Formidable es lo que puedo decir que me ha parecido la lectura de Neverwhere, el cómic de fantasía urbana realizado por Mike Carey (guión) y Glenn Fabry (dibujo) a partir de una idea original de Neil Gaiman para la serie de televisión homónima de la BBC en 1996. No hace falta recordar ahora las dotes artísticas de Gaiman como creador de mundos, y por más que la emisión de la teleserie pasara por las pantallas británicas con más pena que gloria, no ocurre así con la adaptación en formato de novela que el mismo autor se encargó de llevar a cabo casi de manera coetánea bajo el acertado presentimiento de que la historia lo merecía, así como su posterior traspaso al cómic, que al ser la versión que ha llegado a mis manos es de la que puedo emitir una mejor valoración ahora.
No sería la primera vez que oigo de alguna gente afirmar de Gaiman la pereza que le produce lo que nos llega bajo su firma, o que como generador de ideas originales no tiene precio, pero que a la hora de plasmarlas no consigue alcanzar la misma genialidad. Bueno, aún no habiendo leído aún su obra más destacada, The Sandman (mea culpa), tengo que confesar que aquellos de sus trabajos que sí he podido contemplar los he disfrutado como un enano: Stardust, Coraline y, ahora, Neverwhere, que es una de esas novelas gráficas que devoras y te empujan a buscar más información sobre el increíble mundo que el inglés nos propone entre sus páginas. El tebeo llegó al mercado anglosajón casi una década después de la serie televisiva y la novela, y aunque supone una versión algo sesgada de esta última, se trata de una estupenda introducción que sintetiza maravillosamente su argumento gracias a la ordenada labor de Carey y Fabry.
Pero antes de abarcar en qué consistió el proceso creativo de Neverwhere a través de sus distintas etapas y medios, que es bastante interesante examinar, creo que debería contaros un poco de qué va la historia:
Richard Mayhew es un joven que vive y trabaja en la City de Londres. Es un tipo muy normal, como podemos serlo cualquiera de nosotros y con quien resulta fácil sentirse identificado: los días pasan entre rutinarias jornadas de trabajo que se prolongan durante horas y horas, en tanto que dedica su escaso tiempo a satisfacer los planes de Jessica, su mandona e intransigente novia. Pero un día todo eso cambia cuando decide ayudar -para disgusto de Jessica- a una chica herida y semiinconsciente que se haya tirada en mitad de la calle. Sin saberlo, con este acto acaba de motivar que su vida dé un giro de 180º. Se lleva a la chica de estrafalario aspecto a su apartamento para que pueda recuperarse, pero enseguida tendrá que ocultarla ante la inesperada visita de dos matones, no menos extraños, que están tratando de dar con su pista.
Esta joven misteriosa es la Dama Puerta, única miembro viva de los abridores de la Casa Arco del Londres de abajo, después de que toda su familia haya sido asesinada por razones que ella misma desconoce pero está dispuesta a averiguar. Y en esa misión la va a acompañar Richard, que al poner un pie tras la difusa frontera imaginaria que separa el Londres real del que se extiende bajo sus alcantarillas, ajeno a la gente normal, ya no tendrá modo de regresar a su plácida existencia anterior. Con la mediación del enigmático Marqués de Carabás, que les ayudará en primera instancia a protegerse debidamente, se lanzan a una búsqueda incierta de la que Puerta espera obtener la verdad y la venganza, en tanto que Richard un camino de vuelta, siempre perseguidos por los sádicos señores Crup y Vandemar, meros peones de una entidad superior en la sombra.
La historieta fue publicada inicialmente en forma de nueve pequeñas entregas, recuperadas más tarde en un integral del que conforman sus capítulos. Este último es el formato que nos ha llegado en español gracias a Planeta deAgostini, dentro de su línea Vértigo, en una correcta edición en rústica que recopila todas las portadas originales (aparte de los sempiternos defectos de traducción, cómo no, y del ya típico tufazo a tinta que te envuelve al abrir el tomo, no le encuentro fallos mayores). Hay que destacar que Mike Carey (Lucifer, también relacionado con Gaiman) cumple sobradamente, a mi juicio, en su labor de adaptación de un guión muy rico y enrevesado, a pesar de cambiar a una estructura narrativa en primera persona y del inevitable recorte de situaciones y personajes propios de la novela que han tenido que ser omitidos por falta de cabida en un medio menos prolijo como lo es el cómic. Por su parte, Glenn Fabry me ha parecido un dibujante muy versátil, atento al detalle, capaz de moverse con la misma soltura entre escenarios urbanos como en un dibujo mucho más orientado al toque medieval-fantástico, cumpliendo con una original caracterización y reflejando bien la expresividad de los personajes, aunque a veces pueda resultar desagradable su empeño de no escatimar en la truculencia de vísceras y fluídos. La aventura se ve envuelta en unas tonalidades intensas que se alternan entre extraños tonos sombríos y fuertes colores, fruto del trabajo de Tanya y Richard Horie.
No obstante el completo trabajo de los autores directos, el mérito de esta historia debemos reconocerlo en su precursor, que una vez más logra maravillarnos con un detallado universo imaginario poblado por una ecléctica plantilla de bizarros seres que nunca dejan indiferente al enganchado lector.
La identificación del Londres subterráneo con el verdadero se resuelve de forma brillante y, además, viene ayudada de numerosas notas a pie de página y acotaciones del traductor para los desconocedores de los sitios representativos y los suburbios de la ciudad. La red de estaciones de metro, un parque, unos grandes almacenes o un museo... lo que en la capital inglesa es un lugar corriente, en su mágico subsuelo representa una dimensión fantástica e inabarcable con el sentido común, como si pasara por un cristal que lo difuminara en una alternativa irreal y adquiriese una literalidad a menudo peligrosa (así, los elegantes pasillos del Harrod’s verídico se tornan en un trasunto de mercadillo popular donde toda clase de artículos tienen cabida, mientras que el Knightsbridge de arriba es en verdad un puente que se cobra un caro peaje de quien quiera cruzarlo en su reverso inferior; y la Down Street de este laberíntico mundo de las profundidades se halla, ya os imagináis, boca abajo). Las posibilidades de este inframundo son inverosímiles e infinitas.
Otro tanto se puede decir del reparto de personajes, tremendamente carismáticos, que pululan por las viñetas de Neverwhere. Es el propio Mayhew como protagonista quien nos describe su singladura a través de las peligrosas calles del submundo londinense y los temores u ordalías a los que tiene que enfrentarse, haciéndonos partícipes de su sensación de extravío físico y emocional que manifiesta con rotundidad la anodina vida cotidiana que ha dejado atrás y que, aparentemente, anhela recuperar. Pero no podemos pasar por alto al magnífico cortejo que le introduce en esta aventura, desde la íntegra y resolutiva Puerta, a quien la venganza da fuerzas para seguir adelante sin perder el ánimo; a la fría y estoica guardaespaldas del grupo, Cazadora, ocupando el lugar clásico que la tradición reserva para el bárbaro de turno; y muy especialmente al singularísimo y sagaz Marqués de Carabás, con esa cínica y estudiada conducta indiferente que lo convierte en uno de los personajes más especiales que he encontrado dentro de un cómic en mucho tiempo, acentuado por su oscuro semblante y sus elegantes maneras afrancesadas. Por la parte que toca a los malos, es inevitable sentir una morbosa atención hacia la crueldad cómica y a la vez salvaje de Crup y Vandemar, quienes casi semejan una cruenta parodia de dúo humorístico poseedor de palabras tan afiladas como sus instrumentos de tortura.
Cualquier secundario de este tebeo resulta en cierto modo cautivador; incluso aquellos que sólo están al servicio de una situación o episodio concreto, tras el cual su destino es desaparecer de escena, como la conmovedora compañía de la desdichada Anestesia. Además, también en el caso de estos personajes puntuales se produce esa simetría ya apuntada para las referencias geográficas: Islington, barrio elitista de la ciudad del Támesis, es uno de los seres más exclusivos e inaccesibles de este contrapunto fantástico; el Blackfriars real, por ejemplo, se transmuta aquí en un oculto priorato de monjes de negro hábito; mientras que Earl's Court es verdaderamente la corte de todo un Conde escondida en el suburbano, y hasta el más insignificante mendigo que en el Londres tangible duerme entre cartones, puede ser el infiltrado perfecto de una organización del mundo inferior -como la de las parlorratas- que rinde culto a lo que en la parte elevada de la metrópoli británica se condena a la inmundicia.
Pues bien, como se ha comentado más arriba, todo el proceso de gestación de Neverwhere tuvo su origen en el guión para una teleserie discurrido entre Neil Gaiman y Lenny Henry, formada por 6 capítulos de una media hora de duración cada uno, que fueron realizados para la pequeña pantalla en BBC Two durante 1996. Sorprende que, siendo el punto de partida de todo, la proyección acabara resultando menos gráfica y profusa en localizaciones, decorados y arquitecturas que la novela o que el propio cómic, algo que se debe sin duda al bajo presupuesto destinado a su rodaje. El ahorro de costes de producción es precisamente el motivo de que la cinta destile una apariencia cutre que salta a primera vista, con una notable falta de calidad de imagen (realmente parece casi una grabación casera), interpretaciones muy desinfladas, nulos efectos especiales y caracterización mediocre de los personajes. Con todo, no tardó en convertirse en una emisión de culto para los sectores más acérrimos a la obra de Gaiman, aunque desde luego no cosechó grandes audiencias. Debo confesar que, tras quedar encantado con el tebeo, estuve tentado de recurrir a las descargas subtituladas en castellano que existen por ahí; pero descarté hacerlo una vez vistas por otras vías algunas de sus secuencias (quizá para más adelante). Aquellos que estén muy interesados, siempre pueden adquirir la edición DVD que reune la emisión al completo (en inglés, claro está).
En cuanto a la novela, lanzada también en el 96 paralelamente a la transmisión televisiva, constituyó el estreno en solitario de Neil Gaiman en el campo de la literatura (hecho que, en opinión de sus lectores -yo aún no he podido compararla- se hace notar) y la oportunidad de dar rienda suelta a su vena como aficionado a la fantasía. Originalmente iba acompañada de un CD que recogía su edición audiobook. Naturalmente, este medio permitió al autor (en este caso a través de la voz en tercera persona) profundizar mucho más en el argumento así como desarrollar personajes y subtramas que no aparecen luego en el cómic. Si bien la crítica generalizada dice que es ameno y se deja leer con fluidez, parece estar aún lejos del nivel de su restante producción literaria, en especial American Gods, como también Los hijos de Anansi o el más reciente El libro del cementerio, por citar algunos. Espero disfrutar en un futuro de la historia mediante esta otra modalidad, aunque me temo que la edición que Norma publicó hace unos años en su colección Brainstorming pueda ser hoy difícil de conseguir.
Diría que la rueda de ideas de Neverwhere sigue girando y aún puede ofrecernos unas cuantas sorpresas más. Para empezar, Gaiman ha manifestado la posibilidad de escribir una secuela que sería continuación inmediata de la versión novelada. Por otra parte, está en el aire un proyecto cinematográfico de la obra -hasta donde sé, en busca de director- que, de llevarse a cabo con la correcta fidelidad, podría suponer un lanzamiento en el género de aventuras realmente fresco e interesante gracias a la originalidad que presenta tan maravilloso guión: como en otras ocasiones, encontramos un mundo oculto dentro de otro (que esta vez poco tiene de cuento de hadas, sino que responde a una alternativa más oscura, sucia y urbana, aunque igual de fantástica) pero donde la simbiosis que se establece entre ambos es algo pocas veces visto.
Por favor, tomad mi opinión con prudencia debido a la subjetividad que lleva implícita al no haber podido acceder a los medios que preceden este comic y, seguramente, de otro modo hubieran afectado a la misma. Pero, a aquellos que os vierais en igual situación -es decir, ante una serie de escasa difusión y una novela no fácil de localizar actualmente- os recomiendo de pleno esta estupenda obra. ¡Mira por donde que en Semana Santa, si mis planes no se tuercen, pasaré unos días de vacaciones en Londres! Me pregunto si al doblar los recodos de su inmensa red subterránea de metro o visitar algún rincón emblemático, Puerta, de Carabás u otros habitantes del misterioso Londres de abajo estarán vigilando mis pasos...
No sería la primera vez que oigo de alguna gente afirmar de Gaiman la pereza que le produce lo que nos llega bajo su firma, o que como generador de ideas originales no tiene precio, pero que a la hora de plasmarlas no consigue alcanzar la misma genialidad. Bueno, aún no habiendo leído aún su obra más destacada, The Sandman (mea culpa), tengo que confesar que aquellos de sus trabajos que sí he podido contemplar los he disfrutado como un enano: Stardust, Coraline y, ahora, Neverwhere, que es una de esas novelas gráficas que devoras y te empujan a buscar más información sobre el increíble mundo que el inglés nos propone entre sus páginas. El tebeo llegó al mercado anglosajón casi una década después de la serie televisiva y la novela, y aunque supone una versión algo sesgada de esta última, se trata de una estupenda introducción que sintetiza maravillosamente su argumento gracias a la ordenada labor de Carey y Fabry.
Pero antes de abarcar en qué consistió el proceso creativo de Neverwhere a través de sus distintas etapas y medios, que es bastante interesante examinar, creo que debería contaros un poco de qué va la historia:
Richard Mayhew es un joven que vive y trabaja en la City de Londres. Es un tipo muy normal, como podemos serlo cualquiera de nosotros y con quien resulta fácil sentirse identificado: los días pasan entre rutinarias jornadas de trabajo que se prolongan durante horas y horas, en tanto que dedica su escaso tiempo a satisfacer los planes de Jessica, su mandona e intransigente novia. Pero un día todo eso cambia cuando decide ayudar -para disgusto de Jessica- a una chica herida y semiinconsciente que se haya tirada en mitad de la calle. Sin saberlo, con este acto acaba de motivar que su vida dé un giro de 180º. Se lleva a la chica de estrafalario aspecto a su apartamento para que pueda recuperarse, pero enseguida tendrá que ocultarla ante la inesperada visita de dos matones, no menos extraños, que están tratando de dar con su pista.
Esta joven misteriosa es la Dama Puerta, única miembro viva de los abridores de la Casa Arco del Londres de abajo, después de que toda su familia haya sido asesinada por razones que ella misma desconoce pero está dispuesta a averiguar. Y en esa misión la va a acompañar Richard, que al poner un pie tras la difusa frontera imaginaria que separa el Londres real del que se extiende bajo sus alcantarillas, ajeno a la gente normal, ya no tendrá modo de regresar a su plácida existencia anterior. Con la mediación del enigmático Marqués de Carabás, que les ayudará en primera instancia a protegerse debidamente, se lanzan a una búsqueda incierta de la que Puerta espera obtener la verdad y la venganza, en tanto que Richard un camino de vuelta, siempre perseguidos por los sádicos señores Crup y Vandemar, meros peones de una entidad superior en la sombra.
La historieta fue publicada inicialmente en forma de nueve pequeñas entregas, recuperadas más tarde en un integral del que conforman sus capítulos. Este último es el formato que nos ha llegado en español gracias a Planeta deAgostini, dentro de su línea Vértigo, en una correcta edición en rústica que recopila todas las portadas originales (aparte de los sempiternos defectos de traducción, cómo no, y del ya típico tufazo a tinta que te envuelve al abrir el tomo, no le encuentro fallos mayores). Hay que destacar que Mike Carey (Lucifer, también relacionado con Gaiman) cumple sobradamente, a mi juicio, en su labor de adaptación de un guión muy rico y enrevesado, a pesar de cambiar a una estructura narrativa en primera persona y del inevitable recorte de situaciones y personajes propios de la novela que han tenido que ser omitidos por falta de cabida en un medio menos prolijo como lo es el cómic. Por su parte, Glenn Fabry me ha parecido un dibujante muy versátil, atento al detalle, capaz de moverse con la misma soltura entre escenarios urbanos como en un dibujo mucho más orientado al toque medieval-fantástico, cumpliendo con una original caracterización y reflejando bien la expresividad de los personajes, aunque a veces pueda resultar desagradable su empeño de no escatimar en la truculencia de vísceras y fluídos. La aventura se ve envuelta en unas tonalidades intensas que se alternan entre extraños tonos sombríos y fuertes colores, fruto del trabajo de Tanya y Richard Horie.
No obstante el completo trabajo de los autores directos, el mérito de esta historia debemos reconocerlo en su precursor, que una vez más logra maravillarnos con un detallado universo imaginario poblado por una ecléctica plantilla de bizarros seres que nunca dejan indiferente al enganchado lector.
La identificación del Londres subterráneo con el verdadero se resuelve de forma brillante y, además, viene ayudada de numerosas notas a pie de página y acotaciones del traductor para los desconocedores de los sitios representativos y los suburbios de la ciudad. La red de estaciones de metro, un parque, unos grandes almacenes o un museo... lo que en la capital inglesa es un lugar corriente, en su mágico subsuelo representa una dimensión fantástica e inabarcable con el sentido común, como si pasara por un cristal que lo difuminara en una alternativa irreal y adquiriese una literalidad a menudo peligrosa (así, los elegantes pasillos del Harrod’s verídico se tornan en un trasunto de mercadillo popular donde toda clase de artículos tienen cabida, mientras que el Knightsbridge de arriba es en verdad un puente que se cobra un caro peaje de quien quiera cruzarlo en su reverso inferior; y la Down Street de este laberíntico mundo de las profundidades se halla, ya os imagináis, boca abajo). Las posibilidades de este inframundo son inverosímiles e infinitas.
Otro tanto se puede decir del reparto de personajes, tremendamente carismáticos, que pululan por las viñetas de Neverwhere. Es el propio Mayhew como protagonista quien nos describe su singladura a través de las peligrosas calles del submundo londinense y los temores u ordalías a los que tiene que enfrentarse, haciéndonos partícipes de su sensación de extravío físico y emocional que manifiesta con rotundidad la anodina vida cotidiana que ha dejado atrás y que, aparentemente, anhela recuperar. Pero no podemos pasar por alto al magnífico cortejo que le introduce en esta aventura, desde la íntegra y resolutiva Puerta, a quien la venganza da fuerzas para seguir adelante sin perder el ánimo; a la fría y estoica guardaespaldas del grupo, Cazadora, ocupando el lugar clásico que la tradición reserva para el bárbaro de turno; y muy especialmente al singularísimo y sagaz Marqués de Carabás, con esa cínica y estudiada conducta indiferente que lo convierte en uno de los personajes más especiales que he encontrado dentro de un cómic en mucho tiempo, acentuado por su oscuro semblante y sus elegantes maneras afrancesadas. Por la parte que toca a los malos, es inevitable sentir una morbosa atención hacia la crueldad cómica y a la vez salvaje de Crup y Vandemar, quienes casi semejan una cruenta parodia de dúo humorístico poseedor de palabras tan afiladas como sus instrumentos de tortura.
Cualquier secundario de este tebeo resulta en cierto modo cautivador; incluso aquellos que sólo están al servicio de una situación o episodio concreto, tras el cual su destino es desaparecer de escena, como la conmovedora compañía de la desdichada Anestesia. Además, también en el caso de estos personajes puntuales se produce esa simetría ya apuntada para las referencias geográficas: Islington, barrio elitista de la ciudad del Támesis, es uno de los seres más exclusivos e inaccesibles de este contrapunto fantástico; el Blackfriars real, por ejemplo, se transmuta aquí en un oculto priorato de monjes de negro hábito; mientras que Earl's Court es verdaderamente la corte de todo un Conde escondida en el suburbano, y hasta el más insignificante mendigo que en el Londres tangible duerme entre cartones, puede ser el infiltrado perfecto de una organización del mundo inferior -como la de las parlorratas- que rinde culto a lo que en la parte elevada de la metrópoli británica se condena a la inmundicia.
Pues bien, como se ha comentado más arriba, todo el proceso de gestación de Neverwhere tuvo su origen en el guión para una teleserie discurrido entre Neil Gaiman y Lenny Henry, formada por 6 capítulos de una media hora de duración cada uno, que fueron realizados para la pequeña pantalla en BBC Two durante 1996. Sorprende que, siendo el punto de partida de todo, la proyección acabara resultando menos gráfica y profusa en localizaciones, decorados y arquitecturas que la novela o que el propio cómic, algo que se debe sin duda al bajo presupuesto destinado a su rodaje. El ahorro de costes de producción es precisamente el motivo de que la cinta destile una apariencia cutre que salta a primera vista, con una notable falta de calidad de imagen (realmente parece casi una grabación casera), interpretaciones muy desinfladas, nulos efectos especiales y caracterización mediocre de los personajes. Con todo, no tardó en convertirse en una emisión de culto para los sectores más acérrimos a la obra de Gaiman, aunque desde luego no cosechó grandes audiencias. Debo confesar que, tras quedar encantado con el tebeo, estuve tentado de recurrir a las descargas subtituladas en castellano que existen por ahí; pero descarté hacerlo una vez vistas por otras vías algunas de sus secuencias (quizá para más adelante). Aquellos que estén muy interesados, siempre pueden adquirir la edición DVD que reune la emisión al completo (en inglés, claro está).
En cuanto a la novela, lanzada también en el 96 paralelamente a la transmisión televisiva, constituyó el estreno en solitario de Neil Gaiman en el campo de la literatura (hecho que, en opinión de sus lectores -yo aún no he podido compararla- se hace notar) y la oportunidad de dar rienda suelta a su vena como aficionado a la fantasía. Originalmente iba acompañada de un CD que recogía su edición audiobook. Naturalmente, este medio permitió al autor (en este caso a través de la voz en tercera persona) profundizar mucho más en el argumento así como desarrollar personajes y subtramas que no aparecen luego en el cómic. Si bien la crítica generalizada dice que es ameno y se deja leer con fluidez, parece estar aún lejos del nivel de su restante producción literaria, en especial American Gods, como también Los hijos de Anansi o el más reciente El libro del cementerio, por citar algunos. Espero disfrutar en un futuro de la historia mediante esta otra modalidad, aunque me temo que la edición que Norma publicó hace unos años en su colección Brainstorming pueda ser hoy difícil de conseguir.
Diría que la rueda de ideas de Neverwhere sigue girando y aún puede ofrecernos unas cuantas sorpresas más. Para empezar, Gaiman ha manifestado la posibilidad de escribir una secuela que sería continuación inmediata de la versión novelada. Por otra parte, está en el aire un proyecto cinematográfico de la obra -hasta donde sé, en busca de director- que, de llevarse a cabo con la correcta fidelidad, podría suponer un lanzamiento en el género de aventuras realmente fresco e interesante gracias a la originalidad que presenta tan maravilloso guión: como en otras ocasiones, encontramos un mundo oculto dentro de otro (que esta vez poco tiene de cuento de hadas, sino que responde a una alternativa más oscura, sucia y urbana, aunque igual de fantástica) pero donde la simbiosis que se establece entre ambos es algo pocas veces visto.
Por favor, tomad mi opinión con prudencia debido a la subjetividad que lleva implícita al no haber podido acceder a los medios que preceden este comic y, seguramente, de otro modo hubieran afectado a la misma. Pero, a aquellos que os vierais en igual situación -es decir, ante una serie de escasa difusión y una novela no fácil de localizar actualmente- os recomiendo de pleno esta estupenda obra. ¡Mira por donde que en Semana Santa, si mis planes no se tuercen, pasaré unos días de vacaciones en Londres! Me pregunto si al doblar los recodos de su inmensa red subterránea de metro o visitar algún rincón emblemático, Puerta, de Carabás u otros habitantes del misterioso Londres de abajo estarán vigilando mis pasos...
16 comentarios:
Que buen artículo, Jolan. Que sepas que si vas a Londres, el sitio donde más posibilidades tienes de encontrarte con alguno de los personajes de Gaiman es sin duda alguna en Candem Market. Si no lo conoces, ¡no dejes de visitarlo!.
Saludos.
Gracias, Txema. Será mi primera vez en Londrés, así que estoy dispuesto a no perder detalle, dentro de lo que me permitan cuatro días escasos. Algunas visitas ya las tengo marcadas como imprescindibles (Parlamento y Big Ben, torre de Londres, Trafalgar Square, British Museum... supongo que lo típico). Candem tiene fama de lugar variopinto, así que habrá que pasarse también.
Saludos ;)
Me has convencido: me voy a ahcer con él.
Muy buena reseña, Jolan. Yo también he leído este cómic sin haber accedido todavía a la novela (es realmente difícil de encontrar a estas alturas, como dices), y pese a eso, disfruté bastante con él. Los elementos fantásticos creo que se realzan en conjunción con la imagenería propiciada por nuestro mundo, y el cómic es muy bueno en eso y en los personajes. Mi preferido es el Marqués.
Lo último que leí de Gaiman (lo siguiente será "Stardust", a la que le tengo unas ganas...) fue "El Libro del Cementerio" y me gustó bastante. Lo recomiendo.
Así que... que te lo pases muy bien en ese viaje a Londres, y ya nos contarás a tu vuelta, aunque aún falta un poco para Semana Santa y escribirás un par de entradas al menos todavía. :D envidia me das. xDD
Chemari-Wan:
¡Espero que no te decepcione! Desde luego, a mi me ha gustado bastante y di por bien pagados los 14,95€ que cuesta.
Loren:
El Marqués es un personaje fantástico, a mi también me encantó. :)
¡Pues aprovecha, que Roca acaba de relanzar Stardust en edición de bolsillo (con el cartel de la película como portada)! Yo tengo la edición ilustrada por Charles Vess.
Saludos!
Jaja, yo también tengo la edición ilustrada que sacó Planeta como Absolute (ya ves, y parecía un cómic). Se la regalé a mi consorte por una fechas propicias y ahí está en la estantería, llamándome. xDD
ni me he terminado tu articulo, y ya me hice del tebeo...tus narraciones son extraordinarias!!
PD: jugais algun juego de rol por las dudas?? es que tu nivel de narracion, descripcion de personajes y lugares, llega aquí...eres un Director de Juego nato...
saludos desde Chile!!!
Hola Mr. Pokepollo. Un par de cosas:
En primer lugar, aprovecho ahora que te leo para mandar desde aquí un saludo muy afectuoso y unas palabras de apoyo a todos los chilenos (me consta que alguno más visita el blog) en el difícil momento que estáis viviendo... ¡Mucho ánimo!
Y en segundo, agradecerte tus -como siempre- amables comentarios. La verdad, mis experiencias con el rol (muy a mi pesar y en contra de lo que me gustaría) son bastante limitadas, y en todo caso nunca he ejercido de DJ. Ése es el motivo por el que, por desgracia, no se ve mucho rol por estas páginas.
Saludos! ;)
me encanta gaiman.
tengo todos los comics que se han publicado (en españa) de el,y es genial en sus ideas y desarrollos.
un gran maestro,sin duda.
nunca he leido una novela suya y aunque indudablemente seguro que son buenas,de momento no las tengo en mi lista de futuras lecturas.
en cuanto a sandman,es un comic impresionante.en mi opinion,sino fuera por el pesimo trabajo de algunos de sus dibujantes,y por el hecho de que los continuos cambios de dibujantes de unos estilos radicalmente diferentes a otros,hacen que el comic pierda coherencia grafica.
si se hubiese cuidado un poco mas,la eleccion de dibujantes y la coherencia grafica,estariamos ante el mejor comic de la historia,y no exagero.
Neverwhere fue la primera novela de Gaiman que leí, y es la que más me ha sorprendido y gustado. La edición de Norma debe estar agotada (o casi), pero Roca editorial está reeditnado prácticamente toda la obra de Gaiman: Stardust, Objetos frágiles o Los hijos de Anansi, primero en edición más carilla, pero al año o así en bolsillo; por lo que igual en breve se deciden por Neverwhere.
Cuando salió el cómic de Planeta no pude evitar hacerme con él, pero de momento no lo he leído. Aunque recuerdo lo fundamental de la trama, con los años se me van olvidando los detalles, con lo que la lectura del cómic resultará un poco más interesante.
lachlan:
Sandman es para mi una asignatura pendiente, sin duda. Pero la cuestión es que... ¡no sé por dónde cogerlo! Creo que Planeta lo reedita para el Saló, no?
Giuseppe:
¡Buena noticia esa que anticipas! ¡Si Roca lo acaba sacando en bolsillo, me haré con la novela de Neverwhere seguro!
Por otra parte, si has leído el libro, quizá el cómic no te diga demasiado (echarás en falta, por lo que tengo entendido, algún que otro personaje importante, o ciertas situaciones). No obstante, su versión en cómic es un enfoque con muy buenos resultados y las caracterizaciones están francamente bien conseguidas.
Saludos!
Sin duda, Sandman también es otra de mis asignaturas pendientes. Pregunté recientemente por dónde debería empezar, así que tengo un archivo con los diversos ciclos por orden cronológico:
1. Preludios y Nocturnos
2. La Casa de Muñecas
3. País de Sueños
4. Estación de Nieblas
5. La canción de Orfeo
6. Espejos Distantes
7. Un juego de ti
8. Fábulas y Reflejos
9. Vidas Breves
10. El fin de los mundos
11. Las Bénevolas
12. El velatorio
13. Noches Eternas
Y sí, va a salir el primer tomo para el Salón.
Por cierto, que se me olvidaba; ¡que tengas un muy buen viaje! :D
No te olvides de la Tate y del National Gallery. Ah, y tampoco de pasarte por el 221b de Baker Street, jeje.
Gracias, Beldz. Esa cronología de 'Sandman' me vendrá muy bien si decido meterme en ello. Aunque menudo tochazo -y dineral- de obra, no? :)
Fiuff, muchos sitios por ver para sólo cuatro días; a ver cómo me las apaño! Ah, y estuve a punto de contratar estancia para un hotel llamado Sherlock, en la misma Baker Street, jaja!
¡Espero que tú también lo pases genial en París!
Saludos! ;)
Pues molaría tener el hotel en la misma calle, jeje.
Y ya estuve en París a primeros de marzo! Pero aún estoy procesando la información... Bua, creo que andé más en cuatro días que en toda mi vida; regresé cansadísima xD Pero valió mucho la pena.
¡Ah, no pensaba que ya te hubieras ido y vuelto! Me alegro que lo pasaras bien. Seguro que pronto vemos por tu blog alguna entrada sobre la cantidad de cosas que habrás visto, no? :)
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