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viernes, 14 de marzo de 2008

Morgún (Lobo máxico)

"El que ha muerto a traición, regresará por el mar, entrará en el castro tres veces y entonces recuperará el reino usurpado por su hijo. Y el rey será reina, y la espada su signo". Así reza la profecía que marca el relato de esta historia y la vida de Morgún; críptica y oscura, como toda profecía, y que Suso de Toro rescata para el lector actual, al hallar, rebuscando en un viejo mercadillo de Santiago, el manuscrito primitivo en gallego, cuya autoría atribuye al Arcediano de San Xusto en un tiempo que estima en torno al s. XIV.


Tiene Morgún en efecto unas raíces innegables que se sustentan en tierras del norte, ambientado en una -no mencionada, pero evidente- Galicia protocelta en la que los castrum, los vestigios sagrados (la piedra del sol y de la luna, por ejemplo), la cultura druídica y la propia toponimia se empeñan en manifestar los orígenes de esta leyenda. El autor nos traslada a los albores de los tiempos, a un mundo, en parte real y en parte imaginario a la vez, en el que sus pobladores no logran escapar a las vueltas caprichosas del destino, que juega un importante papel. Un tiempo de magia profundamente arraigada a la tierra, de héroes míticos que caen y se levantan y reviven en la memoria común, de dioses de los elementos naturales cuya mano está presente en la existencia popular, pero que ha sucumbido a si mismo para dar paso a otras eras.

El castro de Baroña, una fortaleza brumosa golpeada por las olas, es testigo de una vil traición. La del cruel usurpador Corrub, que destrona a su propio padre, el rey Brath, arrebatándole la vida con una lanza encantada, para hacerse con el poder en la región y con los favores de la que presumiblemente fuera la segunda esposa del monarca depuesto. Dos Cuervos, el Protegido por la Sombra, vive en este castro maldito en compañía de sus padres y su hermano gemelo. Es él quien nos narra cómo en esa costa tan próxima a sus vidas, pasa una mañana junto a su padre y su gemelo buscando moluscos y otros bichos de mar cuando repara en un pequeño bulto entregado por la marea. Se trata de una criatura aparentemente recién nacida, a quien, a pesar de las reservas iniciales, no dudan en recoger. Ese niño va a trastocar sus vidas, pues al regresar al castro, el rey Corrub alertado por los hados sobre la llegada de aquel que volverá por el mar para recuperar lo que es suyo, siembra la desgracia en la familia. De este modo, nuestro narrador nos explica la huída que su madre, el pequeño y él mismo se ven obligados a emprender y la sensación que los envueve por el deber de salvaguardar la vida de ese niño, predestinado a tan alta finalidad.

Desde el otro lado de la llanura de los peces, gracias a la ayuda de un druida protector y ocultos en lo más profundo de los bosques, los nuevos hermanos crecerán con la semilla de la venganza dentro de su ser para que, tras una maldición que condena a Morgún a la condición lobuna y toda una serie de peripecias de guerra, sangre y gestas heroicas a lo largo y ancho del país, solos a veces y otras seguidos por legiones y manadas de bestias, puedan regresar a donde su destino les conduce para hacerse valedores del puesto que la leyenda les tiene reservado.

Con estos precedentes y en vista de la carga fuertemente mítica que puede apreciarse en la narración de los hechos, está claro que este libro emprende una búsqueda de lo épico, con la que en cambio, desde mi punto de vista, no obtiene buenos resultados. Y eso que a la historia no le faltan elementos para alcanzar ese nivel: por la ambientación, en una época en la que lo legendario y la realidad se confunden fácilmente, la personificación del protagonista como un instrumento para la venganza, los aspectos proféticos, las luchas y las dificultades a las que los personajes se enfrentan...

Pienso que esto es debido a que se ha querido otorgar a la figura de Morgún una profundidad que peca de ambiciosa. Se trata de un 'vengador de si mismo', abocado desde el principio a un destino trágico, que hace que en su interior se desate una lucha personal entre lo que quiere ser y a lo que debe llegar. Además, cuenta con un físico imponente -al que a menudo se atribuyen unas características desproporcionadas y alejadas de lo creíble hasta para un relato de estas características. Pero Morgún es un personaje muy poco comprensible, y ya no sólo por su triple identidad como hombre, mujer y lobo, escasamente definida por el autor, sino más por sus actos erráticos y una notable ausencia de humanidad, que lo convierten en un héroe poco querido y con el cual el lector difícilmente logra establecer vínculos. En todo momento a partir de la reconversión desde la forma de lobo, he sentido que esa naturaleza indómita y las ansias de libertad que se le quieren atribuir no justifican en modo alguno la violencia y el salvajismo del que Morgún (y su hermano-títere) hacen gala. La verdad, tanto capítulo entregado a satisfacer esa brutalidad, en la que inocentes y supuestos culpables caen por igual ante el filo de los 'héroes', me ha parecido un sinsentido que imprime una sensación negativa a toda la historia.

Es una pena, porque el primer tercio del libro parecía bastante prometedor. Pero al final todo queda en un relato sencillo, sin mucha amplitud de miras, por más grandilocuencia que el autor pretenda imprimir a su prosa, que eso sí, es muy correcta. Porque los diálogos llegan a semejarse los de un drama griego, dividido en actos, en los que no faltan el clamor de las venganzas de odio y muerte ante los dioses, cuando la sangre de los caídos acaba de ser derramada, o el carácter visionario de los personajes, como la esposa de Corrub, que predice la suerte de aquel que salió de su vientre y entregó al mar. El tono general, por tanto, es muy poético.

En todo caso, la cultura de los oppidum es riquísima y habría podido dar un margen mucho mayor a la historia. Me habría gustado encontrar más contenido en este sentido, aunque no es que no lo haya. Hubiera sido una concesión favorable a esa Galicia natal de Suso de Toro, a la que imagino que de alguna forma querría destacar en este relato, el haber prestado más atención a algunos puntos que se esbozan de corrido: la figura de los druidas, por ejemplo, o los aspectos arqueológicos y funerarios (ya que se mencionan el famoso torques del jefe o los enterramientos en urnas, así como el ya citado altar mágico). Sí se hace hincapié, sin embargo, en la importancia del mar sobre esta región, la gran llanura de los peces, que lo llaman, cuya cercanía está muy presente en todo momento y que ejerce un carácter sagrado y protector. Dicho sea de paso, parece que en el hechizo de la mancha negra que rodea al castro, como una maldición impuesta por las atrocidades que allí se cometen, quisiera evocarnos la terrible marea de chapapote de las costas gallegas (cosa que no sería extraña, observando el año de publicación del libro).

Reconstrucción de un castro, comunidad formada por
varias familias sobre un mismo poblado, que caracterizaba
la cultura celta en la zona de la actual Galicia, entre otras.

A lo que también se ha recurrido es a un enfoque muy particular de la magia o la brujería, en base al cual no es extraño, por ejemplo, encontrar a decapitados que siguen hablando con total naturalidad, o espadas que así como cortan, unen lo que antes han cercenado. Se trata de una magia cotidiana, a la que las personas reaccionan con plena aceptación, como reconoce el mismo Morgún cuando afirma 'mi vida es sólamente dejarme guiar por hechizos que me protegen y me condenan'.

Entiendo que una pretendida fidelidad al manuscrito original, traducido y adaptado del gallego, sólo ha servido para restar credibilidad (teniendo en cuenta que estamos hablando de una novela de fantasía) y ritmo a la historia. De algún modo, eso disculpa que no se consigan trasladar plenamente al lector las sensaciones de las que antes he hablado: ya se sabe que muchas de estas sagas, a pesar de su importante valor literario, si se toman en bruto resultan bastante plomizas. De ello deduzco a pesar de todo que, seguramente, Suso de Toro, premio nacional de narrativa en 2003, se mueva mucho mejor en otros ámbitos distintos del fantástico.

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