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martes, 9 de septiembre de 2008

Los colonos de Catán. El juego de dados


No descubro nada al afirmar que Los colonos de Catán, de Klaus Teuber, es uno de los juegos europeos de mayor éxito y solera del panorama del entretenimiento. Con más de una década a sus espaldas, y varios premios y nominaciones (entre ellos el Spiel des Jahres, Juego del Año 1.995), lidera la gama de juegos de origen alemán que han conseguido batir las ventas incluso de sus competidores más clásicos, como los archiconocidos Trivial o Monopoly. La clave para haber logrado que millones de personas se hayan echado una partida al Catán en alguna ocasión se basa en su alto componente adictivo, los distintos estilos para diferentes tipos de jugadores (aquellos que se apoyan más en la estrategia, la suerte, la negociación, etc.) y una sorprendente facilidad para aprender sus reglas, que permite que el enganche con tan sólo un par de partidas sea inmediato y lo hace apto para cualquier tipo de gente, ya sea entre amigos o con la familia. Para llegar a ese nivel de accesibilidad es verdad que su autor tuvo que simplificar lo que inicialmente era un juego mucho más complejo. De esa reducción surgirían una primera modalidad, que se centraba en el descubrimiento en si mismo de la isla, y otra segunda, que trataba de la ocupación y colonización de ésta, y de la que es heredera la versión más comercial, que hoy día podemos encontrar en cualquier juguetería o gran superficie.

Como ya estamos hablando de un clásico, no me quiero extender sobre las virtudes de este grandísimo juego. Por si a alguien se le escapan -imperdonable-, el propósito del mismo consiste en colonizar una isla -Catán- que es una mina en cuestión de recursos naturales, los cuales deben recolectarse con habilidad para poder sustentar la construcción de pueblos y ciudades, carreteras para establecer las vías comerciales, sostener el ejército de caballería, etc. Además, la introducción de cartas de desarrollo y progreso, la ficha del ladrón y un tablero hexagonal que varía a cada partida, entre otras características, hacen que el objetivo de alcanzar los diez puntos que otorgan la victoria se convierta en una actividad enormemente divertida. Existe una curiosa introducción interactiva al juego, para refrescar la memoria sobre su funcionamiento.

Klaus Teuber, creador de los juegos de Catán

Tras el rotundo éxito inicial, que se ha mantenido durante todos estos años, llegaron multitud de variantes que introdujeron los jugadores más apasionados por Catán y, como no, toda una serie de expansiones oficiales. En español, Devir ha publicado hasta la fecha tres de estas expansiones, que yo sepa: Navegantes, que extendía las posibilidades de juego al mar y la construcción de barcos, Ciudades y Caballeros, con mayores opciones de desarrollo dentro de la isla tanto a nivel urbano como de potenciación militar, y la Expansión a 5-6 jugadores del juego básico. Por si fuera poco, está previsto para este mismo mes el lanzamiento de una nueva expansión: Mercaderes y Bárbaros, mucho más amplia y sofisticada en cuestión de reglas y modalidades de juego. Y no sólo eso, sino que igualmente existe una versión junior, una para jugar online, otra para consolas e incluso una con los componentes y fichas en 3D, que debe de ser una maravilla visual. De entre todas ellas, la verdad es que hasta el momento sólo he podido disfrutar de la edición básica, pero a su vez han aparecido nuevas versiones relacionadas del juego, aptas para los que disponemos cada vez de menos espacio en casa y que las convierten en idóneas para llevar de viaje o para jugar en ratillos libres cuando no dispones del tiempo suficiente para andar montando el tablero y todos los bártulos que lo acompañan. Se trata de Los Colonos de Catán: el juego de cartas y Los Colonos de Catán: el juego de dados.

Aunque mucho más sencillas que las ediciones de tablero, estas modalidades se revelan como una opción muy válida a la hora de pasar un rato entretenido. Iré al grano y os comentaré un poco la versión en dados, que también distribuye Devir al igual que el resto de la gama, y ha sido una de mis últimas adquisiciones. Claramente, al pertenecer a la familia lúdica de Catán, el objetivo del juego es el mismo que el de sus hermanos de tablero: esto es, colonizar la isla a través de la explotación de sus recursos naturales para hacerse con el control de la misma mediante la construcción de asentamientos y caminos. Pero en esta ocasión sustituímos el tablero de piezas hexagonales por una tarjeta de puntuación, que representa una isla de Catán en miniatura, con marcadores a subrayar a medida que levantamos carreteras y poblados, y el espacio reservado para anotar los puntos que vamos obteniendo por ello. De esta forma, cada jugador tiene su tarjeta (la caja incluye un bloc de sesenta) con su propia configuración de la isla en función de sus logros con los dados.


Como resulta obvio, lo que cambia en esta versión es la mecánica para recolectar los recursos que nos permitan establecernos en nuestra particular mini-isla. Esto se consigue a través de los dados, 6 en concreto, que representan los símbolos de las materias primas acostumbradas: madera, arcilla, mineral, lana y cereal. Como novedad, la sexta cara del dado la ocupa un recurso estándar que hace las funciones de moneda de intercambio: el oro. Los jugadores efectúan por turnos hasta tres tiradas de dados consecutivas, y atendiendo a los costes de producción que nos muestra nuestra tarjeta, vamos construyendo las carreteras, poblados, ciudades y caballeros que nos reportan puntos, de tal forma que el jugador que haya obtenido más puntos a lo largo de los 15 turnos que dura una partida, gana.

Aunque en esta versión la estrategia tiene menor peso que el factor suerte, debido a la dependencia del resultado al arrojar los dados, la clave está en saber hasta qué punto se puede arriesgar, dado que en las tres tiradas de dados que se nos permite realizar en cada turno podemos apartar cuantos consideremos necesarios para lo que tenemos planeado construir. Esto puede acarrear que en un turno hayamos sido lo suficientemente habilidosos para levantar varias construcciones a la vez y conseguir cuantiosos puntos por ello, como que los dados no acompañen nuestra estrategia y nos llevemos el chasco al no poder edificar nada, además de una penalización.

No voy a negar que al carecer de los factores conflictivos que proporciona la negociación entre los jugadores de la versión de tablero se le resta gracia al asunto. También es cierto que visiblemente no es tan bonito como éste y la distribución de los sectores de la isla no tiene demasiada incidencia real en el desarrollo del juego, al depender sólo de la ubicación de los caballeros, que constituyen comodines de materias primas. Sin embargo, permite que las partidas sean más dinámicas (no pasan de 30 minutos), es entretenido y facilísimo de jugar. Esto último lo vuelve muy adecuado para iniciar a los más pequeños (de 10 años en adelante) o como paso previo al tablero (como bien se encargan de recordarnos en la carilla posterior del panfleto de instrucciones). De hecho, aunque está diseñado para hasta 4 jugadores, se puede jugar incluso en solitario, aunque en este caso se convierta simplemente en un reto personal con las puntuaciones. Además, es baratillo (9 €) y ocupa muy poco, así que te lo puedes llevar a cualquier lado y al ser independiente de las otras versiones no requiere de más accesorios.

Lo bueno es que hace poco me he encontrado con una variante que podríamos calificar de oficial, pues la ha publicado el mismo Klaus Teuber en su página web. Al parecer, cuando diseñó la versión del juego de dados de Catán ofreció a la casa distribuidora dos prototipos del mismo. Uno de ellos, preferido por Teuber, era más parecido al juego de tablero, pero menos accesible a todos los públicos al incorporar unas cuantas reglas adicionales, que precisamente aportan lo que le falta a la versión que finalmente se lanzó por cuestiones comerciales: la interacción entre los jugadores como mayor elemento competitivo. Ahora podemos disfrutar de "El juego de dados - plus" (que en realidad no complica significativamente el juego original) gracias a la traducción del manual de instrucciones que Fran F G nos ofrece amablemente desde su blog, enfocado a sus trabajos para la industria de los juegos de mesa, y que podéis descargar aquí (trae incluso las nuevas tarjetas de puntuación para esta modalidad). ¡Habrá que probarla!

4 comentarios:

Aven dijo...

Yo descubrí el juego hace poco aunque he tenido el tiempo suficiente para ponerme al día, eso si jugando por internet en sesiones de 24 horas non stop.
De momento sólo he podido jugar a la versión básica pero pronto espero conseguir la expansión de ciudades y caballeros.

De la versión de dados y de cartas aún no había oido nada y con el resto de expansiones aún ando un poco perdido así que gracias por las aclaraciones :)

Jolan dijo...

Yo tuve una época de estar viciado con este juego. También le añadí la expansión de navegantes en su día.

La versión en dados la verdad que es una modalidad muy reducida, para pasar un ratillo, que se queda muy lejos del juego de tablero, pero tiene su gracia.

Saludos!

Jacin Montava dijo...

¿Donde puedo encontrar las reglas alternativas para el juego de dados? Los enlaces no funcionan :(

Jolan dijo...

Hola Jacin Montava.
Dado que esta entrada ya tiene unos cuantos años, es verdad que los enlaces a las reglas adicionales parecen estar fuera de uso. Pero creo que podrás encontrarlas fácilmente en boardgamegeek.com y su sección de descargas.

Saludos.

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