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lunes, 10 de enero de 2011

El Continente de Môm (I): Corazón negro


Como ya dejé ver en su momento cuando hablé por aquí de Orn (una de las series de aventuras que actualmente sigo con mayor interés), el día que Quim Bou decidió incluir entre su producción artística el cómic de fantasía, podemos afirmar que el género enmarcó en un sitio destacado el nombre de este autor catalán, cada vez más en boca de los aficionados en virtud de los reconocimientos recibidos y, sobre todo, por su tenaz y constante labor profesional. La versatilidad que le caracteriza le ha permitido, no obstante, desenvolverse con éxito también en otras vertientes, como el terror o las temáticas cotidianas (por ejemplo El lobo Mateyo y Haciendo café respectivamente, por mencionar aquellas que he leído de él) e incluso el histórico (Serrallonga). Pero es en el campo de la fantasía donde se diría que se encuentra como en casa, como atestigua el trabajo que hoy día más tiempo le ocupa, gracias a que le permite crear sus propias reglas y explayarse en los detalles.

De Orn no puedo más que expresar buenas palabras (y si hay alguien que aún no conozca las sensacionales andanzas del perro mercenario, le recomiendo que le eche un vistazo al enlace de arriba). Una colección que, estoy convencido, le va a colocar entre los autores que más han contribuido a la fantasía en este país. Con cuatro números en el mercado, sentado el antecedente de la miniserie Dos Espadas, su Historia Universal (de la que ya no debería tardar en salir el quinto volumen) se está consagrando como uno de los grandes exponentes del género a nivel nacional que -por fortuna con una periodicidad más o menos regular- va desarrollando un estupendo relato-río con el que nos tiene enganchados a muchos, no sólo por la capacidad épica que contiene sino también por la gran cantidad de valores dignos de reflexión que nos ofrece en cada entrega, protagonizada por unos muy humanos animales antropomórficos. Pero antes de que Orn asomase su hocico, ése debut en el mundo fantástico que antes he mencionado se produjo por medio de sus historietas ambientadas en El Continente de Môm.

El Continente de Môm es el lugar que Quim Bou utiliza para presentarnos un conjunto de series limitadas que mantienen como nexo común este universo imaginario, caracterizado por un tono más oscuro y hostil que el del optimista trasfondo de Orn. En este entorno más cercano a la espada y brujería (aunque su autor prefiere calificarlo bajo la etiqueta de 'aventura fantástica') no faltan elementos comunes como la típica variedad de razas que lo pueblan, los sangrientos conflictos bélicos o la magia, pero la habilidad de Bou como autor completo, el ardor que imbuye a sus personajes o la construcción de una trama inteligente y adictiva, conceden a estos pequeños relatos una perspectiva claramente diferenciadora, al margen de las influencias de las que se nutre, con Howard y Tolkien a partes iguales según él mismo reconoce.


Hasta la fecha, las aventuras aparecidas bajo el epígrafe de El Continente de Môm cronológicamente serían las siguientes: las dos miniseries Corazón negro y Oro rojo, los números únicos Ser rey y El mes del dragón y, más recientemente, el álbum La isla de la mano, su última incursión en el ciclo, a la vista del cual comprobamos que sigue siendo un mundo fantástico muy vivo y al que su autor no duda en recurrir en tanto que tenga una buena historia que contarnos. Es importante señalar que, además, ha previsto que no exista ninguna necesidad de leerlas en un orden concreto, al ser independientes unas de otras, teniendo sólo el mismo escenario como referencia común.

Hoy que querido ocuparme de Corazón negro; su ópera prima en tierras de Môm: una serie autoconclusiva de cuatro comic-books originalmente publicada por Dude y rescatada hace unos años en un volumen recopilatorio por Dolmen. Creo haber leído que Quim manifestó no sentirse demasiado satisfecho de ella y hasta un cierto sonrojo al volver la vista, tras un tiempo, sobre su trazo para este trabajo. Teniendo en cuenta que fueron sus primeros pasos en un campo nuevo para él, creo que los defectos que podamos encontrarle son totalmente disculpables en atención al buen ritmo narrativo y a los claros indicios que se aprecian del comienzo de su talento gráfico. Lo que realmente importa, tema aparte de que el acabado de sus líneas estuviera menos pulido entonces o de cuestiones anatómicas en el dibujo de sus personajes, es la coherencia en el guión, la manera de transmitir al lector de una forma cómplice y sincera con un trabajo bien preparado que goza de personalidad propia.


Corazón negro nos cuenta la historia, entre heroica y gamberra, de Quil y Det, dos rufianes de tres al cuarto que malviven en tierras de Môm a base de servicios de espada, robos y empresas de dudosa honestidad (algo que no debe extrañarnos de un mundo donde la miseria, el asesinato o la búsqueda del interés propio son cosa del día a día). El primero pertenece a la vilipendiada especie de los fieros elfos amarillos o del dragón, siempre enrolados en causas beligerantes, traiciones y cambios de bando en función de su provecho. El segundo a la casta humana de oscura piel procedente del país de Udan, formada por robustos guerreros entregados a conquistas. De esta pareja tan singular integrada por el escurridizo elfo y su fortachón camarada negro surge una unión en la que el odio predomina en igual grado que la necesidad mutua.


Un día Det y Quil reciben el encargo de robar una valiosísima gema mágica de manos del Mago Negro -a la que se conoce como el corazón negro. No se lo piensan dos veces, así que protegidos por lo que les han asegurado que se trata de un conjuro para no delatar su presencia, consiguen entrar en su castillo y arrebatarle la joya al viejo. Para cubrirse las espaldas en la huída, secuestran además a la nieta del anciano brujo que, a falta de un nombre mejor, apodan Muda, pues la muchacha es incapaz de nacimiento de pronunciar palabra. Todo parece ir sobre ruedas cuando la impaciencia del vehemente Quil acarrea la separación del dúo. Mientras éste se entrega a borracheras y se pasea por los prostíbulos de la ciudad de Mathalon en espera de cobrar el botín del reciente robo, Det trata de mantener la calma y localizar a su compañero antes de que les meta a ambos en problemas, sin dejar mientras de proteger a Muda.

Pero los dos pillos ya están en busca y captura por los secuaces del brujo. Por otra parte, su misión les ha metido de lleno sin quererlo en la conspiración que envuelve a los condes de Mathalon y la vecina Natloch, así como en el duelo iniciado entre el Mago Negro y su discípulo Osypodes por la codiciada gema; un enfrentamiento en el que juegan un papel más importante del que ellos mismos creen y que afectará a su destino de un modo irreparable.


Con un guión perfectamente planificado que va descubriéndonos giros y sorpresas poco a poco, la naturaleza burlona de los protagonistas ameniza esta historieta de la que es difícil interrumpir su lectura hasta llegar a un final digno de las clásicas y entrañables aventuras de perdedores. El dibujo que la acompaña representa una puesta en escena fiel que evidencia la evolución del autor a lo largo de estos años y al mismo tiempo consigue que, al cerrar sus páginas, nos hayamos encariñado de la peculiar gestualización de sus personajes en este primer paseo por Môm.

La edición que yo he leído (hace ya bastante tiempo, pues esta era una reseña que tenía pendiente) es la de Dude Comics: en cifras; cuatro grapas, divididos en diez capítulos y un epílogo, que conforman un total de 96 páginas en blanco y negro (todas las aventuras de El Continente de Môm, a excepción de 'La isla de la mano', lo son). Sus contraportadas están salpicadas de datos e ilustraciones acerca de razas, lugares, costumbres, curiosidades y tradiciones que Quim va dejando para enriquecer nuestro conocimiento de este mundo ficticio. Un material que siempre es agradable encontrar y que entiendo que el volumen único de Dolmen, de 112 páginas, habrá recuperado para la ocasión integrándolo como material adicional.

Este es un buen tebeo que si tenéis la oportunidad os animo que leáis, al mismo tiempo que os emplazo a próximas reseñas de otras aventuras en El Continente de Môm.

12 comentarios:

Jorge Iván Argiz dijo...

Hola, celebro que te haya gustado. Al contrario que QUIM, yo sigo viendo con especial cariño Corazón Negro (bueno, el cariño le tiene y mucho, pero no puede evitar como bien señalas tú el mirar el dibujo y renegar un poco de él) porque me parece un guión tremendamente sólico, marca de Quim, que ha envejecido muy bien.

Por otro lado, la idea de utilizar El Continente de Môn como un lugar donde suceden cosas, no necesariamente relacionadas entre sí, que pueden resultar excelentes historias, me maravillo desde el principio.

Yo adoro el trabajo de QUIM en ORN, el próximo tomo sale en febrero si todo va bien, la única pena es que nos impide tener con más frecuencia historias en MÔN, jeje.

Jolan dijo...

Jorge Iván:

Espero con ganas el siguiente número de Orn, ojalá lo tengamos el mes que viene sin falta, que el tomo anterior nos dejaba en ascuas.

Entretanto, el continente de Môm me parece un escenario muy válido donde siempre va a ser un placer leer las nuevas historietas que Quim nos pueda ofrecer allí. En un tiempo espero poder reseñar Oro Rojo también.

Saludos!

Quim Bou dijo...

Hola, Jolan!

Muchas gracias por esta extensa y trabajada crítica. ¡Y de un cómic tan antiguo! Ni yo casi me acordaba de Quil y Det...
Como curiosidad, te contaré que tengo bien guardados dos guiones más, uno de los orígenes de estos dos personajes y como llegan a conocerse, y otro de lo que ocurre después del Corazón Negro. Sin embargo... Orn me ocupa el 100% del tiempo que le puedo dedicar a los cómics... Así que van a pasarse en el cajón una buena temporada más... No doy abasto! :)

Gracias!
Salut!
Quim

Jolan dijo...

Muchas gracias a ti, Quim, por visitar el blog! :)

Sería fenómeno que algún día pudieran salir adelante esas dos historietas inéditas de Quil y Det; me encantaría leer más de estos personajes, saber cómo se conocieron y qué les ocurrió después. Ojalá en un futuro saques tiempo para ellos.

Saludos!

Beldz dijo...

Estupenda reseña, Jolan. Me ha hecho recordar viejos tiempos, cuando empecé a comprar cómics de fantasía. Precisamente, las miniseries de El Continente de Môm fueron de los primeros de este estilo que me compré; y debo decir que acerté de pleno. También Orn es estupendo.

Felicidades Quim :)

Pardi dijo...

Ya me has picado la curiosidad, otro cómic que tengo que buscar. Espero encontrarlo ya que los dos años que dices de la publicación en Dolmen en el mundo del cómic ya puede considerarse casi como incunable...jeje.

Los cuatro de Orn me lo compré a finales del año pasado pero todavía no he tenido tiempo de leerlos.....

Salu2

Jolan dijo...

Pidiéndolo vía web a Dolmen no creo que haya problemas para conseguirlo, pero dar con él en librerías ya lo veo más difícil (yo tampoco lo he visto, los de Dude los compré por internet en su día).

Anímate con los álbumes de Orn, que yo creo que te molarán. :)

Saludos.

Pardi dijo...

Te acabo de hacer caso y lo he pedido por Internet, junto con otro que no tenía de Quim ( La isla de la mano).Tengo que aprovechar que todavía tengo dinero de reyes sin gastar...dentro de unos meses no hubiese podido. Y menos con nuestros amigos de Alix que me han llamado esta mañana para la siguiente entrega que me hacen de 4cómis ya que en el siguiente pedido de Marzo/Abril ya vienen los de Lefranc (tengo que empezar a ahorrar). Salu2

MhBeyle dijo...

Oye, qué bitácora más interesante. Y me la estaba perdiendo. Enhorabuena.

(Me tomo la libertad de enlazarte en mi pequeño rincón, para tenerla más a mano).

Saludos.

Jolan dijo...

Pardi:
Pues espero que los disfrutes, ya me contarás. También me gustaría ver una reseña en tu blog sobre Orn cuando los hayas leído.

Sí, la colección de Alix me va a arruinar también a mi, jeje (la siguiente entrega son otros tres tomos) pero bueno, ya vamos por la mitad.

MhBeyle:

Gracias y bienvenid@. ;)
Aprovecho para enlazarte yo también.

Saludos.

Giuseppe dijo...

Lo tengo comprado (la edición de Dolmen) hace ya una temporada pero no hay forma de ponerme al día con las lecturas atrasadas.

Jolan dijo...

Es el eterno mal del comprador de cómics, Giuseppe. Yo también tengo una pila enorme, tanto de tebeos como de libros, y no sólo lecturas pendientes sino reseñas de las mismas. :(

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