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domingo, 13 de julio de 2008

Thorgal (VII): El hijo de las estrellas

Rosinski - Van Hamme (1984)
Norma editorial. Colección Pandora nº 72
Edición original: L'enfant des etoiles

Atención: este artículo puede revelar detalles sobre el argumento.

El hijo de las estrellas
es un paréntesis necesario en las aventuras de Thorgal para poder arrojar luz sobre los hechos que estaban empezando a aflorar en el curso de la historia. Llegados a este punto, el lector ya tiene una idea más o menos formada sobre la personalidad y las motivaciones de Thorgal, así como de sus planes para el futuro o la sencillez de los mismos. Sin embargo, el aspecto más confuso y difícil de encajar por el momento en todo lo que ha ocurrido en los números anteriores es el que tiene que ver con los orígenes del héroe y cómo éstos pueden afectar a los acontecimientos que se sucedan en adelante. Por tanto, la finalidad de este número -a través de una visión retrospectiva de la infancia de Thorgal-, es la de reordenar algunas ideas que, como flecos de un tapiz, los autores habían ido soltando en los álbumes previos. Se trata pues de una entrega fundamental para clarificar próximas aventuras del vikingo.

Podría decirse que a partir aproximadamente de este número la aventura adquiere una grandeza que le otorga carácter propio, empezando a alejarse ya de los rasgos más tópicos y los guiones rápidos que caracterizaban los tomos anteriores. De igual forma, Rosinski se aproxima mucho a los niveles gráficos que va a alcanzar la obra: la combinación de las bonitas láminas que aparecen en este álbum con la bella y original narración de Van Hamme hacen de ésta una entrega muy destacable. El tomo está compuesto por tres relatos cortos que recorren de forma gradual la infancia de Thorgal, desde su descubrimiento por los vikingos cuando es un recién nacido, pasando por su niñez y finalmente en su inquieta etapa previa a la pubertad.

'El drakkar perdido' comienza con una escena propia de los pueblos nórdicos, en el momento en que Leif Haraldsson y sus hombres se embarcan en una de las muchas peligrosas expediciones que este gran pueblo guerrero y colonizador organizaba en los periodos de condiciones más favorecedoras para la navegación. Sin embargo, en esta ocasión el mar no es propicio y pronto el drakkar en el que viaja Leif se encuentra perdido y abocado a sucumbir bajo las olas. No olvidemos que, a pesar de su apego al mar, cuyos dominios estaban bajo el gobierno del temible Aegir y su no menos cruel hermana Ran, los vikingos sentían una veneración inspirada en el temor hacia el mismo.


Aquí aparece un viejo conocido, Gandalf el Loco, por entonces un audaz e impetuoso guerrero que ya da ejemplos de sus tentativas por hacerse con el poder entre los hombres del norte (objetivo que ya sabemos acabará por conseguir) y que no duda para ello en poner a la tripulación en contra de Leif, al que sólo una oportuna luz en el tormentoso horizonte le salvará de verse arrojado por la borda para ser entregado en sacrificio al dios de los mares. Lo que los vikingos no pueden ni llegar a sospechar es que la misteriosa luz, que interpretan como una señal de la deidad de los mares para mostrarles el camino de vuelta, es en realidad la que proviene del módulo de salvamento del hijo de las estrellas. Así tiene lugar la llegada de Thorgal Aegirsson entre los terrestres y su adopción bajo el cuidado de Leif Haraldsson, que lo bautiza de tal forma como el protegido de Thor e hijo de Aegir.

'El metal que no existía' es la más onírica y repleta de fantasía de las tres historias. En una aventura envuelta en la mitología nórdica el pequeño Thorgal emprende su primera odisea personal, rodeado de criaturas pertenecientes al panteón vikingo, entre los que se encuentra el pueblo de los enanos (demasiado parecidos a los televisivos gnomos, hemos de decir) y que destaca por mostrar las viñetas más coloristas y sorprendentes de este número. En cambio, para contrarrestrar la parte fantástica, los autores nos dan de bruces con la realidad de la procedencia de Thorgal, que luce al cuello un amuleto muy especial, en torno al cual gira el relato: una tuerca de su cápsula de salvamento. Asimismo, sirve de excusa para introducir en la vida del héroe a la persona que marcará toda su existencia, una Aaricia recién llegada al mundo (que, por cierto, gozará de su propia recopilación de relatos cortos dentro de unos cuantos números).


La tercera historia, El talismán, es la más esclarecedora de todas y recoge el testigo de lo que ya se nos adelantara en La isla de los mares helados. Como podemos comprobar, es consecuencia de los dos relatos anteriores y la evolución lógica del pensamiento de un joven Thorgal que, a la edad de diez años, ya sostiene unas dudas lo bastante consistentes para empujarlo a salir al encuentro de sus orígenes, llevado además por los recelos que padece de su pueblo de adopción, que le sienten distinto a ellos. Por primera vez en su vida, Thorgal se topará con un representante de su misma 'especie', e incluso de su propia sangre. Mediante lo que él ha considerado siempre un talismán protector que sus padres biológicos dejaron en la extraña balsa que le llevó a tierra, descubrirá su verdadera procedencia de manos de su abuelo, Xargos, apartado del resto del pueblo de las estrellas y que en este momento tomará una decisión crucial para el destino de su nieto: la de despojarle de las facultades especiales que pudiera desarrollar, así como de los recuerdos que acaba de adquirir, para que pueda continuar con la normalidad de su vida junto a los vikingos y no caiga en el mismo error de sus progenitores. Como ya adivinamos, este hecho no va a evitar que la vida de nuestro héroe se convierta en una constante sucesión de avatares. Un relato tan explicativo como interesante, que siembra en el lector la curiosidad en cuanto a la suerte de la auténtica familia de Thorgal.


Como no podía ser de otra forma, Thorgal es el protagonista indiscutible de las tres historietas, siendo de algún modo, en cambio, ajeno o no consciente de las mismas. En la primera por razones obvias, al tratarse de un recién nacido; en la segunda por ser una aventura envuelta en el ensueño y en la tercera y última al arrebatarle Xargos su memoria y capacidades. Sin embargo, queda patente cómo los congéneres de Thorgal marcan y dirigen su vida en sus primeros años: sus padres verdaderos, Varth y Haynée, y su abuelo Xargos del pueblo de las estrellas, así como los vikingos y especialmente su padre adoptivo Leif (de quien, a pesar de no compartir lazos de sangre, hereda su carácter benevolente y humilde, pero también una innata forma de liderar a los que le rodean, de la que no hace ostentación).

De nuevo estamos ante un álbum con una gran carga mitológica, presente en las tres historias (más en la segunda) con constantes referencias: la serpiente Nidhogg, la diosa Frigg y sus gatos alados, gigantes, enanos, etc. mostrándonos una vez más cómo la combinación de aventura, fantasía pura y ciencia-ficción no tiene por qué estar reñida.

Atentos, que ya estamos muy cerca de uno de los puntos álgidos de la serie.

4 comentarios:

Enrique Jaramillo dijo...

Los gatos alados de Frigg son lo mejor!!
Cabe destacar que, aparte de lo evidente que es la progresiva maestria de Rosinski, es absolutamente impresionante como logra plasmar de una nostalgia mlenaria la mirada de (por no decir todos los enanos) Tjhazi. Me hizo sobrecoger.

Olrik dijo...

¿Son guiones previamente escritos? ¿o son historias sobre la marcha que las van encajando como un puzzle?, desde luego sí es así, tiene tela, que arte cuadrar todo eso.

Me encanta la amistad de Thorgal con David el Gnomo, son los dos pura bondad.

La verdad no me arrepiento de haberme comprado este número sobre decir que es muy bueno. El capítulo final es buenísimo donde se explica el origen de Thorgal con los astronautas y tal.

A mi mujer le ha encantado el bebé Thorgal en brazos de su padre adptivo je je... Y Thorgal gana puntos de cara a ella con estas cosas, ya no solo son tías en tetas Juas juas juas (es broma)

Jolan dijo...

Perdona Olrik, respondí pero Blogger ha borrado inexplicablemente mi comentario.

Te decía que en efecto entiendo que Van Hamme tendría desde el principio unas líneas generales a seguir, pero que las habrá tenido que desarrollar mucho a medida que la serie crece para cuadrarlo todo.

Este capítulo es estupendo, tanto la narración sobre la llegada de Thorgal a manos de Leif y los vikingos como el encuentro con Tjhazi.

¡A ver si al final vas a enganchar a tu mujer a Thorgal! ;)

Olrik dijo...

Gracias Jolan por contestarme a cada comentario que hago. Te cuento luego con los tres ancianos de Arán, al decirme vosotros que era flojo, sucede como cuando no te recomiendan una peli, pués que te gusta ya que esperabas algo regular o malo.

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