
La amenaza que se cernía sobre el país del sol se ha levantado, al menos temporalmente, mientras que en las Tierras Oscuras se libra una guerra civil, cuyos contendientes son los restantes Señores de la Oscuridad y sus respectivos secuaces y de la que eventualmente surgirá el sucesor de Haakon sobre la ciudad infernal de Helgedad. Pero sin duda, el hecho que marca una nueva era para las naciones libres de Magnamund -y para la dinámica del juego, si atendemos al aspecto lúdico de la colección- es el hallazgo del libro del Magnakai, acto que tuvo lugar en el apoteósico (aunque descafeinado) final de El desierto de las sombras, y que abre todo un nuevo abanico de posibilidades en la lucha contra los tenebrosos vecinos de Sommerlund y para las aptitudes de nuestro héroe del jubón verde.
Pues bien, tal y como decía, es ahora Lobo Solitario quien decide el curso de sus nuevas aventuras. El Libro del Magnakai ha revelado una profunda fuente de renovados conocimientos para el Maestro del Kai. Sin embargo, gran parte de sus secretos ya no dependen sólo de un concienzudo estudio de sus páginas, sino que únicamente serán desvelados a medida que Lobo Solitario emprenda la búsqueda de ciertos artefactos que, como llaves esenciales, irán abriendo parcelas de sabiduria en su mente. Tal y como hiciera Águila del Sol, el Gran Maestro del Kai fundador de la Orden, un milenio atrás, Lobo Solitario debe encontrar las Piedras de la Ciencia de Nyxator. Sólo gracias a la magia encerrada en estos misteriosos y arcanos objetos le permitirá avanzar en sus disciplinas y progresar hasta el grado de conocimiento supremo: el de Gran Maestro. Y sólo una pista en las líneas descoloridas del tomo le indica un punto de partida para su búsqueda: la ciudad de Varetta.
Serán muchas las entregas sucesivas en las que Joe Dever pondrá al guerrero del Kai en un


Por lo que se refiere al desarrollo del argumento y las capacidades literarias del volumen, el salto cualitativo que se produce, ya no sólo en esta entrega, sino en todo el ciclo del Magnakai, es enorme. Dever ha madurado notablemente la historia y el nivel de redacción de las secciones ha mejorado de forma importante. El tono que se desprende de las nuevas aventuras de Lobo Solitario es bastante más adulto que en las anteriores entregas y, salvo excepciones -que las hay-, los desarrollos son menos simplistas y pasan a adquirir un mayor grado de complejidad.
El sistema de juego básicamente permanece como estaba, pero incorporándose las evidentes novedades que implica una nueva línea de aventura. De este modo, pasamos a adoptar nuevas disciplinas, evolución natural de las del Kai, pero mucho más elaboradas, no sólo por las capacidades mejoradas que nos permiten ejercer, sino también porque a partir de ahora se desarrollan con cada nueva entrega, a medida que vayamos subiendo nuestra graduación en los rangos del Magnakai. No obstante, el cambio de las diez disciplinas del Kai -que ahora se usan de forma implícita en el propio texto- a las tres de esta primera aventura del Magnakai, se hace duro. Y con ello vienen las lógicas incongruencias y lagunas en el apartado de la jugabilidad (si antes disponía de Curación, ¿porque ahora tengo que elegir Medicina si quiero recuperar puntos de resistencia?, o ¿es necesario tener la Acometida Psíquica para contar con mi ataque psíquico básico del Kai?). En fin, cosas inevitables que en algunos casos acaban teniendo que resolverse según el buen juicio del lector.
No se puede negar tampoco que la saga del Kai, desde el momento en que nos hacemos legítimos dueños de la Sommerswerd, esto es, ya avanzado el libro 2, se pasa más o menos con la gorra, sin mayores complicaciones que las a veces insospechadas secciones de muerte automática o las malas pasadas que nos pueda jugar nuestro D10 en un encuentro dado. Pero esto es algo que definitivamente va a cambiar con el Magnakai. A partir de este momento empiezan las verdaderas dificultades. Y si La piedra de la ciencia no es un título frustrante en este sentido, aunque tampoco fácil, iniciamos un camino en el que ya se adivinan futuros combates cuasi-imposibles, con enemigos de habilidades desproporcionadas. Pero para ayudarnos un poco con los baches de ese nuevo camino, se nos ofrece la original posibilidad de los Círculos de la Ciencia, campos globales de conocimiento que podremos incorporar según vaya creciendo el número de disciplinas que dominamos, y que se traducirán en una mejora de puntos de destreza en el combate y resistencia. También, para ponernos las cosas algo más sencillas, Dever nos permite trasladar los objetos especiales de nuestro antiguo inventario del Kai, que a menudo resultarán imprescindibles -haciendo hincapié en la misma Sommerswerd, y así poder franquear muchas situaciones complicadas (¿o alguién se había creído de verdad eso de que "por reducidas que sean tus puntuaciones, cualquier jugador puede llevar a cabo con éxito la misión"? a estas alturas, os aseguro que no es muy cierto...)
En todo caso, con lo que realmente se disfruta en esta aventura es con la puesta en escena en si. La disparidad de ambientes y lugares que el autor nos describe, plagados de detalles, mucho más coloristas, es estupenda. Aparecen nuevos personajes: de algunos no se nos escapa que jugarán su papel en un futuro, como el siniestro hidalgo Roark. Otros son viejos conocidos, como Gwynian, de quien recabamos aquí algunas pistas sobre su identidad oculta. Están los habituales compañeros de camino, como el singular vejete y charlatán Cyrilus, por el que da tiempo a sentir verdadera compasión (aunque haya quienes le detestan) o el capitán de los mercenarios; y toda una suerte de secundarios en general bastante atinados. Además, con este número se amplia de forma importante el mundo conocido. Si en la aventura anterior ya habíamos llegado hasta los desiertos de la extensa Vassagonia, ahora lo hacemos sobre las naciones que beben del Storn, en las que ocasionalmente nos toparemos con miembros de etnias hasta ahora desconocidas, como los ogrones de piel azulada o los kloons.


En el apartado gráfico, Chalk está especialmente acertado con las pequeñas ilustraciones que salpican el libro, y que nos ayudan a hacernos una buena idea del carácter eminentemente militar de las Stornlands. No tanto, para mi gusto, con los dibujos a página completa, algunos de los cuales dejan un poco que desear. Pero Gary Chalk es un elemento integrante al mundo que rodea a Lobo Solitario y Magnamund no se concibe sin él (al menos, hasta el momento en que su sustituto, Williams, empiece a coger ritmo).
Si hubiera que resaltar un punto negativo, ese es inconfundiblemente el final precipitado y resuelto de forma apresurada; un error que se repite con frecuencia y que por ahora Dever no logra solventar. Se sigue recurriendo al manido truco del monstruo final, que va siendo progresivamente más difícil de superar, como ocurre en esta ocasión con el Dakomyd, para dar épica a la consagración de la misión de turno. Pero queda en el aire la pregunta que todos nos hacemos al concluir este volumen: ¿De qué forma logra salir Lobo Solitario de la catedral de Tekaro y de la propia ciudad asediada, y cómo consigue regresar indemne a Sommerlund llevando en su poder la piedra de la ciencia de Varetta? En fin, para desentrañar estas cuestiones, tendremos que echar mano de nuestra propia imaginación, aunque una buena opción es recurrir a la novelización que John Grant realizó de gran parte de los librojuegos de Lobo Solitario. En este caso, The Lorestone of Varetta es uno de sus títulos que sale mejor airado de las críticas recibidas por estas versiones en forma de libro de literatura fantástica, y de las que consigue una mejor adaptación del guión del librojuego, probablemente por influencia directa de Dever en la obra, lo que suponemos evitaría algunas 'idas de olla' que acostumbraban a salir de la pluma de Grant.
La piedra de la ciencia es el comienzo de una saga trepidante que no encontrará su culminación hasta el nº 12 de la colección, y que sin duda constituye uno de los títulos más atrayentes de la serie, imprescindible en la biblioteca de todo aficionado a los librojuegos.
2 comentarios:
Seguid hablando de libro juegos y
de Lobo Solitario.
Merece la pena y es algo que no se
debe perder.
¡Qué dificil era el final de la "Piedra de la Ciencia",
pero apasionante la colección.
Sé que tengo esta sección muy abandonada, pero pronto habrá nuevo artículo sobre otro clásico del género...
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