Veamos si logro ponerme al día con algunas lecturas de hace bastante que todavía tengo pendientes de comentar, como es el caso de Beast, con dibujo de Mateo Guerrero y Thomas Cheilan al guión, que gracias a la edición integral de Norma, recopilando los tres tomos que componen la obra completa, permitió acercar a nuestro país el último trabajo del gaditano para Delcourt en Francia.
Le sigo la pista a Mateo Guerrero desde las ya míticas Crónicas de Mesene. Su estilo tiene ese toque particular, a medio camino del manga y del europeo, que a mí siempre me ha parecido especialmente resultón. Probó suerte en el mercado norteamericano tomando el testigo de Warlands en su segundo ciclo, y al final encontró su sitio en el francés con resultados francamente merecedores de atención, como Dragonseed (Les Humanoïdes Associés) y Beast, que confirman su clara inclinación al fantástico, para nuestro regocijo. Otros trabajos han salpicado su carrera artística, pero estos han sido los de mayor calado. No obstante, no podemos olvidar el aporte cultural que con Trafalgar ha sentado las bases de una nueva colección de carácter institucional enfocado sobre los eventos históricos más destacables de su tierra de origen.
Esperaba con ganas la llegada de Beast, cuyo deslumbrante aspecto visual ya nos hacía salivar ante la anunciada publicación en español debido a los ejemplos que Mateo nos había ido dejando ver en su blog. Por más que la evolución del autor a lo largo de todos estos años sea patente, confieso que ya me tenía atrapado desde tiempos de Mesene. La limpieza y claridad de su trazo, su precisión sobre cada uno de los detalles que forman parte de los escenarios de sus viñetas, la estilizada fuerza con la que dota a los personajes y, en definitiva, la pulcritud de su expresión gráfica a costa de perseverancia y compromiso le convierten en uno de nuestros talentos de la industria del cómic robados por editoras allende nuestras fronteras con mejor visión que las de ámbito nacional.
Sin embargo, con el integral ya en mis manos y una vez devoradas las páginas de sus tres volúmenes con prontitud, debo reconocer que la sensación que me dejó fue un tanto agridulce; como la de una comida de exquisita presentación que, en cambio, no acaba de sentarte del todo bien al estómago. Cabe aclarar que por la parte que se refiere a la labor gráfica, las expectativas -para mi gusto- se han visto sobradamente cumplidas: con Beast, Guerrero reafirma su profesionalidad a los lápices y mantiene el listón de nuestros autores publicando fuera bien alto. El problema viene entonces del maridaje con el coautor de la serie. A mi entender, de una buena idea de partida, Thomas Cheilan forma un enmarañado guión que exige toda nuestra atención y al que, a pesar de todo, a menudo es difícil seguir el hilo. Tanto es así que, habiendo transcurrido varios meses después de su lectura, me cuesta ahora exponer globalmente en unas pocas líneas su argumento sin tener que recurrir a un repaso rápido del mismo a riesgo de ser demasiado generalista.
A ver si lo consigo sin desvelar mucho. Estamos en un impreciso futuro donde el menoscabo de los recursos terrestres ha puesto a nuestro mundo al borde de la desaparición. El excesivo desarrollo tecnológico ha terminado por agotar la naturaleza, de la que apenas quedan algunos reductos. El planeta está dominado por ejércitos de droides cuyo control ya escapa a la humanidad, ahora vista como la especie parasitaria, una amenaza con la que las máquinas quieren acabar. Pero la madre tierra decide conceder otra oportunidad a la generación de hombres que aún habita ese mundo devastado y envía a los dioses-animales de más allá de las estrellas. Sin embargo, estas criaturas, en comunión con determinados individuos que han demostrado una capacidad de sacrificio fuera de límite, tienen objetivos contradictorios entre sí en su tarea de salvaguardar la tierra de la sinrazón de hombres y máquinas. La clave de todo está en Nay, una inocente niña que ya ha conocido la tragedia y cuyo destino es encarnar la esperanza para que la vida vuelva a renacer.
Las bestias vigilantes Yunze, el perro lanudo, y Amrath, la pantera-tigre (junto a sus respectivos jinetes, el apuesto Eji y la salvaje e indomable Zâo), se disputan la protección de la pequeña Nay ante la bestia depredadora Tône-Teht, la cobra, dirigida por Ahnja y sus aliados, unos fanáticos seres híbridos cuya humanidad se ha visto pervertida al servicio del temible Anciano y sus ambiciosos planes de destrucción. Con la participación a un lado y otro de Orgobane, el pez-manta gigante, con su compañera, la enigmática Efelie, y Uok el cóndor, sobre cuyo lomo va montado el oportunista Odo, la acción se convierte en una carrera vertiginosa por la supervivencia mientras los protagonistas huyen al mismo tiempo del peligro droide que cerca cada vez más sus pasos.
Pese al lío de nombres y facciones que intervienen, el planteamiento inicial de la historia es muy correcto, con una estupenda escena dramática abriendo la narración para encaminar los acontecimientos venideros. Por desgracia, tras un primer volumen más o menos bien formulado, el embrollo se adueña del guión a partir del segundo álbum. Y es que, a pesar de que Guerrero hace cuanto puede por dar cohesión gráfica a un relato de por sí complejo, donde la acción y los momentos de impasse se encadenan a veces de forma bastante brusca, uno no puede evitar sentirse perdido ante saltos temporales y de escenario enlazados no muy adecuadamente. Con todo, la aventura se deja leer bien, aunque el hecho de tener que retroceder varias páginas hacia atrás para acabar de situarte en un momento concreto de la lectura afecta necesariamente a su fluidez.
Por otro lado, el rápido desarrollo de la trama influye en una ligera incapacidad de los personajes para atrapar totalmente al lector, aún cuando la emotividad gestual que les confiere el dibujante gaditano, tan característica de su pincelada, está bien presente y los hace muy atrayentes. La épica tampoco acaba de seducir, quizás por la amalgama de géneros entre fantasía, ciencia-ficción, el relato apocalíptico de tinte ecologista, etc. Creo que no le he cogido del todo el punto a la historia y posiblemente una segunda lectura sea más que conveniente y condicione positivamente su valoración.
La edición de Norma, que integra los tres volúmenes publicados independientemente en Francia ('Yunze, el dios guardián', 'Amrath, la reina salvaje' y 'Tône-Thet, el pasador de almas'), no desvaloriza el trabajo de sus autores a pesar de la ligera reducción de tamaño sobre el original, algo inferior al del acostumbrado formato de álbum europeo. De hecho, aunque la rotulación en algunos momentos se ve bastante apretada, lo cierto es que las viñetas lucen prácticamente con toda su riqueza, merced a la ayuda de un sobresaliente tratamiento del color. Y es que, si se aprecia cierta falta de sintonía entre dibujo y guión, no es este el caso en lo que respecta a la aplicación del color, que ha corrido a cargo de Javier Martín en los dos primeros tomos. Luminoso, intenso y desbordante, no hace sino resaltar todavía más las hábiles líneas del dibujo. Se diría que el entendimiento entre Mateo y Javier, como si estuviéramos hablando de Yunze y Eji, ha sido perfecto. En las 160 páginas del tomo va incluido un cuadernillo de extras, con diseños de personajes, galería y storyboards del proceso creativo (material ya casi imprescindible en este tipo de formatos integrales), por no dejar de mencionar la genial portada creada específicamente para la versión española (aunque las de los álbumes individuales también se han incluido).
Una pena que la ruptura de uniformidad entre la aportación de Cheilan y Guerrero no consiga de Beast lo que podría haber sido un trabajo redondo. Personalmente, creo que lo mejor del dibujante aún está por venir y, en ese sentido, estoy seguro de que Turo, la nueva saga fantástica que acomete en solitario para Le Lombard, supondrá una grata sorpresa (no tenéis más que echarle un vistazo a las páginas de muestra que ya ha subido a su web).
Poco más que decir, salvo reiterar nuevamente que el dibujo de Guerrero me parece una pasada (y que, por si solo -aunque esté mal decirlo- justifica la compra de este integral); lleno de un movimiento, intensidad y colorido increibles, con espectaculares escenas a doble página que quitan el hipo. Si lo que consiguió con Dragonseed afianzó mi interés en su trayectoria (la prueba se halla en la cabecera del blog, por si no os habíais dado cuenta), con Beast se puede decir que ha subido un peldaño más. A pesar de que este volumen no haya colmado cuanto esperaba debido a lo confuso de su realización argumental, en lo que se refiere al apartado artístico continúo declarándome un devoto seguidor de Mateo Guerreo. Ojalá que tras este reencuentro con su público español, del que ya muchos estábamos ávidos, se repita la experiencia.
Le sigo la pista a Mateo Guerrero desde las ya míticas Crónicas de Mesene. Su estilo tiene ese toque particular, a medio camino del manga y del europeo, que a mí siempre me ha parecido especialmente resultón. Probó suerte en el mercado norteamericano tomando el testigo de Warlands en su segundo ciclo, y al final encontró su sitio en el francés con resultados francamente merecedores de atención, como Dragonseed (Les Humanoïdes Associés) y Beast, que confirman su clara inclinación al fantástico, para nuestro regocijo. Otros trabajos han salpicado su carrera artística, pero estos han sido los de mayor calado. No obstante, no podemos olvidar el aporte cultural que con Trafalgar ha sentado las bases de una nueva colección de carácter institucional enfocado sobre los eventos históricos más destacables de su tierra de origen.
Esperaba con ganas la llegada de Beast, cuyo deslumbrante aspecto visual ya nos hacía salivar ante la anunciada publicación en español debido a los ejemplos que Mateo nos había ido dejando ver en su blog. Por más que la evolución del autor a lo largo de todos estos años sea patente, confieso que ya me tenía atrapado desde tiempos de Mesene. La limpieza y claridad de su trazo, su precisión sobre cada uno de los detalles que forman parte de los escenarios de sus viñetas, la estilizada fuerza con la que dota a los personajes y, en definitiva, la pulcritud de su expresión gráfica a costa de perseverancia y compromiso le convierten en uno de nuestros talentos de la industria del cómic robados por editoras allende nuestras fronteras con mejor visión que las de ámbito nacional.
Sin embargo, con el integral ya en mis manos y una vez devoradas las páginas de sus tres volúmenes con prontitud, debo reconocer que la sensación que me dejó fue un tanto agridulce; como la de una comida de exquisita presentación que, en cambio, no acaba de sentarte del todo bien al estómago. Cabe aclarar que por la parte que se refiere a la labor gráfica, las expectativas -para mi gusto- se han visto sobradamente cumplidas: con Beast, Guerrero reafirma su profesionalidad a los lápices y mantiene el listón de nuestros autores publicando fuera bien alto. El problema viene entonces del maridaje con el coautor de la serie. A mi entender, de una buena idea de partida, Thomas Cheilan forma un enmarañado guión que exige toda nuestra atención y al que, a pesar de todo, a menudo es difícil seguir el hilo. Tanto es así que, habiendo transcurrido varios meses después de su lectura, me cuesta ahora exponer globalmente en unas pocas líneas su argumento sin tener que recurrir a un repaso rápido del mismo a riesgo de ser demasiado generalista.
A ver si lo consigo sin desvelar mucho. Estamos en un impreciso futuro donde el menoscabo de los recursos terrestres ha puesto a nuestro mundo al borde de la desaparición. El excesivo desarrollo tecnológico ha terminado por agotar la naturaleza, de la que apenas quedan algunos reductos. El planeta está dominado por ejércitos de droides cuyo control ya escapa a la humanidad, ahora vista como la especie parasitaria, una amenaza con la que las máquinas quieren acabar. Pero la madre tierra decide conceder otra oportunidad a la generación de hombres que aún habita ese mundo devastado y envía a los dioses-animales de más allá de las estrellas. Sin embargo, estas criaturas, en comunión con determinados individuos que han demostrado una capacidad de sacrificio fuera de límite, tienen objetivos contradictorios entre sí en su tarea de salvaguardar la tierra de la sinrazón de hombres y máquinas. La clave de todo está en Nay, una inocente niña que ya ha conocido la tragedia y cuyo destino es encarnar la esperanza para que la vida vuelva a renacer.
Las bestias vigilantes Yunze, el perro lanudo, y Amrath, la pantera-tigre (junto a sus respectivos jinetes, el apuesto Eji y la salvaje e indomable Zâo), se disputan la protección de la pequeña Nay ante la bestia depredadora Tône-Teht, la cobra, dirigida por Ahnja y sus aliados, unos fanáticos seres híbridos cuya humanidad se ha visto pervertida al servicio del temible Anciano y sus ambiciosos planes de destrucción. Con la participación a un lado y otro de Orgobane, el pez-manta gigante, con su compañera, la enigmática Efelie, y Uok el cóndor, sobre cuyo lomo va montado el oportunista Odo, la acción se convierte en una carrera vertiginosa por la supervivencia mientras los protagonistas huyen al mismo tiempo del peligro droide que cerca cada vez más sus pasos.
Pese al lío de nombres y facciones que intervienen, el planteamiento inicial de la historia es muy correcto, con una estupenda escena dramática abriendo la narración para encaminar los acontecimientos venideros. Por desgracia, tras un primer volumen más o menos bien formulado, el embrollo se adueña del guión a partir del segundo álbum. Y es que, a pesar de que Guerrero hace cuanto puede por dar cohesión gráfica a un relato de por sí complejo, donde la acción y los momentos de impasse se encadenan a veces de forma bastante brusca, uno no puede evitar sentirse perdido ante saltos temporales y de escenario enlazados no muy adecuadamente. Con todo, la aventura se deja leer bien, aunque el hecho de tener que retroceder varias páginas hacia atrás para acabar de situarte en un momento concreto de la lectura afecta necesariamente a su fluidez.
Por otro lado, el rápido desarrollo de la trama influye en una ligera incapacidad de los personajes para atrapar totalmente al lector, aún cuando la emotividad gestual que les confiere el dibujante gaditano, tan característica de su pincelada, está bien presente y los hace muy atrayentes. La épica tampoco acaba de seducir, quizás por la amalgama de géneros entre fantasía, ciencia-ficción, el relato apocalíptico de tinte ecologista, etc. Creo que no le he cogido del todo el punto a la historia y posiblemente una segunda lectura sea más que conveniente y condicione positivamente su valoración.
La edición de Norma, que integra los tres volúmenes publicados independientemente en Francia ('Yunze, el dios guardián', 'Amrath, la reina salvaje' y 'Tône-Thet, el pasador de almas'), no desvaloriza el trabajo de sus autores a pesar de la ligera reducción de tamaño sobre el original, algo inferior al del acostumbrado formato de álbum europeo. De hecho, aunque la rotulación en algunos momentos se ve bastante apretada, lo cierto es que las viñetas lucen prácticamente con toda su riqueza, merced a la ayuda de un sobresaliente tratamiento del color. Y es que, si se aprecia cierta falta de sintonía entre dibujo y guión, no es este el caso en lo que respecta a la aplicación del color, que ha corrido a cargo de Javier Martín en los dos primeros tomos. Luminoso, intenso y desbordante, no hace sino resaltar todavía más las hábiles líneas del dibujo. Se diría que el entendimiento entre Mateo y Javier, como si estuviéramos hablando de Yunze y Eji, ha sido perfecto. En las 160 páginas del tomo va incluido un cuadernillo de extras, con diseños de personajes, galería y storyboards del proceso creativo (material ya casi imprescindible en este tipo de formatos integrales), por no dejar de mencionar la genial portada creada específicamente para la versión española (aunque las de los álbumes individuales también se han incluido).
Una pena que la ruptura de uniformidad entre la aportación de Cheilan y Guerrero no consiga de Beast lo que podría haber sido un trabajo redondo. Personalmente, creo que lo mejor del dibujante aún está por venir y, en ese sentido, estoy seguro de que Turo, la nueva saga fantástica que acomete en solitario para Le Lombard, supondrá una grata sorpresa (no tenéis más que echarle un vistazo a las páginas de muestra que ya ha subido a su web).
Poco más que decir, salvo reiterar nuevamente que el dibujo de Guerrero me parece una pasada (y que, por si solo -aunque esté mal decirlo- justifica la compra de este integral); lleno de un movimiento, intensidad y colorido increibles, con espectaculares escenas a doble página que quitan el hipo. Si lo que consiguió con Dragonseed afianzó mi interés en su trayectoria (la prueba se halla en la cabecera del blog, por si no os habíais dado cuenta), con Beast se puede decir que ha subido un peldaño más. A pesar de que este volumen no haya colmado cuanto esperaba debido a lo confuso de su realización argumental, en lo que se refiere al apartado artístico continúo declarándome un devoto seguidor de Mateo Guerreo. Ojalá que tras este reencuentro con su público español, del que ya muchos estábamos ávidos, se repita la experiencia.
11 comentarios:
Jolan. Varias veces he tenido esta obra en las manos sin saber si comprarla o no, aunque tenga buenas ilustraciones al ojearla me faltaba algo para decidirme. Algún día la compraré y más después de tus comentarios pero con la cantidad de novedades de estos meses era complicado.
Y no digamos ahora que me he enterado que en Junio se publican también de Jacques Martín sus personajes de Orion y Jhen. Es una pena que no lo hayan distanciado un poco del estreno de Lefranc. Salu2
Hola Pardi. Yo es que he ido pillando casi todo lo principal de cuanto ha publicado Mateo Guerrero a medida que he podido, pero te entiendo perfectamente; no están las cosas para comprar todo lo que nos llama la atención. No obstante, el álbum de Turo promete estar muy bien.
Respecto a la noticia de las nuevas series de Jacques Martin, a mí me ha alegrado bastante, aunque no sé de dónde voy a sacar pasta y espacio para meter tanto álbum. :D Sin embargo, son dos personajes a los que no puedo dejar pasar, como enamorado de la historia de la Grecia antigua (por la parte que toca a Orión) y de la Edad Media (Jhen). Menos mal que al menos yo no haré Lefranc, ¡sino sería mi ruína! :)
Saludos.
Hola, buenas.
Llevaba tiempo sin pasarme por aquí pero rapidamente lo remedio.
He tenido la suerte de leerme el 1 de Turo, recien dibujado en blanco y negro aun, y te puedo decir, Jolan, que no te va a defraudar. Mateo se entiende muy bien con el guión, en cierta manera se "europeiza" para hacer una historia clara, nitida y super entretenida, de fantasia heroica de las de toda la vida, y del dibujo pues nada que contarte que no sepas: impresionante.
Esperemos que la espera no sea mucha.
Muy buenas, Toni.
Te agradezco mucho que me confirmes por experiencia propia lo que ya intuía respecto a Turo. La verdad es que me das envidia, porque ya tengo ganas de leerlo, pero tendré que aguardar a una próxima visita a Bruselas para hacerme con él si no quiero esperar hasta su salida en español.
Sinceramente, me alegra que Mateo no dependa de nadie para el guión de esta nueva aventura, que estoy seguro sabrá armonizar con su estupendo dibujo.
Saludos.
Hey man I am from the US and just stumbled onto this blog. I am using Google translate to read it :) Thank you for taking the time to write all of this, it is super interesting and I will definitely be stopping by to visit often!
Cheers,
Will
Thanks for posting your comment, Will. It's nice to reach someone in the US with my blog. Best regards.
Si bien he de reconocer que a mi Beast no me gusto todo lo que debiera debido a un guion demasiado complejo, aunque la obra se salva por el estupendo dibujo de Mateo, yo tambien soy de los afortunados que he tenido la suerte de poder leer Turo y ahi Mateo se esta saliendo, tanto a nivel de dibujo y de narrativa como en una historia muy muy entretenida, y la cosa va a mas...
Pues me estáis poniendo los dientes largos con Turo, Clintbarton. Decididamente, tendré que buscarlo cuando salga fuera para no tener que esperar hasta una edición en español.
Saludos.
¡Claro que no está mal decir que el dibujo justifica la compra de un tebeo!
El dibujo es parte fundamental del cómic. Un buen dibujo salva un mal guión en casi todas las ocasiones. Al revés, sin embargo, la cosa cambia, pues un mal dibujo, unos trazos experimentales de esos que tanto se llevan ahora en las "novelas gráficas", pueden destrozar un guión aparentemente sublime.
Saludos.
Y sin embargo, MhBeyle, muchos defienden justo lo contrario: que un buen guión sostiene cualquier tipo de dibujo, por malo que este sea. Cosa con la que, como tú, tampoco estoy de acuerdo.
Claramente lo ideal es el equilibrio entre ambas vertientes, aunque a menudo una tiene más peso que la otra. Pero en un medio visual como el cómic, si el dibujo no te entra por los ojos, malo...
Saludos!
Discrepo en eso de que un buen dibujo salva un mal guión en casi todas las ocasiones.
En alguna esporadica, circunstancial, que le tengas cariño al personaje o a la historia o que el guión pese a ser malo es entendible, pero eso de las mayorías de las veces.
Y mira que me gustan los dibujazos pero es que me da una rabia gastarme los cuartos (sobre todo porque el comic en cuestión tiene un dibujo espectacular) y luego asistir a un historia confusa, inentendible, una patraña o una tomadura de pelo.
Y que conste que el otro extremo tambien me cabrea, aunque los matices de los guiones y de las historias es más abierto, pero esos dibujos cripticos de cuatro palotes no me llaman nada.
Un saludo.
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