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sábado, 23 de agosto de 2014

Solos (integral 1)


A riesgo de ser tachado de fanboy de Dibbuks por las obras que llevo comentadas de su catálogo, tengo que admitir que no hay título leído de la editora madrileña en el que me haya fijado últimamente que me haya llevado a decepción. Más bien todo lo contrario. De Solos (Seuls) esperaba una lectura comiquera resultona, con un dibujo llamativo, de esos que enseguida entran por los ojos (sobre todo para aquellos que somos aficionados a la BD francobelga), pero de un desarrollo sencillito y muy de pasar el rato. Posiblemente la impresión de que esta obra esté enfocada hacia un público infantil/juvenil tiene la culpa, pero en realidad no hay más que darle una oportunidad para darse cuenta que el abanico de lectores potenciales es mucho más amplio. Las alabanzas oídas estaban justificadas.

Por si no queda del todo claro, empezaré diciendo que Solos es una estupenda serie de cómic —que continúa abierta— tanto a nivel gráfico (por el belga de ascendencia italiana Bruno Gazzotti) como de historia (del guión se encarga un Fabien Vehlmann que es ya un referente en la industria). Un tebeo que resulta engañoso, pues como os decía antes nos hace creer inicialmente que se trata de un conjunto de aventurillas sin demasiada importancia relegadas a los más jóvenes. Y no se me entienda mal: no es que eso no tuviera un gran valor (más hoy en día que se trata de restaurar el acercamiento de la lectura de cómic a los chavales, más pendientes de la consola que de otros intereses, que sin duda se sentirán atrapados por estas historietas). Pero es que además es una obra con la capacidad de atraer y enganchar a los que ya estamos más creciditos.


La colección llega a nuestro país en forma de tomo integral que reúne los tres primeros álbumes de la serie. Dibbuks ha agrupado estas historietas iniciales en un cómodo volumen de dimensiones algo inferiores al estándar europeo, en tapa dura y con una presentación muy buena. Con ellas tenemos la ocasión de realizar una aproximación a sus personajes, así como de hacer un profundo avance en una trama que se va complicando por momentos y que nos deja con ganas de continuar la lectura sin dilación.

Si el título es de por sí bastante elocuente, no está de más adelantar —tranquilos, que no descubriré detalles— en qué consiste la historia que narra Vehlmann de forma tan amena y que ilustra Gazzotti con maestría. De la noche a la mañana, como si de un siniestro truco de magia se tratara, los adultos desaparecen de la faz de la tierra. O al menos de la ciudad en la que viven Dodji, Leila, Iván, Celia y Terry, los involuntarios protagonistas a través de los cuales presenciamos este insólito eclipse humano. Tras encontrarse entre sí en las desiertas calles y espacios de la urbe, que sólo un día antes bullía de actividad, tendrán que hacer piña y apañárselas para aprender a vivir solos.


A la tristeza y desolación previas de verse repentinamente sin la protección de sus mayores, se les irán uniendo preocupaciones más mundanales, pero necesarias, que les obligan a hacer causa común: localizar un refugio seguro, abastecerse de comida y de objetos útiles, o incluso lidiar con las bestias aparentemente huídas del circo local que ahora deambulan por la ciudad a su libre albedrío. Y tal vez no sea la única criatura viva que está al acecho... Eventualmente, la búsqueda de otros posibles 'supervivientes' de esta misteriosa desaparición impulsará al grupo a traspasar los límites de la ciudad y adentrarse en nuevos y sorpresivos escenarios de esta realidad pseudoapocalíptica que ha transformado sus vidas y de la que son incapaces de imaginar su origen.

Nacido en las páginas de la revista Spirou, respaldo de calidad de un gran número de obras que han conocido la gloria y el desarrollo editorial gracias a esta misma fuente, Solos se perfila como una de esas obras aptas para toda clase de públicos que encontrarán en su argumento el gancho propio de las series por entregas, a medida que se añaden a su historia giros originales y personajes singulares. Y desde mi propia experiencia, tengo la impresión de que funcionará bastante bien, dado el llamativo dibujo que luce, la accesibilidad de la trama —que juega con distintos niveles de lectura— y un toque de frescura y actualidad coordinado con minuciosa precisión por los autores.


Precisamente, listo que es el señor Fabien Vehlmann no ha dudado en aprovechar la tendencia cinéfila y seriéfila de las generaciones de hoy para nutrir a sus guiones en este trabajo y captar nuevos lectores hacia las páginas del presente cómic. Si con El Marqués de Anaon (exquisita y recomendadísima BD donde las haya, por cierto) ya jugaba con elementos propios del thriller cinematográfico y la intriga, en Solos no oculta guiños contemporáneos donde la comparación con teleseries como Lost (Perdidos) o películas como Los Goonies es casi inmediata. A este tebeo, de hecho, se le aplica la etiqueta de ser una evolución de célebres títulos literarios, como El Señor de las Moscas, o colecciones juveniles como Los Hollister y Los Cinco (pues cinco son también sus protagonistas, como lo eran los personajes de Enid Blyton) en una renovada versión del s.XXI

Por su parte, Gazzotti debuta en tierras españolas con este trabajo, pero puede afirmarse que entra por la puerta grande, ya que su trazo tanto en la expresividad de los personajes como en la definición de los escenarios es para recrearse y resulta de lo más agradable, acompañado de un colorido idóneo. Después de haber trabajado como asistente de Tome y Janry para la serie El Pequeño Spirou, y de colaborar extensamente en el longevo semanario de Charles Dupuis, ha encontrado la horma de su zapato en este proyecto conjunto de ciencia ficción y aventuras junto al guionista Vehlmann.


Ambos autores han sabido dotar a esta serie de un cariz adulto que, por curioso que parezca, se apoya en el carácter y las reacciones de sus personajes, aunque estos sean niños. Ni los protagonistas son reflejados de la manera en que alguien mayor contemplaría a una panda de críos, ni tampoco se retrata a éstos como si fueran pequeños adultos. Simplemente la imagen infantil que se hace de ellos es la propia de sus edades; con sus niñerías propias, pero también en ocasiones con arrebatos de una madurez inesperada. Sorprende, por ejemplo, las premisas que algunos de ellos dan por válidas por haberles sido inculcadas por sus padres y los complejos mecanismos de su manera de pensar cuando asimilan conceptos que les vienen de familia, aún con su limitada edad.

Como en todo grupo de aventureros que se precie, cada uno tiene su manera de ser, su personalidad y un comportamiento bien diferenciado. Dodji y Leila, los mayores, son los que ejercen en cierto modo el papel de nuevos 'padres' de la pandilla y velan por la seguridad de los demás. El talante algo inadaptado y audaz del primero junto a la resolución y buen juicio de la chica son esenciales para que el joven clan adopte las decisiones más correctas. Mientras tanto, Iván aporta un grado de intelectualidad al conjunto —algo arrogante a veces— y Celia (Camille en la edición original) es la prudencia personificada. Por último está Terry, el pequeñín y más vulnerable del grupo... y el que saca de quicio a todos, aunque en el fondo se hace querer.


Las tres entregas de este primer volumen integral son La desaparición, El amo de los cuchillos y El clan del tiburón; un total de 160 páginas —unidas por unos separadores en blanco y negro diferentes de las portadas originales— que dan bastante de sí como para quedar prendado de esta historia de suspense y aventuras. Quizá cabe reprocharle que tarda un poco en arrancar (en especial debido a que el primer álbum es casi de presentación, tanto de los niños como de la nueva situación a la que se enfrentan) así como algún que otro salto de guión cuya explicación puede no ser muy convincente.

Con el aval de la progresión de la serie en Francia, donde está siendo un exitazo comercial (8 títulos publicados hasta la fecha y más de un millón de ejemplares vendidos), con varios premios en el Festival de Angoulême y una adaptación cinematográfica a la vista (la propia revista Spirou ha convocado un casting entre sus jóvenes lectores), creo que tendremos Solos para largo tiempo. En el momento de escribir estas líneas, Dibbuks ya ha anunciado que próximamente dispondremos del segundo tomo recopilatorio.

Calificación:

4 comentarios:

Santiago Bobillo dijo...

En un principio no me llamaba nada, pero después de tu reseña, y viendo que pinta interesante... quizás caiga.

Jolan dijo...

Hola Santiago.
Pues la verdad es que merece la pena, así que te animo a echarle un vistazo en la tienda de cómics. Saludos.

Joan Palou dijo...

Una serie que, en principio, no llama la atención, pero cuando empiezas a leer te engancha completamente. Deberíamos hacer correr la voz para que los buenos aficionados no se la pierdan.
Conste que no estoy ni mucho menos en el sector de público al que aparentemente se dirige: ya estoy jubilado.
Saludos.

Jolan dijo...

Hola Joan.
Es que una de las virtudes de esta serie es justamente esa: que resulta apto para ser disfrutado se tenga la edad que sea. O, como decían los antiguos tebeos en su portada, de 9 a 99 años. :)

¡Saludos!

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