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miércoles, 22 de enero de 2014

Cruz Negra: La Frontera (II)


Decía al comentar la primera entrega de Cruz Negra que no le damos el suficiente valor a la riqueza documental de nuestro pasado histórico medieval y a la gran fuente de ideas que constituye para narrar multitud de aventuras apasionantes. El cierre del ciclo, titulado La frontera, de este segundo tomo que completa un magnífico díptico ambientado en la Extremadura leonesa del s.XIII me reafirma en esa reflexión, ya que más allá de algunos clásicos del tebeo hispánico (citábamos entonces El Guerrero del Antifaz, por ejemplo) sigo sin encontrar apenas obras actuales del medio gráfico que ahonden en este periodo. Faltan más cómics de este tipo en nuestras librerías, no hay duda.

Quitémonos, por tanto, de una vez esa especie de complejo de que nuestro pasado está varios peldaños por debajo de la tradición europea, y disfrutemos por lo menos de esas escasas iniciativas dedicadas a explorar las vicisitudes de la Reconquista que aparecen en el panorama comiquero de nuestro país. Ya subrayé que el mérito de esta miniserie es doble, porque como apunta Gol —pseudónimo de Miguel Gómez Andrea, su guionista— además de buscar el entretenimiento en un formato ilustrado con un episodio de ficción, se trata de que la historieta deje un poso de conocimiento a quienes la lean.


Y lo consigue desde la primera página, pues tal como ocurría en el primer tomo, las viñetas se ven precedidas de un formidable prólogo, a cargo esta vez de Gabriel Ángel Ferrá Acero (licenciado en Historia, escritor y maestro de esgrima) que profundiza en los anales de las órdenes de caballería de la península, con especial énfasis sobre aquella en cuyas filas militan los dos protagonistas: la orden de Alcántara. Destacando el papel que jugaron estas hermandades de monjes-guerreros, no sólo en las contiendas bélicas, sino también en las tareas de repoblación, repasa los orígenes de la cofradía, sus principales hazañas en la defensa contra el infiel, la extensión de sus encomiendas y sus símbolos distintivos. Un preámbulo de lujo antes de lanzarnos a la aventura en si misma...


Por fin vamos a descubrir cómo se resuelve la misión del austero frey Juan de Santihervás, recuperado contra todo pronóstico (gracias a cierta intervención que trasciende lo terrenal) de sus gravísimas heridas al proteger la masía de una familia de siervos frente a una partida de moros que saquea esas tierras estratégicas, disputadas entre ambos bandos. Los aficionados a los lances guerreros presenciamos así cómo se desata una implacable escaramuza, incluyendo un duelo entre titanes, que tiene lugar en un paso de la serranía donde el hosco caballero, acompañado tan sólo por su escudero mudo, pretende dar cuenta de sus enemigos, que además han capturado a su leal compañero de armas, el hermano Alonso, y llevan a la esposa e hijos del labriego que les sirve de guía.


Más allá de las peripecias que contiene este tomo, que quizá se nos revelen algo fugaces, cabe resaltar que el argumento desprende anécdotas cronológicas e históricas por los cuatro costados, no sólo debido a testimonios como el de frey Alonso acerca de la memorable batalla de Las Navas de Tolosa junto a la hoguera del campamento moro, sino también porque los personajes, como luego veremos, atraviesan escenarios inconfudibles de la región increiblemente retratados por Pedro Camello (cosa que ocurría igualmente en el primer volumen, si recordáis) o por esos hechos cotidianos de una sociedad que a todas luces debió de ser dura y brutal (sorprenden los dilemas en torno a la familia de campesinos y la resignación con la que el padre de familia se enfrenta a su triste sino). Por supuesto que todos estos referentes revalorizan la lectura con matices interesantes que, lejos de postularse como un manual didáctico, orientan la manera de encarar, en mi opinión, cualquier obra que se diga basada en una serie de sucesos históricos. De nuevo queda claro que lo pedagógico y lo divertido conectan entre sí.

La pareja protagonista se acentúa, como es lógico, en este desenlace épico que recalca su carácter heroico y sus peculiaridades personales. El ánimo de desquite empuja a frey Juan, personaje adusto y malhumorado donde los haya, guiado por un fanatismo religioso que rivaliza con el de su oponente, el sirio; oscuro hassasin procedente de la fortaleza de Alamut. Por su parte, frey Alonso sigue haciendo gala de su temperamento afable y cómico, quitando hierro a la aspereza de su camarada con chanzas y bufonadas, sin dejar de lado sus habilidades con la espada y con la lanza. Como una réplica en versión servicial de los señores a los que asisten, los escuderos Abilio y Julián completan el reparto fundamental de este título. Por cierto, que de éste último —nos informan sus autores—, el enigmático paje mudo del no menos inmutable frey Juan, podríamos ver en un futuro una historieta corta que nos cuente su personal biografía...


Con la misma pericia, tesón y sobre todo (esas cosas se notan enseguida) cariño por el trabajo hecho desde dentro hasta el menor detalle, como ya nos dejaron ver durante el primer tomo, Gol y Pedro Camello ponen el colofón a este ciclo que combina a la perfección la épica fantástica con la Historia, abriendo la puerta a la continuidad con nuevas aventuras en la misma etapa, la cruzada ibérica de la Reconquista, ya sea con estos u otros personajes (el epílogo deja un posible hilo argumental en el aire). La armoniosa labor de los dos autores (recordemos que han suscrito su alianza profesional bajo el sello Aljaba), equipo al que se une la colorista Lola Aragón (sus tonalidades reflejan con acierto el tenso y bochornoso ambiente de la refriega entre las breñas y quebradas del monte donde tiene lugar la lucha), cierra uno de los mejores cómics que nos ha dado Aleta últimamente en su trayectoria editorial.


No es un secreto que Pedro Camello se trata de uno de mis dibujantes preferidos del horizonte patrio, bien lo saben los visitantes de esta web que hayan leído mis anteriores críticas de Treyes y de Guido el Negro. Esto es así en gran parte porque con él comparto interés por el género fantástico y el histórico, además de que su estilo gráfico se adapta totalmente con el tipo de dibujo que más me gusta encontrar. Siendo consciente de que me repito, no me queda sino alabar una vez más su buena mano para retratar las escenas de acción (gráficamente este álbum en concreto es puro movimiento, intensificado por las líneas del fuerte aguacero que cae durante el desafío entre los contrincantes de la reyerta), la fauna (¿caballos... quién dijo que para él fueran una dificultad?) y todo aquello que tiene que ver con la documentación de armas y armaduras (que evidencia sus conocimientos de primera mano sobre esta especialidad). En una segunda entrega de La Armería, entre las páginas de los extras, continúa su lección sobre el equipo y los pertrechos personales del guerrero medieval; nombres de piezas que en muchas ocasiones hemos oído mencionar, pero que con frecuencia no sabríamos encajar correctamente. Con estos curiosos datos que nos transmite, las dudas quedan despejadas.


Eso por no hablar de su dominio del entorno paisajístico... porque si en la primera parte de Cruz Negra nos obsequiaba con la estampa de monumentos reconocibles que jalonan la vieja Via de la Plata, esta vez le toca el turno —era ineludible, habida cuenta de la orden a la que pertenecen los protagonistas y la filiación geográfica del dibujante— al majestuoso Puente de Alcántara, una oda en piedra a nuestra Edad Media y muestra de ingeniería civil que aún resiste al paso de los siglos. Hasta el huraño gesto de frey Juan se suaviza ante la contemplación de tamaña obra de arquitectura, que ha inspirado a tantos artistas (ahí tenemos la gran novela de Frank Baer que se hace eco de su nombre). ¡No me extraña en absoluto que el cómic haya hecho las delicias de sus lectores extremeños!


Pero el contenido del cómic no acaba aquí, porque antes de cerrar sus tapas nos aguarda una agradable sorpresa que Gol nos tenía reservada en forma de relato, estructurado en diez pequeños actos e ilustrado por Camello, con el que podremos completar el círculo de La frontera y comprender muchos detalles y cabos que quedaban sueltos desde su primera parte. Un complemento ejemplar para las viñetas, donde además queda patente la gran soltura narrativa del guionista, que gira en torno a dos de los personajes del cómic. No desvelaré detalles sobre su trama ni los antecedentes de los que se ocupa, porque pienso que es una pequeña joya que conviene que descubráis por vosotros mismos.

¿Si apruebo que un tebeo confraternice con distintos medios, alterne elementos variados y dé cabida a nuevas facetas que tienen que ver no sólo con la ilustración, sino también con aspectos literarios, culturales y didácticos? ¡Por supuesto! Ojalá, de hecho, esto fuera más común... Así se lo hice saber a los autores de una obra experimental en este sentido como es Cruz Negra durante nuestro encuentro en el pasado Expocómic, del que además pude extraer una fabulosa dedicatoria que —aunque ya la subí al hilo correspondiente del evento— vale la pena que reproduzca nuevamente a continuación. Ahora que cada vez es más normal esto de que los cómics incluyan su pequeña sección de extras (a menudo despachada con un par de bocetos o datos sueltos, la verdad) tener entre manos un álbum plagado de tantos y tan buenos contenidos es toda una suerte.


Con este valor añadido se solventa además el que posiblemente se trate del mayor inconveniente de esta obra en dos volúmenes (ya lo comentaba al reseñar el primero): su carácter efímero y la circunstancia de que, al haberse dividido en un par de entregas, la lectura de cada una de ellas por si sola se nos hacía algo breve. Parece más lógico que la historieta se hubiera fusionado en un tomo único; sin embargo, en ese caso, tal vez las exigencias editoriales nos habrían hecho perder una buena parte de su valioso material adicional. Y por otra parte, hay que reconocer que los dos tomitos en tapa dura de Aleta Ediciones lucen de maravilla el uno junto al otro, ¿verdad?


Aunque ya está prevista una tercera entrega de Cruz Negra, que llevará por título La Hija del caíd, cronológicamente anterior a los sucesos que hemos leído en La frontera, en estos momentos los autores se encuentran embarcados en otros encargos de carácter más institucional y también relacionados con la temática histórica, que es lo que más les motiva. Gol ha concluido su adaptación del poema épico hindú Mahabhárata y se lanza ahora a por el guión de un proyecto sobre Cervantes, mientras que Pedro Camello tiene igualmente comprometidos una serie de trabajos gráficos en este mismo género. Así que es posible que aún tengamos que esperar algo hasta la aparición de esa nueva historieta para la serie. Pero aventuro que una de las próximas publicaciones que veremos de Pedro será —¡por fin!, si todo sale según lo previsto— más andanzas de su carismático personaje Guido el Negro, protagonista de uno de mis tebeos favoritos del dibujante extremeño. Podéis descubrir más pormenores de Cruz Negra y acerca de los futuros planes de los autores gracias a la extensa entrevista que han concedido a la web de RTVE.


Este es un cómic de altísima calidad que, desde mi sencillo púlpito en la red, no dejaré de recomendaros y empeñarme en que no pase desapercibido al público, porque el esmero que se ha puesto en su realización bien lo merece. Con obras así, nadie podrá decir que no existan alternativas de lectura, por aisladas que sean, que se decidan a rescatar nuestro pasado medieval más auténtico en el terreno gráfico. Además, ahora que las dos partes que lo componen se encuentran a la venta, ya no hay excusa para no hacerse con esta obra y disfrutar con las aventuras del caballero frey Juan de principio a fin.

Calificación:

12 comentarios:

Antonio dijo...

Excelente reseña, muy completa. Si te interesan los comics ambientados en el Medievo español, el Ramiro de W. Vance es una obra que te gustará (aunque supongo que ya la conocerás).

Y de paso me gustaría recordar a Antonio Hernández Palacios, un dibujante español hoy casi olvidado que dibujó una serie de cuatro tomos con el Cid como protagonista.

Un saludo.

Javier Mesón dijo...

Buena reseña, felicidades Jolan. Espero que podamos ver pronto una tercera entrega.
Al amigo Antonio, comentarle que Ponent Mon, editará en mayo Manos Kelly, de Palacios. Prometen reeditar varios títulos más.

Antonio dijo...

Muchas gracias por el dato, Javier Mesón.

Jolan dijo...

Hola, Antonio y Javier, y gracias por vuestros comentarios y la información. Sí, a Ramiro le tengo echado el ojo desde que apareció y más pronto o más tarde lo acabaré pillando (el precio impone planificar su compra), pues es uno de los cómics más destacables en este subgénero.

Buen recuerdo también hacia la figura de Antonio Fernández Palacios y su versión de El Cid. Hace poco oí la noticia de Ponent Mon y Manos Kelly, pero la verdad que el western no es lo mío.

Por lo demás, seguro que en un futuro tendremos novedades acerca de Cruz Negra. :)

Saludos

Unknown dijo...

Me ha gustado mucho la reseña del cómic y también tu reflexión sobre lo interesante que puede resultar nuestro rico pasado para ambientar historias hoy. No sabía nada de este cómic y la verdad es que me ha interesado.
Personalmente, siempre me ha parecido complicado e interesante en las narraciones "históricas" el conocimiento de una época y el construir una historia que enganche, y aquí parece que hay de las dos cosas.

Jolan dijo...

Gracias Luis Jorge. Te puedo asegurar que si te gusta el cómic y la historia, en Cruz Negra tienes esta combinación y la encontrarás tan amena como instructiva.

Saludos.

Unknown dijo...

Hola, es un honor para mí anunciarte que te he concedido el premio "Conóceme Liebster Award" por tu gran trabajo en este genial blog!Culto e inteligente.
Si tienes un poco de tiempo, puedes pasarte por mi blog alienaragorn.com para responder a las preguntas que he formulado a los galardonados :)
Un abrazo y felicidades!!!

Jolan dijo...

¡Pues muchas gracias, Miguel Angel! Creo que es el 6º Liebster que me conceden ya, y siempre hace mucha ilusión (a pesar de que hace tiempo que no cumplo el requisito de los 200 seguidores). Ahora mismo me paso a responder esas preguntas. ;)

¡Saludos!

Santiago Bobillo dijo...

Genial tu reseña, perdona por no haberla comentado antes. Desde luego, la escena en el puente de Alcántara es maravillosa, así como también tu dedicatoria es una chulada.

Por si te interesa, Pedro Camello me comentó que estaba trabajando con el granadero de marina Martín Alvárez (más información de este soldado aquí: http://cuadrosultimos.blogspot.com.es/2014/02/el-cuadro-titulado-mi-bandera-que.html).

Jolan dijo...

Gracias por el enlace, Santiago. Sí, ando más o menos al corriente de los últimos encargos y proyectos de Pedro. :)

Santi Ochoa dijo...

https://www.flickr.com/photos/santiochoa/sets/72157643170922213/
23 fotos y 13 vídeos de la presentación de LA CRUZ NEGRA,
FNAC Madrid. 29 marzo 2014. 19.30 h.

Jolan dijo...

Mil gracias por este material sobre la presentación de Cruz Negra del pasado sábado, Santi. Bien que lamento no haber podido asistir, pero al menos con tu aportación puedo ver lo que se coció por allí. ;)

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