de los personajes. Cada vez nos son más cercanas las motivaciones de Thorgal y su renuencia a emplear la violencia, aunque a menudo no le quede más remedio (de hecho incluso sorprende ver que se le va la mano con una mujer). Volvemos a encontrarnos con personajes enmarcados en los tópicos comunes, como el príncipe Veronar, convertido en el villano despreciable -y grimoso, en este caso- de turno. Pero también aparecen aquí personajes más complejos, poseedores de una doble moral y más difíciles de encajar en los estereotipos, tales son así Ewing, Shaniah o Jorund el Toro (antiguo conocido de Thorgal que reaparece en esta ocasión como jefe de los vikingos del norte, sucediendo a Gandalf el Loco, padre de Aaricia, y que en anteriores apariciones no parecía guardar mucha simpatía hacia el héroe protagonista).
En este número además se resaltan algunos elementos y detalles que provienen de aventuras previas, a pesar de que sólamente vamos por la cuarta entrega de la colección. Esto es algo que también vamos a ver constantemente plasmado en aventuras sucesivas, gracias tanto a los guiones de Van Hamme (el reencuentro con los vikingos, una nueva separación forzosa de la pareja protagonista) como a algunos detalles gráficos que esconde Rosinski (basta fijarse en la llave de plomo, que en su momento le entregara la guardiana de las llaves a Thorgal y que ahora pende de su cuello).
Muy brevemente se perfila en este álbum al personaje de Galathorn, de trascendencia en posteriores entregas. Pero sin duda si hay un personaje que destaca entre los demás secundarios de este número es Shaniah (aunque esto se apreciará todavía más en su continuación). Personaje de verdadera profundidad psicológica y que va a evolucionar para, como ella misma se empeña en recordar a todos, dejar de ser una chiquilla y convertirse en una mujer adulta, al tener que asumir sus gravísimos errores y las trágicas consecuencias que acarrean.
Como no podía ser de otra forma al tratarse de un ciclo, llegamos a un final sorprendente que emplaza a la lectura inmediata del siguiente número para averiguar cómo se resuelven los hechos que se desencadenan en este, de un tinte ciertamente dramático.
4 comentarios:
De nuevo Van Hamme muestra, aparte de su increible talento, evidente para todos, una de las cualidades mas logradas en guionista alguno, por lo menos para mi gusto: su capacidad de lograr finales emocionalmente devastadores (en muchos sentidos emocionales) en una sola pagina, o en este casi una viñeta.
Genial este blog. Muchas felicitaciones, me has dado muchos momentos de alegria navegando por estas paginas. me has dado la posibilidad de imaginar que no es un viaje solitario este que desde que tengo memoria he emprendido por el mundo de los comics. Animo! adelante con el blog.
Bueno bueno, me dispongo a retomar la lectura de Thorgal, y tengo el tercero preparado para ser leído (¡tiene muy buena pinta!), pero al ver que los siguientes álbumes de la serie se organizan en ciclos, me hago un poco de lío.
Jolan, a partir del cuarto, ¿cuáles son los álbumes que integran el primer ciclo largo de la serie? Para ir haciendome una idea. Y una vez terminado este se cierra alguna trama gorda o hay un continuará evidente (sin contar con que las aventuras de los personajes seguirán por otros derroteros, como es habitual).
Hola Loren,
pues el primer ciclo largo va del tomo 4 al 6 ambos incluídos: sería la saga de Brek Zarith. Cada ciclo es más o menos autoconclusivo, pero como te podrás imaginar dan pie a multitud de situaciones a las que se hará mención en un futuro o personajes que reaparecerán. También cada ciclo constituye un hito en las vidas de Thorgal y Aaricia, con el consiguiente aumento de la familia, epopeyas varias y circunstancias que marcarán sus vidas en adelante de una forma muy profunda.
El tercer álbum que vas a leer no está mal, pero comprobarás que del 4 en adelante la cosa no hará más que subir en calidad.
Cualquier otra duda, estaré encantado de ayudarte. Saludos!
Gracias entonces. ;) A ver si me voy haciendo poco a poco con los sucesivos álbumes de la serie, porque creo que han pasado por lo menos dos años desde que pillé y leí el segundo, así que imagina. xDD
A ver si leo este tercero y para Navidades me hago con el cuarto.
¡Un saludo!
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