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miércoles, 11 de abril de 2012

La gloria de Hera


Hace aproximadamente un año hablábamos por aquí de Tiresias, la BD de Christian Rossi (dibujo) y Serge Le Tendre (guión) que en nuestro país publicó Planeta en su momento por medio de un pequeño integral que englobaba los dos álbumes. Le toca el turno esta vez a La gloria de Hera, de los mismos autores y bajo el mismo formato, que con aquel cómic forma una especie de díptico enfocado en determinados personajes destacados de la mitología helenística. Aviso que las comparaciones entre una obra y otra van a ser constantes, porque ya digo que de algún modo siguen un patrón muy similar, si bien con diferente resultado para mi gusto.

«¿Vivir una vida dulce y apacible con su familia, o marcharse a reconquistar el trono de Micenas? Tal es el dilema que debe resolver Alceo, hijo ilegítimo de Zeus. En un caso, la esperanza de una vida hecha de placeres simples; en el otro, la certeza de enfrentarse a la cólera de Hera, la terrible esposa del rey de los dioses. ¿Escuchará Alceo a la razón o partirá al encuentro de su destino?»

Con leer unas pocas páginas enseguida nos percatamos -a poco que uno sepa de mitología griega- que esta no puede ser otra que la historia de Heracles (o Hércules, si se prefiere recurrir al nombre romano): el semidiós fruto de la unión entre Zeus y la mortal Alcmena, de la línea de sangre de los perseidas, e hijo adoptivo de Anfitrión; considerado el hombre más fuerte del mundo. Lo que ocurre es que el argumento descoloca, porque este Alceo lleva una vida que no parece la del recio campeón, la que conocemos a través de sus hazañas y peleas por las epopeyas homéricas. Padre de tres pequeños, felizmente casado con Megara, dejando transcurrir los días en la pacífica complacencia de su hogar familiar en Tebas. Hasta aparece un hermano gémelo, Íficles, que al referir la historia del héroe no es que sea mencionado en demasiado escritos arcaicos, a decir verdad.

Hay que reconocer que lo fácil hubiera sido realizar un tebeo (bueno, ya los hay, de hecho) sobre el episodio más popular de este forzudo personaje, basado en los famosos doce trabajos. Por el contrario, sus creadores han elegido contar la historia -a semejanza de lo que ya pusieron en práctica con Tiresias- desde sus orígenes, y narrar los pasos que llevaron al protagonista a convertirse en la figura por la que posteriormente sería conocido, dejando unas pinceladas finales sobre su futuro, contenido en el propio mito. Este planteamiento resulta muy original; sin embargo en esta ocasión lo encuentro peor tratado que en el trabajo paralelo a esta serie de Le Tendre y Rossi, pues si en un personaje más anónimo como podía resultar Tiresias esta técnica funcionaba muy correctamente, con Alceo -al que es inevitable que desde el comienzo asumamos como Heracles- resulta desconcertante para el lector.


Cuenta la leyenda que Zeus, pensando en el hijo ilegítimo que había engendrado con Alcmena, prometió el trono de Micenas a aquel que primero naciese de entre la estirpe del noble Perseo. Hera, celosa de los amoríos de su adúltero esposo, avanzo el alumbramiento del primo de Alceo, el cruel y pusilánime Euristeo, consiguiendo así que la corona escapase del protegido de Zeus, Señor del Olimpo. Esta espina en el orgullo de Alceo es la que orquesta toda la trama, pues es muy previsible que el temerario héroe no se va a conformar con la placidez de su actual estado, sino que la suficiencia de la que se ve investido, en base a su portentoso vigor, le va a empujar a los caminos en busca de la fortuna que le había augurado su celestial padre.

De una parte acompañamos a Alceo en su recorrido hacia Micenas, sorteando los obstáculos que Hera emplaza en su camino: el bruto centauro Agrios (eventual compañero de andanzas), las serpientes marinas de las profundidades gobernadas por Poseidón, los seductores cuidados de las sacerdotisas del templo de Afrodita en Corinto, las duras jornadas cruzando los montes de la Argólida, las garras de los sátiros al servicio del dios Pan, etc. Y por otro, paralelamente, a Íficles -por quien Alceo guarda una relación de amor-rencor, al ver en él un rival y émulo de si mismo-, que sigue sus pasos tratando de evitar la condenación y locura de su hermano llevado por la vanidad. Este último va acompañado de su hijo Iolaos, sobrino de Alceo, a la postre uno de los personajes más interesantes del cómic, cuya voluntad por salvar a su tío enlaza perfectamente con el destino que las crónicas le tienen reservado. El encuentro frente a las murallas de la capital micénica desencadenará el punto de partida del mito tal cual ha llegado a nuestro tiempo.


La gloria de Hera fue concebido antes que Tiresias (aquí se publicó posteriormente) y, en mi opinión, se nota. El dibujo, aunque efectivo y realmente agradable, es más caricaturesco que el visto en la obra sobre el vidente ciego. No es que sea mejor ni peor que en aquel, pero a mí me parece que el estilo gráfico de Tiresias, ligeramente más realista, le iba mucho mejor al tema. Aún así, Rossi realiza una labor notable, ayudada por una grata paleta de colores que -de nuevo comparando con el álbum cronológicamente posterior- sugiere un ambiente muy mediterráneo. A mi modo de ver, esta obra parece un entrenamiento, tanto a nivel gráfico como narrativo, para la entrega que lo sucede en esta suerte de antología mitológica (que, lamentablemente, los autores decidieron no continuar con nuevos episodios y personajes).


Serge Le Tendre es uno de los guionistas estrella del género fantástico. Aún está pendiente que le dedique unas líneas a algunos de sus archiconocidos trabajos en el medio, como La búsqueda del pájaro del tiempo o Los viajes de Takuan (¡prometo que llegarán!) Aquí firma un hilo argumental muy similar al de Tiresias, pasando por la aventura desbocada o el humor (que en este caso representa Agrios, el socarrón centauro sobre cuya grupa vuelca principalmente la nota bromista); pero ambos aspectos se dirigen inexorablemente hacia el drama y la consagración de la figura del héroe. Como decía, he observado mayor soltura en el guión de Tiresias que en el de este tebeo de la misma hornada, sin embargo, hablando de él con otra gente, me he encontrado con opiniones más favorables, quizá porque lo ven más desenvuelto y con menos matices de tragedia.


En todo caso se trata de un cómic correcto (con una primera parte mucho más floja que la segunda, en la que aventura adquiere un grado más convincente) y disfrutable sobre todo por los que gustamos de dioses y héroes de la antigüedad, de los capítulos de sus proezas o la recreación de los escenarios que pisaron, como Micenas o el Oráculo de Delfos entre estas páginas. El lector, al igual que la propia Hera (a la que siempre se pinta como la más aborrecible de las mujeres del Olimpo) encontrará un especial placer en asistir a las trastadas divinas interpuestas por la diosa y sus aliados, así como el modo de resolverlas de Alceo gracias a sus virtudes sobrehumanas. Por cierto, que tanto hablar de Tiresias y no hemos mencionado que también tiene un papel en esta obra, bajo la identidad clásica por la que pasó a engrosar la leyenda. Estoy seguro que los autores le vieron potencial a raíz de su participación como secundario de esta historieta para desarrollar la suya propia.


Hablemos finalmente un poco de la edición de Planeta, que agrupa los dos tomos originales de Casterman (también en francés ha salido en fecha más reciente una edición integral con ambos números). En realidad no hay mucho que añadir a lo ya dicho con Tiresias; en ese aspecto ambos cómics son calcados, por suerte (así no desentonan en la estanteria uno al lado del otro), aunque les ha faltado incluir la portada del segundo álbum. Sin embargo, la rotulación sigue siendo minúscula e incluso hay un par de viñetas en las que los bocadillos están intercambiados, un detalle bastante molesto. Por otra parte, aquí sí he notado que el dibujo se resiente a causa del formato, hasta el punto de encontrar viñetas en las que resulta difícil apreciar la postura de los personajes o su misma identificación. En fin, debo admitir que -pese a todo-, de no ser por esta edición funcional y muy asequible de precio, quizá me hubiera perdido un cómic interesante que, como mínimo, me ha servido para profundizar en los orígenes del famoso Hércules. Una versión algo más creíble que la ofrecida por la penosa teleserie sobre sus aventuras, ¿quién no se acuerda aún?

5 comentarios:

J.J. González Haro dijo...

Curiosamente estoy leyendo "El Heroe" de David Rubin, un comic donde se trata el mito de Heracles desde una perspectiva muy moderna y actual.

Los mitos griegos siempre me llamaron la atencion, pero segun la vision que se de pueden resultar aburridos, y Rubin ha evitado eso mostrando un personaje superactivo y unos secundarios super cachondos. Te lo recomiendo porque es una obra muy divertida (en breve reseña en mi blog). Y en cuanto a la que comentas... no la conocia.. pero nose... ya vere si le doy una oportunidad... que la economia no esta para muchas pruebas mas

Un abrazo

Igor dijo...

Yo creo que los cómics, como dices, son una gran plataforma para contar historias clásicas tantas veces como haga falta.
Las notas de los errores de edición, son algo ya común, incluso en la prensa nacional. ¡Los nuevos tiempos!
Ah, me ha hecho gracia, porque estoy repasando los mitos griegos y paf, me encuentro unos cuantos aquí.
Saludos.

Pardi dijo...

Gracias por la recomendación. En su día me compré el de Tiresias y me gustó el dibujo y la historia. Es verdad que por los dibujos que pones en este caso no tiene el mismo trazo y parece menos perfeccionista. En la próxima salida le echaré un vistazo.
Salu2

Jolan dijo...

Hola King:

No he leído nada de Rubin de momento. Reconozco que su estilo de dibujo no va mucho conmigo, aunque dicen que sus guiones son diferentes y originales. Así que no descarto tantear su versión de Heracles que comentas. En todo caso, estaré atento a tu reseña.

La economía, y más en los tiempos que corren, nos obliga en efecto a ser más selectivos con nuestras compras de lo que nos gustaría. Honestamente, este no es un cómic imprescindible, aunque sí agradable. Siempre nos queda la biblioteca...

Buenas Igor:

La verdad que los mitos grecorromanos se pueden interpretar una y mil veces en distintos medios sin perder un ápice de magia. Desde pequeño siempre me han gustado bastante, aunque querría saber más.

No por comunes los errores tipográficos dejan de ser un incordio, pero bueno, supongo que es inevitable (aunque, ¿por qué entonces son menos frecuentes en ediciones extranjeras? Da que pensar.)

Yo suelo tener también un poco ese sentido de la oportunidad, que basta que ande metido en un tema, me empiezo a encontrar noticias, opiniones o citas por todas partes. :D

Qué tal Pardi!

Recuerdo que hablaste de Tiresias, es verdad. Guardo de ese cómic un recuerdo bastante más satisfactorio, tanto a nivel gráfico como de guión, que el regusto que -sin ser una mala historieta- me ha dejado este. Ya digo; no es imprescindible, aunque por 10,95€ te llevas un mini-integral ameno.

Saludos a todos y gracias por comentar! ;)

Beldz dijo...

¡Buenas Jolan!

En mi blog te he dejado un pequeño premio de reconocimiento a tu labor "bloguística". Si quieres puedes pasar a recogerlo :)

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