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sábado, 18 de octubre de 2008

Percevan (IV): El país de Aslor

Luguy - Léturgie - Fauche (Dargaud. 1985)
Grijalbo/Dargaud (1986) - Norma editorial (2008)
Edición original: Le pays d'Aslor

Atención:
este artículo puede revelar detalles sobre el argumento.

Este cuarto número de Perceván es todo un clásico dentro de la serie. De nuevo Luguy y Léturgie (en colaboración asimismo al guión de Xavier Fauche, al que pocas veces menciono pero que también fue parte integrante de las primeras aventuras del héroe) ponen en movimiento al caballero pelirrojo y su rechoncho compañero en una aventura de búsquedas, humor, magia, amor y misterio. Igual de curioso que resultaba que el volumen anterior fuera uno de los más requeridos en su día y menos localizables por los aficcionados a la colección, este en cambio se convirtió probablemente en el álbum de mayor difusión de todos, y muchos de los lectores que sólo rozaron la serie de pasada llegaron a conocerlo.

Consolida a algunos de los personajes ya existentes (Guimly ya aparece plenamente incorporado en la historia) mientras que añade otros nuevos, algunos de los cuales van a tener un peso importante en el ciclo argumental de las siguientes entregas; principalmente se trata del mago Sharlaan -siempre protegido por sus inmutables asistentes-, que al igual que ocurría con Balkis en un primer momento se presenta como una figura intrigante y temible capaz de desafiar las acciones de Perceván y poner en jaque la valentía del caballero. Por otra parte, también entran en escena algunos secundarios ocasionales que, en adelante, realizarán apariciones esporádicas en los próximos álbumes: la aya Galantine, el Rey, etc.


Perceván pasa unos días entrenando en el castillo de su anfitrión, el señor Guillaume, en tanto que Kervin se entrega a los placeres de la comida y a las tardes retozando al sol, cuando el repentino rapto de Guimly sirve de excusa para obligarles a ensillar de nuevo sus monturas en dirección a la monumental fortaleza de Balkis. Allí descubrirán que la vida del Rey pende de un hilo y que el remedio al mal que lo aqueja sólo se encuentra en el propio Guimly, que descubrimos que pertenece a la rara especie de los simlusnamus, o en la posibilidad de embarcarse en busca de un antídoto hacia el enigmático y tenebroso país de Aslor. Como es obvio, Kervin no está dispuesto a permitir que empleen a su alegre mascota de cebo, así que no les queda más remedio que organizar una expedición a tan ignoto paraje para reclamar al poderoso hechicero Sharlaan, causante de la maldición que afecta al monarca, que restablezca la salud de éste y evitar así que el reino caiga en manos de un peligroso conspirador contra la corona.

Seguimos disfrutando de lugares fantásticos en los que Luguy no se queda escaso en detalles, destacando sobre todo los que definen al mítico país de Aslor, un lúgubre territorio de paisajes pantanosos que conforma una especie de inframundo al que se accede desde una sima en los cimientos de la fortaleza de Balkis. La profusión de castillos y las verdes campiñas de las primeras páginas dan paso a una sucesión de escenarios más oscuros y siniestros, a medida que la historia se vuelve más intensa cuando el tiempo se agota para salvar al Rey, a Balkis y al propio reino. A esta envolvente atmósfera contribuye el color en este álbum de Jean-Jacques Chagnaud, que lo convierte en uno de los más atractivos y variados. Es llamativo cómo el cambio de coloristas ha sido una constante a lo largo de los 12 números publicados y la forma en que se aprecia el paso de unos a otros. Por otra parte, el guión sigue siendo muy dinámico y entretenido, y mantiene en vilo al lector hasta la última página.


En esta aventura, los autores tienen el acierto de volver a incluir a Balkis como contrapunto sentimental del héroe, en una suerte de relación amorosa de la que ya se dieron indicios en el primer volumen y que se caracteriza por un tira y afloja constante; un 'ni contigo ni sin ti' que se prolonga sin tener una resolución definitiva. Y es que con este personaje uno no está nunca muy seguro de qué lado se encuentra (al principio es la instigadora del secuestro de Guimly) ni de la inclinación de sus intenciones para con Perceván, pero lo que está claro es que los momentos en los que aparece destacan por si solos. Además de Balkis, resurge también su horrendo servidor Shyloc, al que Léturgie aún no ha privado de la capacidad del habla. Por cierto, que en esta historieta, en la que la integridad de Balkis depende del éxito de la misión del caballero y se halla constantemente sometida al control del chambelán y los soldados del rey, aparece una frase referida a la seductora bruja que bien podría poner en entredicho esa idoneidad que tan a menudo se atribuye a esta obra para un público mayoritariamente infantil, cuando el sargento Günther la amenaza diciendo que 'irá a la hoguera después de ser ultrajada por todos mis hombres'. En fin, lo dicho, que si a esto añadimos las frecuentes escenas de cama, la colección tampoco es que mantenga constantemente ese ritmo de inocencia que algunos recuerdan de sus lecturas de estos mismos álbumes años atrás.

Entre varias puntualizaciones curiosas encontramos la mención de Damieta o Dimyat (Egipto), en donde hizo honores uno de los antepasados de Monseñor Guillaume, seguramente durante las Cruzadas de los s. XII-XIII, cuando era un destacado enclave del Mediterráneo, lo que una vez más delata el cruce de referencias medievales temporales y geográficas que caracteriza a la serie, a medio camino entre la fantasía y algunos toques de realidad. Y como ya hemos visto que es costumbre, se introduce el típico secundario que caricaturiza a un conocido de los autores: en este caso la 'víctima' no es otra que la señora Galantine, que parece ser la viva imagen de la madre del propio Luguy. Entre apuntes simpáticos como este, una curiosidad más: inicialmente el volumen iba a ser titulado como La hechicera de las aguas profundas (en alusión a Balkis, imagino), pero el cambio de editor de la colección (los derechos de los tres primeros números en Francia los posee Glenat, mientras que los siguientes ya pasaron a ser editados bajo el sello de Dargaud) obligaron a la modificación del título y de algunos aspectos de la historia.


Otra entretenida y emblemática entrega de Perceván, que parece querer transmitirnos cómo la voluntad de los poderosos a menudo se antepone y usurpa el bienestar de los más modestos para satisfacer sus propios fines; lección ésta que se repetirá en aventuras futuras con consecuencias inesperadas. Norma lo reedita este mes, afortunadamente en esta ocasión sin echar mano del stock existente de Grijalbo, decisión bastante reprobable y que no me extraña que pueda echar para atrás a algunos seguidores que posiblemente esperen a que la editorial proceda a una nueva tirada propia para los ejemplares en los que así ocurre. ¡Hasta el próximo número!

5 comentarios:

Angux dijo...

Vaya, vaya amigo Jolan.
Veo que todas las imágenes que has puesto tienen algún castillo.
¿es alguna indirecta? ;D

Un saludo.

Jolan dijo...

Jaja... ¡No lo he hecho deliberadamente, lo juro! Supongo que el subconsciente me traiciona y mi atracción por las fortificaciones ha hecho que me fijara especialmente en esas páginas.

Conste que la magnífica selección que hace poco has puesto en tu blog me parece enormemente representativa. Lo que pasa es que rara es la serie de fantasía que no incluye algún que otro castillico.

Saludos! ;D

Anónimo dijo...

Mi segundo libro favorito de Percevan... Con esas magníficas estatuas aullantes. El 3 y el 4 dejaron la serie muy alto. Desafortunadamente, bajo mi punto de vista, El Arenal del Jerada, pese a un inicio fantástico, tiene un desarrollo (y final) horrendos.
Saludos a los fans de Percevan!

Pedro dijo...

El nivel de dibujo está, a estas alturas de la serie, en sus cotas más altas, para mi gusto.

De hecho me gusta mucho más que los de los últimos números.

Jolan dijo...

Yo también creo que estos primeros números tienen un encanto especial y que el dibujo ya ha alcanzado un nivel estupendo, aunque como fan absoluto de Perceván reconozco que también me gusta mucho el estilo de los últimos álbumes publicados.

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