Y siguiendo con el recorrido en torno al mundo del comic por la capital de Bélgica, uno se tira a las calles, sobre las cuales las autoridades bruselenses decidieron hace ya unos 15 años desplegar mediante la expresión gráfica más notoria este aspecto que caracteriza al país y forma parte de su identidad nacional. La ruta de los murales no se encuentra -de hecho ni siquiera se cita- habitualmente en las guías de viaje más conocidas (al menos, no en las que yo llevaba). Aunque no es una iniciativa tan reciente, parece ser bastante desconocida para quienes preparan este tipo de publicaciones, si bien se trata de un foco de turismo que se está empezando a rentabilizar. Por eso es importante, como ya dije, que si queréis efectuar de un modo más o menos exhaustivo esta trayectoria os hagáis con el mapa facilitado por la oficina de turismo del lugar; de otro modo, sólo podéis esperar algún encuentro casual con determinadas obras que componen el circuito.
¿En qué consiste esta ruta del comic a pie sobre la ciudad? Pues se trata de un itinerario urbano mediante el que podremos observar multitud de murales, fachadas, frescos y también alguna estatua u ornamento referidos al mundo de la BD, rindiendo así un tributo a un buen número de personajes y héroes del comic franco-belga, y a la vez a sus autores. La Mural Art Company, una asociación sin ánimo de lucro, dependiente de las autoridades locales y de la esponsorización de empresas privadas, se encarga de producir todos los frescos de Bruselas utilizando para ello el trabajo artístico original del autor y traspasándolo a escala por medio de complicadas técnicas sobre ciertos parajes urbanísticos que encajan o sugieren el motivo o diseño que se pretende mostrar.
Pertrechados con nuestro mapa, podemos iniciar el recorrido por el punto que nos parezca más conveniente o que se halle más próximo a nuestro hotel o alojamiento en Bruselas. Éste marca un camino con determinadas paradas, señalizadas con puntitos, que indican que allí nos vamos a encontrar con una de estas maravillosas atracciones para la vista. Comprobaréis que casi se trata de un juego de descubrimiento, ya que en muchas ocasiones llegas al lugar indicado por el plano y no localizas el mural en cuestión. Entonces doblas la esquina o levantas un poco la vista, y enseguida te das de bruces con lo que anteriormente no era más que una sobria pared y hoy se ha convertido en una obra de arte. Salir a buscar a un montón de personajes, algunos muy conocidos, otros menos, del comic se convierte así en una actividad bastante amena y original.
Arriba, a la izda.: La patrulla de los Castores, de Mitac.
No siempre estas viñetas a gran escala se encuentran donde lo hacen por un motivo puramente aleatorio cuando se decide su emplazamiento, sino que a menudo se sitúan en lugares que tienen alguna conexión con el dibujo que se está representando. En parte ésta fue una de las motivaciones de llevar adelante este tipo de creaciones, ya que varios aficionados al comic reconocían en determinados lugares de la ciudad el escenario de algunos de sus tebeos favoritos. A partir de ahí, se han ido añadiendo paulatinamente más frescos al circuito, puesto que se trata de una ruta en constante desarrollo. Actualmente, la ciudad cuenta aproximadamente con más de medio centenar de puntos en los que pararse a contemplar uno de estos murales.
Seas un amante o no de la BD, la ruta del comic es un paseo que no te puedes perder si visitas Bélgica, aun cuando no la completes en su totalidad. No hay excusa para no realizarla, ya que aún en el caso de que no te apasione la BD te habrá servido para conocer la ciudad desde otro punto de vista y te asegura un tour bastante íntegro por sus calles, disfrutando de su arquitectura, de la amabilidad de sus gentes, de las tiendas, brasseries y rincones en los que hacer un descanso, etc., así como para ubicar los museos u otros sitios destacables que también se esté interesado en visitar más tarde.
Enumerar aquí todos los frescos y pinturas del circuito sería un trabajo arduo y tampoco es mi intención, pues existen algunas web en internet con todo detalle en este sentido donde podéis observar la casi totalidad de estas obras en imágenes de buena calidad, como por ejemplo la de BDtour, a la que os aconsejo echar un vistazo. En cambio, sí he querido poner a lo largo de este artículo algunas de las fotos que pude sacar tras mi rastreo personal pateando las calles de Bruselas (hacer click para agrandarlas), que después de todo fue bastante completo, aunque naturalmente no me dio tiempo a verlo todo. Merece la pena capturar estas imágenes con vuestra cámara de fotos e ir aumentando la galería de fachadas que se van localizando, y pronto os daréis cuenta que no sois ni mucho menos los únicos con esa misma idea. En todo caso, ya anticipo que es difícil ver algunas porque se encuentran en zonas un poco más alejadas del centro de la ciudad (como las del área de Laeken), o bien por estar dentro de recintos cerrados a los que no se puede acceder en todo momento (tal es el caso del gran mural de Asterix, que se encuentra en el patio vallado de un colegio). No sabría quedarme con una obra concreta, porque hay gran cantidad de ellas repartidas por las calles cuyo nivel de realización es francamente impresionante.
Además de los dibujos que salpican las paredes de algunos edificios, también hay otros elementos que homenajean el comic belga, como la estatua de Gastón el gafe, erigida en 1.996 para conmemorar el centenario del comic, que se encuentra muy cerca del CBBD. Lamentablemente, durante mi visita la habían retirado temporalmente con objeto de restaurarla. Y es que, pese a la apreciación que tenemos del norte de Europa como un pueblo muy respetuoso con su entorno (cosa que en general es cierta), no deben de faltar excepciones, como demuestra alguno de los atropellos que se producen sobre los murales que han sido burdamente grafiteados o los apilamientos de basura junto a los frontales decorados. Dejando a un lado el descontento que produce esta situación, no se pueden omitir los emplazamientos de la ciudad dedicados al trabajo de Hergé, como las imágenes y viñetas que decoran la Gare du Midi y la estación de metro de Stockel, o el rótulo de Tintin y Milú que corona la sede de las ediciones Le Lombard. Hay también una divertida curiosidad que, de no prestar atención, puede pasar del todo desapercibida. Los letreros en los que figura el nombre de las calles de Bruselas se hallan en dos idiomas: francés y flemish (flamenco, muy similar al holandés), lenguas oficiales del país ambas, por lo que a menudo la denominación de una calle difiere por completo dependiendo de la versión lingüística por la que se opte. Pues bien, a un buen número de calles del centro urbano se les ha asignado un tercer nombre que coincide con el de algún personaje del comic europeo: casi parece una broma, pero veréis que podéis acabar deambulando por la calle de Mafalda, de los Casacas Azules, de Bill y Bolita, del pequeño Spirou o de Lucky Luke, por decir unos cuantos ejemplos.
Estar en la ciudad de los comics por excelencia y no comprar alguno casi me parecía una ofensa, a pesar de no saber más que unas pocas palabras de francés. Resultan tan tentadoras las muchas tiendas y librerías que te puedes encontrar paseando por Bruselas, en especial por el Boulevard Anspach, que es inevitable entrar en alguna y dejarse llevar durante un buen rato por la fiebre de hojear un álbum tras otro. Evidentemente, en la capital la oferta de locales y puntos de venta de comics se dispara, pues hay una enorme cantidad de librerías especializadas y de segunda mano. En las primeras se pueden encontrar las novedades más recientes en toda clase de formatos, mientras que las segundas, las típicas tiendas más pequeñitas pero atestadas de volúmenes, son el sitio idóneo donde hacerte con BD's de saldo, pero en muy buen estado y por entre 2 y 5 €. A esos precios, ¿quién no se lleva algún que otro álbum, aunque sólo sea como recuerdo? Pues eso, unos cuantos se han venido a España en mi maleta, entre ellos un gracioso pastiche de muchísimos personajes de comic franco-belga.
También hay que mencionar la Boutique de Tintin, muy cerquita de la Grand Place, que obviamente dispone no sólo de todos los títulos del reportero belga en varios idiomas, sino además de artículos de merchandising de toda clase: calendarios, postales, libretas, figuras, cuadros, tazas, ropa, láminas, llaveros y cualquier cosa que se os pueda ocurrir sobre los personajes principales de Tintin. Aquí compré tres figuritas de pvc, muchísimo más asequibles que las que se realizan en versión numerada de materiales rígidos. Por cierto, que en Brujas también se encuentra la Tintin Shop, muy parecida a su establecimiento gemelo de Bruselas. Otro recurso para comprar buena BD, especialmente si se busca algo concreto y no se quiere dar muchas vueltas, es acudir al Fnac del Centro Comercial City2, donde tienen una estupenda sección de comics ordenada por autor y género, y de donde me llevé un álbum-dvd de Thorgal, inédito en castellano (y del que ya os hablaré más adelante en el monográfico correspondiente) así como un comic-book baratillo de Bob y Bobette, de W. Vandersteen, por conservar de este viaje un título propiamente belga del que tuviera la certeza que no se va a traducir aquí.
En la entrada anterior mencioné que, tras visitar la tienda del CBBD, adquirí una guía con la intención de que me procurase una fuente de ayuda e información para realizar correctamente el tour de los murales: 'Brussels through comic strips, Comic strips through Brussels' (sólo está disponible en francés e inglés), de Thibaut Vandorselaer, con prefacio de Jean Van Hamme, llena de fotos y viñetas ilustrativas. Se trata de un libro que responde bastante bien a lo que significa su título, pues a lo largo de un camino de 60 paradas sirve no sólo para localizar algunos de los murales más conocidos, mientras callejeamos por el casco histórico, sino que también indica determinados enclaves en los que presenciar pasajes vivos del comic; es decir, lugares de Bruselas que han servido de inspiración a varios autores, quienes posteriormente los han reflejado en sus obras. La guía expone las viñetas sobre las que se han representado todas esas plazas, avenidas y edificios emblemáticos de Bruselas para que podamos establecer la comparación in situ. Igualmente, incluye cuadros explicativos sobre la temática y los personajes de estos mismos comics relacionados con la ciudad y sobre sus autores, así como otras curiosidades de los puntos a visitar. El principal inconveniente de esta guía (además de su precio) es que no está completamente actualizada, pues como he dicho el trabajo de la Mural Art Company crece constantemente cada año. También existe otra guía, La BD dans la ville (La BD en la ciudad) mucho más gráfica y que sí se halla coeditada en castellano. Ésta última está más enfocada a las representaciones artísticas de los murales y estatuas, tanto de la capital como de otras ciudades del país. Es algo más escueta en textos, pero constituye una excelente recopilación de fotografías de prácticamente todos los monumentos relacionados con el comic de Bélgica.
La popularidad del noveno arte entre los belgas alcanza tal calado que no son pocas las comunidades y municipios del país que cuentan con su pequeño homenaje a los personajes más famosos del comic autóctono, como por ejemplo es el caso de las estatuas de Spirou y Fantasio, del Marsupilami o de Lucky Luke en Charleroi. Esta implicación cotidiana y aceptación natural del pueblo belga con el comic se advierte en detalles tan simples, y a la vez tan admirables, como en los típicos periodicos gratuítos que en cualquier gran urbe se reparten en el metro o junto a las paradas de autobús, y que allí incluyen BD's de altísima calidad por entregas (y no como la mayoría de las insulsas tiras que sufren nuestros diarios), o en que te puedas tomar una cerveza en algún local decorado con láminas y objetos relacionados con el comic, o en una terraza al abrigo de uno de los encantadores murales urbanos. Lamentablemente, ver todo sería imposible, pues el comic es sólo uno de los muchos atractivos que alberga este pequeño país y las vacaciones tienen que dar de si para hacer de todo. Después mi viaje continuó hacia Amsterdam, pero eso ya es una historia totalmente distinta.
En fin, espero no haberos dado mucho la chapa con mis vacaciones :) y, como otros tantos artículos, también cierro este con una recomendación más que evidente: la de que hagáis una pequeña escapada a Bélgica, aunque sea de fin de semana, para disfrutar de todas estas cosas. El año que viene es una ocasión única para visitar el país, porque durante 2009 se van a festejar en Bruselas las jornadas temáticas dedicadas al comic a nivel mundial, con decenas de eventos, exposiciones, actos, etc. coincidiendo a su vez con el 20 aniversario de la creación del CBBD. Podéis obtener en esta página más detalles sobre los acontecimientos que tendrán lugar para entonces. Saludos.
¿En qué consiste esta ruta del comic a pie sobre la ciudad? Pues se trata de un itinerario urbano mediante el que podremos observar multitud de murales, fachadas, frescos y también alguna estatua u ornamento referidos al mundo de la BD, rindiendo así un tributo a un buen número de personajes y héroes del comic franco-belga, y a la vez a sus autores. La Mural Art Company, una asociación sin ánimo de lucro, dependiente de las autoridades locales y de la esponsorización de empresas privadas, se encarga de producir todos los frescos de Bruselas utilizando para ello el trabajo artístico original del autor y traspasándolo a escala por medio de complicadas técnicas sobre ciertos parajes urbanísticos que encajan o sugieren el motivo o diseño que se pretende mostrar.
De izda. a dcha., en orden descendente: Señor Jean, de Dupuy y Berberian. El Gato, de Geluck. Quick y Flupke, de Hergé, en el bohemio barrio de Les Marolles. El arcángel de Yslaire.
Pertrechados con nuestro mapa, podemos iniciar el recorrido por el punto que nos parezca más conveniente o que se halle más próximo a nuestro hotel o alojamiento en Bruselas. Éste marca un camino con determinadas paradas, señalizadas con puntitos, que indican que allí nos vamos a encontrar con una de estas maravillosas atracciones para la vista. Comprobaréis que casi se trata de un juego de descubrimiento, ya que en muchas ocasiones llegas al lugar indicado por el plano y no localizas el mural en cuestión. Entonces doblas la esquina o levantas un poco la vista, y enseguida te das de bruces con lo que anteriormente no era más que una sobria pared y hoy se ha convertido en una obra de arte. Salir a buscar a un montón de personajes, algunos muy conocidos, otros menos, del comic se convierte así en una actividad bastante amena y original.
Arriba, a la izda.: La patrulla de los Castores, de Mitac.
No siempre estas viñetas a gran escala se encuentran donde lo hacen por un motivo puramente aleatorio cuando se decide su emplazamiento, sino que a menudo se sitúan en lugares que tienen alguna conexión con el dibujo que se está representando. En parte ésta fue una de las motivaciones de llevar adelante este tipo de creaciones, ya que varios aficionados al comic reconocían en determinados lugares de la ciudad el escenario de algunos de sus tebeos favoritos. A partir de ahí, se han ido añadiendo paulatinamente más frescos al circuito, puesto que se trata de una ruta en constante desarrollo. Actualmente, la ciudad cuenta aproximadamente con más de medio centenar de puntos en los que pararse a contemplar uno de estos murales.
De izda. a dcha., en orden descendente: Tintin y Haddock, de Hergé, muy cerca del Manneken-Pis. Blondin y Cirage, de Jijé. Bill y Bolita, de Roba. Nic, un personaje poco conocido de Hermann.
Seas un amante o no de la BD, la ruta del comic es un paseo que no te puedes perder si visitas Bélgica, aun cuando no la completes en su totalidad. No hay excusa para no realizarla, ya que aún en el caso de que no te apasione la BD te habrá servido para conocer la ciudad desde otro punto de vista y te asegura un tour bastante íntegro por sus calles, disfrutando de su arquitectura, de la amabilidad de sus gentes, de las tiendas, brasseries y rincones en los que hacer un descanso, etc., así como para ubicar los museos u otros sitios destacables que también se esté interesado en visitar más tarde.
Enumerar aquí todos los frescos y pinturas del circuito sería un trabajo arduo y tampoco es mi intención, pues existen algunas web en internet con todo detalle en este sentido donde podéis observar la casi totalidad de estas obras en imágenes de buena calidad, como por ejemplo la de BDtour, a la que os aconsejo echar un vistazo. En cambio, sí he querido poner a lo largo de este artículo algunas de las fotos que pude sacar tras mi rastreo personal pateando las calles de Bruselas (hacer click para agrandarlas), que después de todo fue bastante completo, aunque naturalmente no me dio tiempo a verlo todo. Merece la pena capturar estas imágenes con vuestra cámara de fotos e ir aumentando la galería de fachadas que se van localizando, y pronto os daréis cuenta que no sois ni mucho menos los únicos con esa misma idea. En todo caso, ya anticipo que es difícil ver algunas porque se encuentran en zonas un poco más alejadas del centro de la ciudad (como las del área de Laeken), o bien por estar dentro de recintos cerrados a los que no se puede acceder en todo momento (tal es el caso del gran mural de Asterix, que se encuentra en el patio vallado de un colegio). No sabría quedarme con una obra concreta, porque hay gran cantidad de ellas repartidas por las calles cuyo nivel de realización es francamente impresionante.
La preciosa fachada de Brusaille, de Frank Pé, que en 1.992 inauguró la ruta de los murales. Representa la Platesteen y cuenta con la particularidad de que el mural se reproduce de nuevo dentro de si mismo.
Además de los dibujos que salpican las paredes de algunos edificios, también hay otros elementos que homenajean el comic belga, como la estatua de Gastón el gafe, erigida en 1.996 para conmemorar el centenario del comic, que se encuentra muy cerca del CBBD. Lamentablemente, durante mi visita la habían retirado temporalmente con objeto de restaurarla. Y es que, pese a la apreciación que tenemos del norte de Europa como un pueblo muy respetuoso con su entorno (cosa que en general es cierta), no deben de faltar excepciones, como demuestra alguno de los atropellos que se producen sobre los murales que han sido burdamente grafiteados o los apilamientos de basura junto a los frontales decorados. Dejando a un lado el descontento que produce esta situación, no se pueden omitir los emplazamientos de la ciudad dedicados al trabajo de Hergé, como las imágenes y viñetas que decoran la Gare du Midi y la estación de metro de Stockel, o el rótulo de Tintin y Milú que corona la sede de las ediciones Le Lombard. Hay también una divertida curiosidad que, de no prestar atención, puede pasar del todo desapercibida. Los letreros en los que figura el nombre de las calles de Bruselas se hallan en dos idiomas: francés y flemish (flamenco, muy similar al holandés), lenguas oficiales del país ambas, por lo que a menudo la denominación de una calle difiere por completo dependiendo de la versión lingüística por la que se opte. Pues bien, a un buen número de calles del centro urbano se les ha asignado un tercer nombre que coincide con el de algún personaje del comic europeo: casi parece una broma, pero veréis que podéis acabar deambulando por la calle de Mafalda, de los Casacas Azules, de Bill y Bolita, del pequeño Spirou o de Lucky Luke, por decir unos cuantos ejemplos.
Estar en la ciudad de los comics por excelencia y no comprar alguno casi me parecía una ofensa, a pesar de no saber más que unas pocas palabras de francés. Resultan tan tentadoras las muchas tiendas y librerías que te puedes encontrar paseando por Bruselas, en especial por el Boulevard Anspach, que es inevitable entrar en alguna y dejarse llevar durante un buen rato por la fiebre de hojear un álbum tras otro. Evidentemente, en la capital la oferta de locales y puntos de venta de comics se dispara, pues hay una enorme cantidad de librerías especializadas y de segunda mano. En las primeras se pueden encontrar las novedades más recientes en toda clase de formatos, mientras que las segundas, las típicas tiendas más pequeñitas pero atestadas de volúmenes, son el sitio idóneo donde hacerte con BD's de saldo, pero en muy buen estado y por entre 2 y 5 €. A esos precios, ¿quién no se lleva algún que otro álbum, aunque sólo sea como recuerdo? Pues eso, unos cuantos se han venido a España en mi maleta, entre ellos un gracioso pastiche de muchísimos personajes de comic franco-belga.
De izda. a dcha., en orden descendente, algunos personajes totalmente desconocidos aquí: Cori el grumete, de Bob de Moor. El misionero Odilon Verjus, de Verron y Yann. Billy el gato, del dúo Colman-Desberg. El pequeño Jojo, de Geerts.
También hay que mencionar la Boutique de Tintin, muy cerquita de la Grand Place, que obviamente dispone no sólo de todos los títulos del reportero belga en varios idiomas, sino además de artículos de merchandising de toda clase: calendarios, postales, libretas, figuras, cuadros, tazas, ropa, láminas, llaveros y cualquier cosa que se os pueda ocurrir sobre los personajes principales de Tintin. Aquí compré tres figuritas de pvc, muchísimo más asequibles que las que se realizan en versión numerada de materiales rígidos. Por cierto, que en Brujas también se encuentra la Tintin Shop, muy parecida a su establecimiento gemelo de Bruselas. Otro recurso para comprar buena BD, especialmente si se busca algo concreto y no se quiere dar muchas vueltas, es acudir al Fnac del Centro Comercial City2, donde tienen una estupenda sección de comics ordenada por autor y género, y de donde me llevé un álbum-dvd de Thorgal, inédito en castellano (y del que ya os hablaré más adelante en el monográfico correspondiente) así como un comic-book baratillo de Bob y Bobette, de W. Vandersteen, por conservar de este viaje un título propiamente belga del que tuviera la certeza que no se va a traducir aquí.
Arriba a la izda.: la pirámide formada por los protagonistas de Bob y Bobette.
En la entrada anterior mencioné que, tras visitar la tienda del CBBD, adquirí una guía con la intención de que me procurase una fuente de ayuda e información para realizar correctamente el tour de los murales: 'Brussels through comic strips, Comic strips through Brussels' (sólo está disponible en francés e inglés), de Thibaut Vandorselaer, con prefacio de Jean Van Hamme, llena de fotos y viñetas ilustrativas. Se trata de un libro que responde bastante bien a lo que significa su título, pues a lo largo de un camino de 60 paradas sirve no sólo para localizar algunos de los murales más conocidos, mientras callejeamos por el casco histórico, sino que también indica determinados enclaves en los que presenciar pasajes vivos del comic; es decir, lugares de Bruselas que han servido de inspiración a varios autores, quienes posteriormente los han reflejado en sus obras. La guía expone las viñetas sobre las que se han representado todas esas plazas, avenidas y edificios emblemáticos de Bruselas para que podamos establecer la comparación in situ. Igualmente, incluye cuadros explicativos sobre la temática y los personajes de estos mismos comics relacionados con la ciudad y sobre sus autores, así como otras curiosidades de los puntos a visitar. El principal inconveniente de esta guía (además de su precio) es que no está completamente actualizada, pues como he dicho el trabajo de la Mural Art Company crece constantemente cada año. También existe otra guía, La BD dans la ville (La BD en la ciudad) mucho más gráfica y que sí se halla coeditada en castellano. Ésta última está más enfocada a las representaciones artísticas de los murales y estatuas, tanto de la capital como de otras ciudades del país. Es algo más escueta en textos, pero constituye una excelente recopilación de fotografías de prácticamente todos los monumentos relacionados con el comic de Bélgica.
La popularidad del noveno arte entre los belgas alcanza tal calado que no son pocas las comunidades y municipios del país que cuentan con su pequeño homenaje a los personajes más famosos del comic autóctono, como por ejemplo es el caso de las estatuas de Spirou y Fantasio, del Marsupilami o de Lucky Luke en Charleroi. Esta implicación cotidiana y aceptación natural del pueblo belga con el comic se advierte en detalles tan simples, y a la vez tan admirables, como en los típicos periodicos gratuítos que en cualquier gran urbe se reparten en el metro o junto a las paradas de autobús, y que allí incluyen BD's de altísima calidad por entregas (y no como la mayoría de las insulsas tiras que sufren nuestros diarios), o en que te puedas tomar una cerveza en algún local decorado con láminas y objetos relacionados con el comic, o en una terraza al abrigo de uno de los encantadores murales urbanos. Lamentablemente, ver todo sería imposible, pues el comic es sólo uno de los muchos atractivos que alberga este pequeño país y las vacaciones tienen que dar de si para hacer de todo. Después mi viaje continuó hacia Amsterdam, pero eso ya es una historia totalmente distinta.
En fin, espero no haberos dado mucho la chapa con mis vacaciones :) y, como otros tantos artículos, también cierro este con una recomendación más que evidente: la de que hagáis una pequeña escapada a Bélgica, aunque sea de fin de semana, para disfrutar de todas estas cosas. El año que viene es una ocasión única para visitar el país, porque durante 2009 se van a festejar en Bruselas las jornadas temáticas dedicadas al comic a nivel mundial, con decenas de eventos, exposiciones, actos, etc. coincidiendo a su vez con el 20 aniversario de la creación del CBBD. Podéis obtener en esta página más detalles sobre los acontecimientos que tendrán lugar para entonces. Saludos.