Mientras la cuarta temporada de Juego de Tronos llega como un vendaval (casi simultáneamente en EE.UU. y España) con la enorme expectación por parte del fandom, voy a tratar de ponerme al día en mi análisis de esta superproducción fantástica de HBO dirigida por David Benioff y D. B. Weiss en el que fuera su tercer pase por las pantallas. Esto de preparar la reseña con meses de retraso después de haberla visto me acarrea algunos problemas de memoria, pero no por eso quería dejar de hacer los deberes y poner aquí una impresión general sobre la temporada previa, antes de lanzarme a por la actual. Así que, aunque pille muy a destiempo y la mayoría ya estaréis completamente absortos en la emisión de los nuevos diez capítulos que tenemos por delante, voy a hacer el repaso de lo que depararon los anteriores aunque no sea tan exhaustivo como otras veces.
Sé que lo que voy a decir quizá me procure la animosidad de los seriéfilos más acérrimos de Game of Thrones para TV, pero la verdad es que no hay nada como que algo se ponga excesivamente 'de moda' para que empiece a repelerme hasta cierto punto. No obstante, he ido siguiendo la serie con interés, he estado pendiente de las novedades que aparecían al respecto y, en lo que lleva de emisión, puedo afirmar que la he disfrutado bastante, pero también sostengo cierta idea de que se le ha concedido una repercusión algo más exagerada de la cuenta. Además, los que hayáis leído mi opinión sobre la temporada anterior ya sabréis que no quedé demasiado satisfecho con el modo en que se desarrolló ésta y su distanciamiento de los libros.
Por suerte, dejadas atrás las licencias de guión que se tomaron los creadores al adaptar los acontecimientos que tienen lugar en Choque de Reyes, el proceso de traspasar Tormenta de Espadas a su formato televisivo (recordemos que en esta primera tanda sólo de la mitad) arroja un juicio, para mi gusto, más satisfactorio que para el segundo libro. Si bien la serie se ha apartado en algunos aspectos definitivamente de su fuente literaria, con esta temporada se parchean intrigas que habían quedado pendientes en la anterior y se reencauzan algunas tramas que no guardaban del todo la deseada fidelidad con la obra escrita de George R. R. Martin. Quedan así atrás algunos episodios (como el paso de Daenerys por Qarth que tanto me disgustó en su momento) que han resultado ser un paréntesis y a los que es mejor no conceder mayor importancia si se quiere dejar que la historia avance. Sí, ya sé, como adaptación la teleserie no tiene por qué estar apegada al máximo a los libros, pero entenderéis que es algo a lo que todo lector de la saga no puede dejar de prestar atención y de establecer comparaciones.
Con la tercera temporada se confirma un hecho que ya empezaba a manifestarse durante la segunda: la alteración del orden cronológico de los sucesos en relación con su fuente literaria. Esta sesión incluye, de hecho, episodios de la trama que realmente no tienen lugar en toda la duración de Tormenta de Espadas (en concreto, la parte concerniente a los Greyjoy y la suerte que corre Theon). Por otro lado, si bien en la anterior lamentaba que no hubiera mención alguna a los capítulos de Aguasdulces o a la entrada en escena de los hermanos Reed en su viaje al norte junto a Bran, ya quedan subsanados ambos flecos del relato, reconduciéndose de este modo ese hilo de la narración original.
Ahora que los espectadores que adoran Canción de Hielo y Fuego en su versión televisiva (aún me sorprende que quienes no se hayan leído las novelas no se pierdan) empiezan a acostumbrarse a la mano letal de su artífice, replicada por los guionistas, no está de más hacer una revisión de cómo han ido evolucionando los personajes a través de sus intérpretes de carne y hueso, así como reparar en las caras nuevas que han aparecido últimamente. En una obra coral de estas características, una de las cuestiones que más expectación genera es quién ejercerá el papel de tal o cual personaje de la novela. En este sentido, el siempre prolífico reparto de Roma sigue proporcionando cantera a las teleseries actuales, y así tenemos a Ciaran Hinds como Mance Rayder o a Tobias Menzies de Edmure Tully. También aparecen nuevas figuras que no por secundarias son menos carismáticas, como Walder Frey y Olenna Tyrel entre otras.
Pero miremos en primer lugar hacia sus principales protagonistas, si es que esta obra con tantos nombres e hilos abiertos puede permitirse centrar un verdadero protagonismo en alguien. El flirteo entre Jon Nieve e Ygritte a un extremo y otro del Muro se transforma en un romance cuyo objetivo es plantear el grave dilema en el momento de la separación, que se produce hacia el final de temporada. La escocesa Rose Leslie aporta toda la fresca fiereza que exige el personaje de la salvaje pelirroja; sin embargo, Kit Harington continúa dejándome tan frío como el propio Muro. Y es una pena, porque desde mi punto de vista el actor no logra hacerse con el perfil de un personaje tan crucial para la historia como es el bastardo de los Stark. Todo lo contrario me sucede con Daenerys (la agraciada y solvente Emilia Clarke), cuya actuación recupera la grandeza de la madre de dragones y nos ofrece un recorrido por las ciudades de esclavos que, a pesar de escatimar escenas y acortar su itinerario, se disfruta en cada secuencia. Acompañada no sólo de su fiel Jorah (Iain Glen), sino de todo un nuevo cortejo de ases —ser Barristan, Missandei, Daario Naharis o el mismo cuerpo de los Inmaculados— Dany defiende dignamente una de las escenas más brutales y épicas de la temporada: la liberación de Astapor, su arriesgada treta frente al amo Kraznys y, cómo no, ese siempre sentencioso dracarys!
Aunque para momento trascendental, no sólo de esta sesión sino en el conjunto de la serie, tenemos sin lugar a dudas la tan pregonada Boda Roja, con todas sus terribles consecuencias. Al margen de lo que, argumentalmente, esta secuencia conlleva como cambio radical en el devenir de los acontecimientos de Poniente y sus mil enredos, en el aspecto televisivo supone decir adiós a dos intérpretes principales, entre los que lamentaré especialmente perder de vista a Michelle Fairley, que ha realizado una intervención de aplauso hasta su trágico final. Hay que admitir que fue gracioso (doblemente para quienes hemos visto la temporada en compañía de no-lectores de Canción) observar las reacciones ante esta escena sin respiro bajo la semblanza de Las lluvias de Castamere. Creo que muchos no podrán sacudirse el recuerdo de este suceso en mucho tiempo (probablemente hasta que se celebren otras funestas nupcias...) También en este contexto hemos conocido nuevas participaciones como la Brynden Tully —el Pez Negro—, Roose Bolton y su psicópata hijo bastardo Ramsey (Iwan Rheon), ya por la parte que concierne a la trama de Theon (una de las más estiradas y cronológicamente asimétricas).
La pequeña loba Arya Stark (Maisie Williams) sigue comiéndose la pantalla y se afianza como uno de los personajes más admirados y queridos por los fans de la serie. Y no es para menos: de su salto de la Hermandad sin Estandarte a la compañía del Perro hemos extraído instantes de audacia y compartido la frustración ante su desdicha por esa maldición que pesa sobre ella de no llegar nunca a tiempo para salvar a los miembros de su familia. No se puede decir lo mismo de Sansa, que goza de menos popularidad por su discreta presencia en la corte de Desembarco del Rey (personalmente nunca me ha disgustado su papel ni en las novelas ni en televisión, gracias al buen hacer de Sophie Turner). La parte de Bran (el adolescente Isaac Hempstead-Wright es uno de los actores a los que más se le ha notado el estirón, junto con Arya) también transcurre con lentitud, de igual forma que su camino hacia el norte en las páginas del libro.
Tras las tensiones del asedio, los Lannister están más preocupados por consolidar su victoria, asestar el golpe de gracia a Robb Stark y apuntalar su alianza con los Tyrel gracias al matrimonio real entre Joffrey y Margaery. Si bien Peter Dinklage es quien ahora encabeza los créditos de la serie en el siempre fantástico opening, el papel que Tyrion juega en la primera mitad de Tormenta de Espadas y, consecuentemente, en esta tercera temporada, es más moderado. Ante la avasalladora y férrea presencia de Tywin Lannister, y con Joffrey haciendo méritos para seguir acumulando la aversión del público, el enano queda un poco en segundo plano. Con todo, siempre es un personaje digno de admirar al que tan pronto vemos desatar su ingenio en ataques contra la impertinente Cersei, como todo el tacto posible en su unión forzosa a la infeliz Sansa.
En la casa del León carmesí nos encontramos también en esta temporada con la estupenda actuación de Jaime (Nicolaj Coster-Waldau), que empieza a revelar su auténtica personalidad. La travesía junto a Brienne pasa por toda clase de momentos —incluida su traumática experiencia a 'manos' de los titiriteros sangrientos— que se desarrollan, aquí sí, con una veracidad respecto al libro muy de agradecer. No termino de creerme, sin embargo, el modo que tiene la serie de presentarnos a Margaery Tyrel (aunque a su artera abuela hay que admitir que la han clavado) ni, sobre todo, a Stannis Baratheon, que aún siento muy alejado del carácter severo y fuerte de su imagen literaria. Me interesa casi más su círculo, el formado por Davos y Melisandre, pero todavía hay cosas que no terminan de gustarme en esta rama de la emisión.
Dejando atrás el reparto interpretativo, la serie recupera la tónica general que lucía la primera temporada alternando momentos de tensión con otros que profundizan en la psicología de sus personajes y en las intrigas abiertas anteriormente. Como ya es costumbre, todavía se deja llevar por escenas subidas de tono que no vienen al caso. Y si aún me molesta que se limite el espacio a otros capítulos que se echan en falta en la adaptación para, en cambio, regalar minutos a dichas escenas (como esa idiotez acerca de los atributos de Podrick Payne), la verdad es que ya he aprendido a ignorarlas (aunque experimenté cierta satisfacción morbosa con la desaparición de esa superflua fulana pelirroja que trabaja para Meñique y que aparecía a todas horas).
Uno de los aspectos por los que cabe felicitar a la serie es la dedicación a encontrar localizaciones que se ajusten a los diferentes ambientes y escenarios, en vez de recurrir repetidamente a recreaciones simuladas usando exclusivamente la tecnología. En esta ocasión se alternan paisajes que van desde las caprichosas formaciones geológicas de Islandia (para las secuencias del frío norte de la Guardia de la Noche y las tribus salvajes), a la siempre verde Belfast (Irlanda), la ciudad croata de Dubrovnik en algunas tomas de Desembarco del Rey o la preciosa población costera de Essaouira —no dejéis de visitarla— y otros parajes del Sahara, en Marruecos, para los planos que se desarrollan en Astapor y Yunkai. Sobre la banda sonora, una vez más a cargo del compositor Ramin Djawadi, de nuevo sólo se pueden decir alabanzas (con fabulosos temas como Mhysa) que se ajustan al sentir épico de esta enorme producción de HBO.
La tercera es probablemente la mejor temporada de lo visto hasta ahora en Juego de Tronos (no considero la 4ª, ya que acaba de arrancar y aún no he comenzado a verla) porque sin duda el libro en el que está inspirada también es el mejor de la saga. A pesar de que la serie empieza a tomar su propio camino (y, dicho sea de paso, a buscar fórmulas ante la difícilmente evitable posibilidad de sobrepasar el ritmo de publicación y escritura de George R. R. Martin) ha ido logrando marcar un enfoque que atrae a millones de fans, y todo ello mientras la separación con los libros se ratifica sin que la calidad de la adaptación se resienta demasiado. Me perdonaréis que este análisis haya quedado más deslavazado que los de las sesiones previas, pero es lo que tiene haber dado cuenta de su resumen con tanta demora. Y dado que me pondré enseguida con la cuarta temporada, no pasará mucho tiempo antes de regresar a Poniente con mayor nivel de detalle.
Crítica de Juego de Tronos (serie HBO): 1ª Temporada, en Adalides
Crítica de Juego de Tronos (serie HBO): 2ª Temporada, en Adalides
4 comentarios:
Buena reseña amigo, me gustó la tercera temporada más que la segunda (sin duda no hay que intentar comparar mucho la serie con los libros). Fantásticos Tyrion y Arya (mis personajes favoritos en los libros ;) )
Saludos y feliz semana
Gracias Hammer Pain. A mí también me ha convencido bastante más esta temporada que la anterior. Es verdad que hay que tratar de disociar las novelas de la serie, pero a veces cuesta no compararlas. Tyrion y Arya me encantan, y entre mis favoritos también añadiría a Daenerys. :)
Por cierto, que esta misma noche ya he visto el 4x01 y me ha gustado. Aunque no ocurra aún nada demasiado relevante, es un buen capítulo para volver a meterse en situación. Con ganas de ver pronto el siguiente.
¡Saludos!
Con respecto a lo que dices al final del post, que la serie intentará no adelantar a los libros, yo no lo tengo tan claro. No sé cuánto poder tendrá Martin en la producción ejecutiva de la serie (sería cuestión de mirar los contratos), pero espero que en HBO sepan que si intentan hacer un "batalla de Namek", para entendernos, van a perder espectadores como si no hubiera mañana. Mi esperanza es que la serie siga el ritmo que tenga que seguir, y si adelanta a los libros, pues mala suerte para los lectores. La opción de no ver la serie hasta la (cada vez más improbable)publicación de los libros siempre está ahí.
Y sería de justicia que después de tirarse cinco temporadas spoileados por los lectores, los televidentes tengan un par de libros para cambiar las tornas xD.
Conforme. Pero sentaría un extraño precedente en el que la adaptación televisiva tomaría las riendas del desarrollo argumental. Personalmente, no me gustaría enterarme del final de la saga a través de la teleserie... Si se diera el caso, quizá sea de los que tomen la opción de no seguir viéndola. Tampoco sabemos hasta qué punto tiene Martin atado el argumento hasta su conclusión (parece ser que sí lo tiene claro), pero 'ceder' ante la producción me parece hacerles un feo a los lectores.
Mi opinión es que se han apresurado demasiado con la serie; que se lo tenían que haber tomado con mucha más calma. Existe el problema, es verdad, de que muchos de sus actores son demasiado jóvenes y generaría el problema del paso de los años (algo que ya se va notando, de hecho). También se habla de precuelas basadas en los cómics... El tiempo dirá, pero desde luego veo muuy difícil que la serie no alcance la publicación de los libros.
¡Saludos!
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