Uno de los juegos que ha amenizado las sobremesas en familia de los pasados días festivos ha sido este sencillo título de cartas inspirado en la ambientación de la grandiosa novela Los Pilares de la Tierra, del británico Ken Follet, alrededor de la construcción de la imaginaria catedral de Kingsbridge. De mecánica sencilla y rápido de aprender, cumple de sobra las expectativas para pasar un rato entretenido sin calentarse demasiado la cabeza.
«Inglaterra, principios del s. XII. Se necesitan tus conocimientos para levantar la catedral más grande del mundo. Tendrás que usar tus artesanos sabiamente y conseguir las materias primas necesarias; sólo así conseguirás la fama como maestro constructor.
En este inusual juego de bazas, puedes conseguir la ayuda de los personajes de la novela, pero has de estar atento, porque los otros jugadores no dudarán en arrebatarte tus artesanos. Aunque también es posible que provoques su ira cuando mandes los suyos a la corte del rey...»
Siguiendo al éxito de la edición de tablero, esta versión del juego en formato de cartas -evidentemente mucho más reducida y menos ambiciosa- ha sido diseñada por Michael Rieneck y en España lo distribuye Devir, debidamente traducido. El juego está indicado para tres o cuatro jugadores (de edad recomendada 10 años en adelante) y su precio oscila en torno a los 9,95€.
Componentes
El contenido de la caja -de pequeño tamaño- es limitado, pero no se necesita más para jugar: un mazo de 60 cartas, el bloc de puntuación y el folleto de reglas. Naturalmente, las cartas se dividen en diversos tipos, que podemos clasificar en:
«Inglaterra, principios del s. XII. Se necesitan tus conocimientos para levantar la catedral más grande del mundo. Tendrás que usar tus artesanos sabiamente y conseguir las materias primas necesarias; sólo así conseguirás la fama como maestro constructor.
En este inusual juego de bazas, puedes conseguir la ayuda de los personajes de la novela, pero has de estar atento, porque los otros jugadores no dudarán en arrebatarte tus artesanos. Aunque también es posible que provoques su ira cuando mandes los suyos a la corte del rey...»
Siguiendo al éxito de la edición de tablero, esta versión del juego en formato de cartas -evidentemente mucho más reducida y menos ambiciosa- ha sido diseñada por Michael Rieneck y en España lo distribuye Devir, debidamente traducido. El juego está indicado para tres o cuatro jugadores (de edad recomendada 10 años en adelante) y su precio oscila en torno a los 9,95€.
Componentes
El contenido de la caja -de pequeño tamaño- es limitado, pero no se necesita más para jugar: un mazo de 60 cartas, el bloc de puntuación y el folleto de reglas. Naturalmente, las cartas se dividen en diversos tipos, que podemos clasificar en:
- Marcadores de recursos (sirven para llevar el cómputo de los distintos recursos obtenidos) y Carta-resumen de puntuación.
- Artesanos. Nos permiten transformar los recursos obtenidos en puntos de victoria. A su vez, al final de cada baza, aquellos que pertenecen a nuestro bando nos otorgan puntos por si mismos. Se dividen en cuatro facciones, en función del número de jugadores que intervienen en la partida, diferenciadas por colores. Las cartas nos muestran a carpinteros, alfareros, herreros, canteros, etc.
- Recursos. Con las cuatro materias primas básicas de construcción: arena, madera, piedra y metal.
- Personajes. Algunos de los protagonistas -y antagonistas- principales de la novela. Como es de suponer, unos acudirán en nuestra ayuda (el prior Philip, Tom Builder o Ellen) y otros serán empleados por nuestros rivales para perjudicarnos (los crueles Hamleigh y el astuto obispo Waleran, por ejemplo) o por nosotros mismos para hacer lo propio, mientras que algunos tienen un efecto más bien neutro (Lady Aliena, Alfred Builder o la carta del Rey).
- Ventajas. Como su propio nombre indica, ofrecen una utilidad especial para permitirnos acopiar mayor número de puntos de victoria. Son cartas difíciles de jugar que quizá es mejor no llevar en nuestra mano si queremos que pasen finalmente a formar parte de nuestro mazo.
Preparación
Una partida completa comprende 5 bazas. Se distribuyen los marcadores de recursos (que se sitúan en 1, salvo el metal) y una carta resumen a cada jugador. Se baraja el mazo en función del número de jugadores (para tres, se excluye un bando de color y a uno de los personajes). En cada baza se incluye una de las cinco cartas de ventaja al hacer el reparto.
Desarrollo
El objetivo es acumular puntos de victoria en el proceso de edificación de la catedral. Gana quien obtenga mayor número de puntos al terminar la quinta y última baza.
La mecánica de juego es tan simple como jugar la carta más alta (toda carta viene marcada por un valor), o no, según nos interese llevarnos la tirada en juego. La intención es conseguir el mayor número posible de recursos así como de artesanos de nuestra facción, para que luego éstos últimos puedan sumar puntos de victoria al realizar su trabajo. Asimismo, hemos de intentar captar la influencia de los personajes 'buenos' y deshacernos de los malvados, si están en nuestra mano, para complicar las cosas a los otros jugadores. Pero también podemos ponérselo difícil arrebatándoles a sus artesanos para que no puedan emplearlos, o enviándoles a la corte del Rey mediante el uso de la carta homónima (así la tirada queda descartada). Por supuesto, siempre que sea posible, nos convendrá hacernos con la carta de ventaja que se pone en juego cada baza y que podremos aprovechar reiteradamente durante la partida.
El juego es rápido en cuanto se conoce su mecánica y, como es habitual, está abierto a técnicas para importunar al contrario (lo cual normalmente lo hace mucho más divertido). Siendo tan simple, la verdad es que engancha fácilmente y tiene más enjundia de lo que parece en un principio. Una ronda completa de juego apenas llega a una hora, siempre según de lo que cada cual medite su jugada, aunque no tiene por qué suponer mucho más tiempo.
Una partida completa comprende 5 bazas. Se distribuyen los marcadores de recursos (que se sitúan en 1, salvo el metal) y una carta resumen a cada jugador. Se baraja el mazo en función del número de jugadores (para tres, se excluye un bando de color y a uno de los personajes). En cada baza se incluye una de las cinco cartas de ventaja al hacer el reparto.
Desarrollo
El objetivo es acumular puntos de victoria en el proceso de edificación de la catedral. Gana quien obtenga mayor número de puntos al terminar la quinta y última baza.
La mecánica de juego es tan simple como jugar la carta más alta (toda carta viene marcada por un valor), o no, según nos interese llevarnos la tirada en juego. La intención es conseguir el mayor número posible de recursos así como de artesanos de nuestra facción, para que luego éstos últimos puedan sumar puntos de victoria al realizar su trabajo. Asimismo, hemos de intentar captar la influencia de los personajes 'buenos' y deshacernos de los malvados, si están en nuestra mano, para complicar las cosas a los otros jugadores. Pero también podemos ponérselo difícil arrebatándoles a sus artesanos para que no puedan emplearlos, o enviándoles a la corte del Rey mediante el uso de la carta homónima (así la tirada queda descartada). Por supuesto, siempre que sea posible, nos convendrá hacernos con la carta de ventaja que se pone en juego cada baza y que podremos aprovechar reiteradamente durante la partida.
El juego es rápido en cuanto se conoce su mecánica y, como es habitual, está abierto a técnicas para importunar al contrario (lo cual normalmente lo hace mucho más divertido). Siendo tan simple, la verdad es que engancha fácilmente y tiene más enjundia de lo que parece en un principio. Una ronda completa de juego apenas llega a una hora, siempre según de lo que cada cual medite su jugada, aunque no tiene por qué suponer mucho más tiempo.
Conclusiones
Como podréis deducir, Los Pilares de la Tierra, el juego de cartas no destaca por ser ninguna maravilla, pero entretiene bastante y se presta sin problemas a la rejugabilidad.
Una desventaja, si se puede achacar como tal, extensible a todos los pequeños juegos de este tipo (y menos común en sus hermanos mayores de mesa), es la distancia existente respecto a su ambientación; ya que da la impresión que tanto da la temática elegida como cualquier otra debido a sus sencillas y poco específicas reglas. Si bien el hecho de que, en este caso, las cartas de personajes vayan nominadas como personajes reconocibles del libro ayuda a mitigar un poco ese aspecto.
Por otro lado, tras varias partidas puede volverse algo reiterativo, al carecer de demasiadas opciones (claro que para eso está en nosotros dar el salto a la versión de tablero), por lo que no lo recomiendo para jugar con mucha frecuencia, sino más bien de vez en cuando. No obstante, cuenta con un toque impredecible y con los cuatro jugadores de máximo permitido se vuelve más divertido. El artwork de las cartas, sin ser un portento, está bien elaborado.
Es de agradecer que actualmente contemos con una amplia gama a elegir de pequeños juegos de similares características a este, además muy asequibles (de entre 10 y 20€), de cartas independientes y no coleccionables, de los que otros ejemplos al uso serían los míticos Ciudadelas o Condottiere. Así, resultan muy manejables para llevarlos de viaje o echar una agradable partidilla en ratos libres, sin exigir una gran preparación ni retener demasiadas reglas.
3 comentarios:
Pues a este le tenía echado el ojo porque no tengo la versión de tablero, pero al saber que el mínimo para jugar era de tres personas lo dejé de lado. Prefiero siempre que sean dos, así no tengo que recurrir a más gente si quieremos echar unas partidas entre la pareja de uno y uno mismo. :D
No tiene mala pinta de igual forma porque estos juegos ya sabemos como son, sencillos, que capturan la esencia del original y lo simplifican. Es cierto lo que dices, la ambientación resulta algo abstracta en estos casos, por lo que hay que poner algo de atención para relacionar los conceptos de las cartas con sus posiciones en la mesa, etc. Yo por lo menos le veo ese añadido (igual es cosa mía solo :D).
Al final nos hicimos con el Catán de cartas, el nuevo (no el anterior, que es distinto). Es el mismo estilo, ya escribiré más ampliamente sobre el mismo, ideal para jugar entre juegos más grandes. Tiene su aquel, y es divertido.
Yo también me cuido de buscar juegos para dos jugadores, dado que no tengo muchas ocasiones de jugar en grupo, pero en este caso el juego no era mío y nos juntamos tres, así que... :)
Sí, son versiones sencillitas de juegos normalmente más complejos, como su homónimo de tablero en este caso, que no lo he probado pero tiene una pinta estupenda.
Ah, sí! He visto que junto a éste, Devir distribuye una nueva versión de Catán en cartas. Me pareció curioso porque ya sabía de la existencia de otro en una caja más grande. Supongo que irá en la misma línea, ya me contarás.
(por cierto, me acabo de dar cuenta de que bien podría haberte pasado la entrada para Dados de Tinta, donde habría pegado más... qué fallo!)
Descuida Jolan, respecto a eso último, que Dados de Tinta lo tengo abandonadísimo, es imposible prestar atención a varios sitios a la vez (La Espada, Fantasymundo...), así que no te preocupes (ni siquiera lo había pensado! :D).
Pues sí, sobre Catán... debe ser el juego sobre el que más versiones se ha hecho. Hay varios de cartas (con expansiones y todo), las diferentes ampliaciones del tablero, la edición especial última que han sacado hace poco, otro de cartas exclusivamente para dos jugadores, etc, etc, etc (largo). Se nota que es uno de los juegos que más tira en los que comienzan a ver juegos de mesa (como el Carcassone, vaya).
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