De frustrado jugador de rol a lector habitual de cómics, no podía pasar por alto una historieta afín a estos medios, de Josep Busquet y Pere Mejan para la editorial Dibbuks, que salió publicada el año pasado en torno a esta fecha. Tras las buenas sensaciones que me dejó en su día La revolución de los pinceles, premiada obra de los mismos autores y la única que hasta no hace mucho había probado de ellos, había ganas de tantear nuevas lecturas de este dúo creativo. Y con Puntos de Experiencia he tenido la ocasión de resarcir ese interés, siendo el resultado francamente satisfactorio y haciendo que ya definitivamente me asegure de no perderles la pista en lo sucesivo.
Por suerte son unos cuantos los trabajos que Busquet y Mejan han sacado adelante juntos, además de estos dos antes citados, así que sigo teniendo donde elegir. Con Dolmen nos ofrecieron las aventuras de El Jirón Negro, cuya segunda parte se encuentra ahora en preparación, y dentro de muy poco verá la luz su Fargons&Gorgons, editado por Amaníaco. Precisamente esta inminente novedad también está muy relacionada con un mundillo en el que parece que sus creadores poseen cierta veteranía, el de los juegos de rol.
Supongo que la mayoría de opiniones que circulen por la red de esta novela gráfica proviene tanto de antiguos como de actuales jugadores de rol, así que tal vez alguien considere digno de atención el punto de vista de quien, como es mi caso, conociendo más o menos de cerca ese entorno, ha permanecido ajeno a la primera línea del mismo. Mi experiencia personal con el rol se limita a haber leído sobre el tema, a ojear algún que otro manual y a formar parte de unas pocas partidas en foros de comunidades roleras online. Pero como la curiosidad y las ganas de participar siempre me han llevado a querer saber más sobre la materia, dicha limitación —más que suponer un problema— ha sido un aliciente para embarcarme en la lectura de este cómic.
La historia que Puntos de Experiencia nos cuenta es la de Alberto; una historia de amistades aparcadas y recuperadas, y sobre sensaciones latentes, escondidas en nuestro interior por capas y más capas de realidad cotidiana, que afloran cuando un día las circunstancias nos dejan con el culo al aire. Esto es justo lo que le pasa al protagonista, viéndose recién separado, apartado de sus dos hijas y, para más inri, sin trabajo. En esos momentos en los que se siente más jodido que nunca (si se me permite la expresión que mejor define su estado durante las primeras páginas), la casualidad quiere que dé con un viejo manual de rol mientras desembala las cajas con sus pocas pertenencias en el vacío apartamento al que no ha tenido más remedio que mudarse.
A raíz de este hecho, volverá a ponerse en contacto con el grupo de colegas con los que pasaba las tardes de su adolescencia disfrutando de sesiones roleras, quienes no tardan un segundo en reincoporarle a sus partidas y compartir otra vez con él sus altibajos del día a día. Asumiendo su situación actual y enfrentándose a las dificultades que van surgiendo en la relación con su exmujer, Alberto redescubre una parte de si mismo que se había negado durante sus años de matrimonio y volverá a conocer el valor de la amistad.
A través de tres actos que exponen la evolución en esta nueva etapa para Alberto, e intercalando varios flashbacks de juventud del grupo, los autores sacan además a relucir el dilema entre crecer y adaptarse a una realidad ordinaria a veces demasiado ingrata, o seguir estimulando el espíritu soñador que algunos llevamos aún dentro y al que otros han decidido renunciar prematuramente. Dos facetas de encarar la vida perfectamente compatibles; o ese es el mensaje que yo extraigo tras la lectura de esta placentera obra.
Me ha gustado el tratamiento que se hace de ese marco imaginario en el que muchos, como sus protagonistas, nos cobijamos en ocasiones de los sinsabores y varapalos mundanos (llámense discusiones de pareja, hipotecas, problemas en el trabajo o —más común hoy día— por falta del mismo) y de nuestras flaquezas, pero que de un modo u otro vamos superando. Los errores o aciertos que, cual pifias o críticos en una tirada de dados, nos hacen ir sumando puntos de experiencia en la vida, y al igual que para los héroes que recorren un dungeon nos vuelven más poderosos y pasan a formar parte de nuestro historial de hazañas y fracasos. También toma fuerza en sus páginas otras ideas como las segundas oportunidades y la vuelta al pasado con una mirada nostálgica.
Pero aunque no lo parezca, el tebeo posee un punto de humor que rezuma experiencias personales y recuerdos de sus propios creadores. El repertorio de anécdotas divertidas, a veces con un tono amargo, otras de puro chiste (como el hilarante gag final), proviene sobre todo de las prácticas de cada miembro de la pandilla que reflejan su carácter en las partidas de los viernes. Haciendo un repaso rápido de esta peña de amigos que superan la treintena y de sus respectivos PJ's, tenemos a Rubén, un soltero muy buena gente que no ha tenido demasiado éxito con las mujeres y en parte llena ese vacío con sus aficiones y frikismos. Es el Master del grupo, la cabeza pensante y quien mantiene un poco unidos a todos, así que no vacila en admitir de nuevo a Alberto entre ellos. El protagonista, que lleva al bardo ante la mesa de juego, es en realidad un personaje que mantiene los pies en la tierra sin perder por eso su lado más idealista, aunque ahora anda algo perdido ante sus tristes circunstancias. Por otro lado está Alex, el más vacilón, chuleta y deslenguado, que maneja a una bárbara muy bestia y sin pizca de cerebro. Iván es un tipo bastante hosco que rompe con la simetría de su forma de ser descargando en su papel del mago la frustración contenida durante la semana. Y por último está Luis, el eterno ausente (ni siquiera aparece, sólo se le menciona) que es quizá quien personifica el sacrificio y la renuncia de lo que realmente le gustaría hacer a cambio del éxito social y económico.
Como decía más arriba, la pareja de autores no ha dejado de colaborar en varios títulos conjuntos; una fructífera relación profesional fraguada en las aulas de la Escuela de Cómic y Artes Visuales Joso, de Barcelona. Forman un tándem artístico que funciona de maravilla y siempre trae un buen trabajo bajo el brazo en cada nuevo lanzamiento.
Josep Busquet es un todoterreno del cómic que domina un estilo muy versátil y se atreve con cualquier género que le echen: fantasía, realismo social, humor, etc. Al igual que en La revolución de los pinceles, me interesa el equilibrio que consigue para narrar una ficción con mensaje, y si bien esta obra se trata de un slice of life en toda regla, no da para nada la imagen muchas veces hipster y pretenciosa que ya sabemos de otros tebeos costumbristas, ni persigue crear lecciones de vida que sientan cátedra en este tipo de género. Muy al contrario, consigue que el grado de expresión de sus guiones sea de lo más natural, con diálogos frescos y muy de la calle. De su valoración personal de Puntos de Experiencia, me quedo con estas declaraciones para una entrevista que le hicieron en Guía del Cómic: «Sí, creo que en la vida real se interpretan diferentes personajes según la persona con la que se esté en ese momento. Gente que con un cierto círculo de amigos es alguien tímida y callada, con otro grupo de amigos puede ser el centro de atención. La gente influye a los demás en su comportamiento, ya sea para bien o para mal.»
El dibujante (también barcelonés) Pere Mejan, ostenta aquí un trazo funcional, espontáneo y agradable con el que se simpatiza enseguida, sobre todo por su manera de figurar los personajes, aunque suele escatimar con los fondos. Que yo sepa, todos sus trabajos conocidos hasta ahora los ha realizado en blanco y negro. Ganador de los premios a 'Autor revelación' y 'Mejor dibujo' del Salón del Cómic de Barcelona en 2004, ha publicado también en Francia con Busquet para Delcourt la adaptación de El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, tebeo del que he podido observar algunas planchas —donde realiza un trabajo impecable, con unos juegos de sombras idóneos para su temática tenebrosa— y que me encantaría ver editado un día en nuestro país.
Entre ambos aportan a esta historieta guiños que todo buen friki sabrá detectar en determinadas viñetas, tanto referidos al mundo del rol en exclusiva como pertecientes a otras ramas de la subcultura lúdica. Las anécdotas que se suceden en las partidas y que destapan las diferentes manías y chascarrillos propios de los jugadores (poner en aprietos al DJ, marear los dados para acabar sacando una tirada penosa, hacer el cabra desoyendo los consejos del master, etc.) o las veladas alusiones gráficas a ambientaciones y títulos concretos (si agudizamos un poco la vista, pueden apreciarse juegos conocidos de tablero, cartas o estrategia, y varios manuales de rol, de la tremenda colección en casa de Rubén) forman parte de la complicidad con el lector adepto a estas distracciones.
Aunque yo no haya sido un jugador activo de rol, la verdad es que no me ha costado identificarme con muchos matices de los personajes, no tanto por 'padecer' sus coyunturas personales (que cada uno de ellos tiene su trago, pues componen en cierto modo un clan de fracasados) sino por esa especie de sentimiento colectivo friki —restándole al término cualquier connotación peyorativa, está claro— y de relativa incomprensión que a menudo tenemos que aguantar quienes nos entregamos a unos hobbies diferentes del resto.
No me entretendré demasiado en este aspecto (ya que pronto os hablaré sobre una guía didáctica de rol que estoy leyendo donde se aborda el tema), pero todos sabemos que ha existido un juicio público sobre el rol muy negativo, que sólo el paso del tiempo ha ido mitigando levemente, a partir de cierto suceso negro que estigmatizó gravemente su imagen. La ignorancia de los medios en la búsqueda de culpables y la necesidad morbosa de justificar la atrocidad cometida por un par de dementes, llevaron a que mucha gente creyera que jugar al rol era poco menos que una actividad perversa, y aún hoy muchas personas lo siguen asociando a algo depravado. En las páginas de este tomo se hace referencia a ese nefasto episodio, que refleja la aversión apenas superada hacia el rol. Prejuicios que por desgracia se extienden también, aunque en mucha menor medida, a aficiones como el cómic (pese a que en los últimos años haya adquirido una notable aceptación social), la literatura fantástica, la ciencia ficción o cualquier otro pasatiempo minoritario (quien dice entretenimientos frikis, dice dedicarse a construir maquetas o a coleccionar caracolas de mar) que se salga de ver el fútbol y leer el Marca.
En conclusión, Puntos de Experiencia es una historieta de lectura muy estimable, con un regustillo nostálgico, que ensalza tanto la importancia de conservar la identidad propia como la auténtica amistad, tan difícil de encontrar, y nos impele a nutrir la ilusión en el transcurso de nuestra vida corriente, sin dejar de reivindicar la normalidad en un ámbito a menudo vituperado por aquellos que no lo conocen. Otro tebeo de Dibbuks que se une a los títulos recomendables que he ido descubriendo recientemente de esta editorial.
Como he comentado, estaré muy pendiente de los proyectos más inmediatos de Busquet-Mejan; entre los que cabe destacar su próximo recopilatorio de Fargons&Gorgons (que, por cierto, aparece aquí en una viñeta, a ver si lo halláis), con las tiras publicadas durante años en la revista Amaníaco, el cual no pienso perderme. Pero también el divertido Consejo Real, que reseñaré en breve, donde el guionista trabaja en esta ocasión con el autor Roc Espinet al dibujo y que desde hace unos cuantos días podéis ver en las tiendas.
Edito: Me informan desde Amaníaco que Fargons&Gorgons tendrá que esperar un poco más a su salida, que no se espera ya hasta 2014.
8 comentarios:
¡Hola Jolan!
Interesante propuesta esta que traes. Me ha hecho recordar algunos buenos momentos pasados con amigotes alrededor de unos dados, jejeje.
Le echaré un ojo, aunque desde ya te digo que es más que probable que termine haciéndome con él.
¡Ah! he localizado el ejemplar de Fargons&Gorgons, pero no sé donde hay que solicitar el premio... ;D
Un abrazo.
Pues... yo sigo jugando a rol y estoy rondando los 40, aunque a diferencia de los protas de este cómic, nosotros no lo hemos aparcado nunca y sigue siendo un excelente punto de reunión ya no sólo para rolear, sino para compartir experiencias, inquietudes y problemas, es decir, para cultivar la amistad.
Le echaré un vistazo al cómic, gracias por la entrada Jolan!
Saludos.
Buenas, Txema!
Es un cómic que pueden disfrutar tanto jugadores como no jugadores de rol, pero sin duda los primeros le encontrarán una chispa especial porque les va a traer a la memoria anécdotas de sus partidas.
¿Lo has encontrado? ¡Bien hecho! :D Por lo pronto, te animo a echar un vistazo a este enlace: http://www.amaniaco.com/comics/fargons-y-gorgons.html ¡Yo ya he hecho mi reserva!
Hola Dimitri:
La verdad que te envidio, como a todos los que jugáis con frecuencia. Si yo no he conseguido ponerme 'en serio' con el rol hasta ahora, ha sido por no encontrar gente de mi entorno a la que le interesase el tema. Y a día de hoy me temo que ya va a ser difícil entrar en el mundillo. Aunque por supuesto coincido contigo en que se trata de un hobby perfectamente indicado entre 9 y 99 años, como suele decirse. :)
Saludos y gracias por vuestros comentarios!
¡Muy buena entrada! como jugador de rol desde hace 20 años y todavía en activo me ha encantado.
Te invito a echarle un vistazo a mi última composición de música de fantasía épica para que me des tu opinión:
http://donde-los-valientes-viven-eternamente.blogspot.com.es/2013/11/la-caida-de-smaug-capitulo-1-comienza.html
Saludos!!
¡Qué suerte, Hammer, poder mantener la afición durante todos esos años, y lo que es mejor, supongo que compartiéndola con un buen grupo de colegas!
He escuchado tu pieza musical y debo felicitarte. El 'toque hobbit' está muy presente y bien plasmado.
Saludos.
Este cómic ya lo he visto y lo e ojeado pero no me ha enganchado tanto como para comprarlo. No conozco al autor y como siempre hay que decidir.....
Yo con dibbuks cada día estoy más contento, merece la pena ver lo que publican. Salu2
Hola Pardi. Al final es como con todo, que te atraigan más unas temáticas (el rol en este caso) u otras, pero quédate con el nombre de sus autores, porque han hecho cosas muy buenas y más que irán saliendo, ya verás.
Y sí, la verdad es que Dibbuks está últimamente sacando cosas la mar de curiosas. Yo también sigo ahora con más atención lo que sacan.
Saludos!
Apunté este título cuando salió, ya que me llamaba la atención por la ambientación rolera. Y no es que yo haya jugado mucho, mi más o menos mi caso es como el tuyo... Supongo que siento cierta afinidad por este tipo de ambientación, con protagonistas del mundo real disfrutando de sus aficiones.
En fin, que lo que comentas tiene buena pinta. A ver si me hago con él pronto (si me deja el resto de novedades, que no hay quien haga hueco!) y ya comentaré :)
Un saludo!
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