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domingo, 24 de enero de 2010

Solomon Kane


Aunque el personaje de Conan eclipse el resto de la producción del americano Robert E. Howard (1906-1936), no podemos obviar que entre la fructífera obra de este padre de la fantasía heroica figuran igualmente otras creaciones no menos destacables, como Kull el conquistador, Red Sonya o Solomon Kane, que conoce ahora su versión cinematográfica por medio de la cinta que dirige el cineasta Michael J. Basset. Nacido en las páginas de la revista Weird Tales, Solomon Kane protagonizó una sucesión de historias cortas que se prolongaron desde 1928 hasta 1932.

"Las extrañas aventuras de Solomon Kane" (Valdemar, 2003) reúne los ocho únicos relatos del personaje publicados en Weird Tales. Al lado, portada del cómic "La espada de Solomon Kane".

Esta película de acción y entretenimiento no está basada en ningún relato en particular de Solomon Kane, ya nos fijemos en los textos del propio Howard o en el desarrollo del personaje en la miniserie de comics que llegaron mucho después (publicados por Dark Horse a partir de 2008), sino que busca explicarnos las motivaciones del mismo contando sus orígenes, tratando de respetar en lo posible, además de su estética, la actitud y determinación que forman parte de este vengador que busca la salvación de su alma. Y creemos que lo consigue, aunque posiblemente se trate de un film capaz de satisfacer en mayor medida a quienes antes nada supieran del héroe puritano del s.XVI que a sus seguidores. Yo, de entrada, me confieso bastante desconocedor de sus historias, y tal vez esa ignorancia ha ayudado a que disfrute la película sin que, como suele ocurrir en estos casos, pudiera sentir traicionado el espíritu del personaje.

Al recelo con que se acogen este tipo de adaptaciones hoy día, le ha sucedido -por parte del que os escribe- la sorpresa de encontrar un largometraje de espada y brujería en todo momento entretenido, con una ficción eficaz y la actuación seria y comprometida de los intérpretes (muy especialmente de su protagonista, encarnado por James Purefoy). Nada del otro mundo, desde luego, pero al menos no es uno de esos subproductos que te hacen sentir raro por ser un aficionado al fantástico y salir del cine con cara de tonto. La materia prima de esta producción europea se encuentra en la figura del propio Kane: un violento guerrero inglés que ha combatido en las principales batallas de la época y lleva la impronta del mal debido a la crueldad de las acciones que gobernaban sus días en el pasado, hasta que un hecho clave le induce a convertirse en un errante hombre de paz y buscar la redención de sus faltas, so pena de condenar su alma a las llamas eternas del infierno. Es casi un vagabundo sombrío y taciturno bajo su capa y su sombrero de peregrino, atormentado por las pesadillas, perseguido por la sombra de su anterior vida a lo largo de los tristes caminos de unas tierras que le evitan.


Aquí una sinopsis del argumento que se desarrolla durante los 104 minutos de metraje: El capitán Solomon Kane es una máquina de matar brutalmente eficiente del siglo XVI. Armado con sus característicos alfanje, estoque y pistolas, da rienda suelta junto a sus hombres a su ansia de sangre mientras libra guerra tras guerra en nombre de Inglaterra por todos los continentes. Al comienzo de la historia, Kane y sus sanguinarios hombres se están abriendo paso salvajemente entre multitud de defensores de una exótica ciudad del norte de África. Pero, cuando Kane decide asaltar un misterioso castillo cercano para saquear las riquezas que se rumorea que contiene, su misión da un fatídico giro. Uno a uno, los hombres de Kane van muriendo a manos de demoníacas criaturas, hasta que no queda más que él para hacer frente a la muerte encarnada, un demonio enviado por el mismísimo Diablo para reclamar su alma corrupta. A pesar de que Kane logra escapar, sabe que ahora deberá redimirse, renunciar a la violencia y dedicarse por completo a una vida de paz y pureza. Su recién descubierta espiritualidad, no obstante, tendrá que superar pronto la prueba definitiva cuando inicie sus viajes por una Inglaterra asolada por diabólicos saqueadores humanos controlados por un aterrador jinete enmascarado.

La cinta es una coproducción entre Francia, Inglaterra y la República Checa. Para ser sinceros, se nota la ausencia de efectos hollywoodienses, pero eso no le resta puntos a la estética fantástica que se le ha querido imprimir; al contrario, nos demuestra de nuevo que no es necesario un presupuesto desorbitado para envolver una buena historia. Tanto la música como la fotografía (resaltando sobre todo esta última) están más que a la altura de una atmósfera gótica y tenebrosa que luce toda una imaginería de inconfundibles tintes lovecraftianos (Howard fue contemporáneo del maestro del terror y aquí se respira esa influencia) desenvolviendo por momentos a Kane en un cazador de brujas: demonios, satanistas, oscuros clérigos, necrófagos, hechiceros... son algunas de las criaturas que le salen al encuentro a este inusual guerrero. Estos aspectos son los que pueden haberle valido al film los parecidos que se le extraen con otros lanzamientos de los que bebe en el campo de la fantasía, como El Señor de los Anillos o, en particular, la defenestrada Van Helsing (desde luego, su argumento es mucho más firme que el de esta última). Por cierto, por establecer otras semejanzas, no he podido evitar que algunos momentos, especialmente durante los últimos minutos de proyección, me recordasen determinadas escenas y seres que aparecen en la popular saga de videojuegos Diablo.


En cuanto a las interpretaciones, aunque apenas se cubren con nombres conocidos, se puede decir que salen bastante bien paradas. Principalmente podemos apuntar a James Purefoy como un actor implicado y afín con su personaje, al que habremos de seguir en futuros trabajos que determinarán su validez para defender nuevos protagonismos o ver si queda relegado al limbo de los secundarios. Si el complejo papel de Marco Antonio en la televisiva Roma de HBO lo saldaba con buena nota, metido en la piel de Kane logra resolver con soltura lo que se espera de su actuación, dotando al personaje de personalidad propia, aunque también en este caso el peso de Hugh Jackman se haga notar. Fugaces apariciones, pero claves, las del siempre respetado Max Von Sydow, a quien ciertamente se desaprovecha en un papel que podría haber ofrecido mucho más juego. Pete Postlethwaite, en su rol de eterno actor de reparto, cumple también como siempre con corrección, encarnando al padre de la desventurada familia Crowthorn. Los figurantes que ejercen de soldados hay que reconocer que resultan demasiado clónicos.


Podría parecer que el pulso de la proyección se sostuviera en luchas y enfrentamientos constantes; sin embargo no es el caso y, pese a tratarse de una película de aventuras y acción, se agradece que no todo esté centrado en las peleas, que nos muestran de forma equitativa el uso de aceros y primitivas armas de fuego y pólvora, como supuestamente corresponde a la época a retratar. Sorprende, como decía antes, que una obra de relativo bajo presupuesto (unos 40 millones de dólares, que no son nada comparado con las cifras que se vienen manejando últimamente) nos ofrezca estupendas tomas donde la ambientación es realmente generosa, con un magnífico vestuario, un rodaje difícil en paisajes fascinantes y la recreación de lugares francamente logrados, prescindiendo del uso de las -en ocasiones- innecesarias tecnologías: pueblos y aldeas aislados en plena campiña inglesa, vetustos monasterios, iglesias calcinadas poseídas por el mal, brumosos cementerios, fortalezas al pie de cortantes acantilados golpeados por el viento; localizaciones impregnadas de un incesante clima de nieve, lluvia, frío y barro que consiguen atrapar al espectador y transmitirle esa sensación de desolación que lo envuelve todo (queda claro que en Inglaterra llueve, ¡y mucho!). Con todo, hay que reconocer que sus limitados costes -aunque bien invertidos- hacen que alguna que otra escena se resienta, especialmente el final, un tanto apresurado (nos lleva a pensar que se hubieran quedado cortos de fondos para seguir rodando) y bastante predecible, uno de los principales inconvenientes que se le puede achacar a la película. A propósito del final, nos emplaza hacia la que sería una futura saga sobre este personaje llamado a vivir nuevas aventuras.


Solomon Kane es buen ejemplo de un cine fantástico efectivo, agradecido y esforzado, que no pasará a los altares del género precisamente (ni lo pretende), pero que tampoco se burla del espectador, goza de un guión que se sostiene con entereza y asegura que pasaremos un buen rato frente a la pantalla.

Web oficial y trailer en castellano:

7 comentarios:

Pardi dijo...

Muy buenos los comentarios que haces de la historia y de los cómics, no lo conocía.
Buena película, aunque no tenga tantos efectos especiales tengo ganas de verla. Espero poder ir al cine antes de que la quiten, que en TV estas de acción pierden mucho.

Jolan dijo...

Pardi: Aunque evidentemente no sea comparable a un Avatar o a un Señor de los Anillos, creo que es dinero bien invertido verla en la pantalla grande. Si te gusta el cine fantástico, la disfrutarás. ;) Saludos.

Pedro Camello dijo...

Bueno, fui a verla al cine...

Lo bueno: En principio tiene todo lo que me gusta, ese tono gótico, buena ambientación, buen personaje howardiano con pasado oscuro y espada en mano, el actor me gusta mucho (ahora estoy muy pendiente de que acabe de rodar "Ironclad" una peli histórica en la que Purefoy interpreta al mítico Guillermo el Mariscal, el mejor caballero de la historia y templario para más señas).

Lo malo: la historia, no está muy bien contada, para cuando aparece el malo simplemente ya no me interesaba, final apresurado como tú bien dices, movimientos de cámara idénticos (demasiado) a los de Peter Jackson, música idéntica a la del Señor de los Anillos, los malos eran orcos directamente, en fin...

Pero lo que de verdad me jodió la película es el chocho religioso que arman los guionistas. ¿Por qué hacen eso? El leit motiv de Solomon Kane es que es un puritano, no necesita más motivaciones. Recuerdo que los puritanos eran una corriente un tanto integrista del calvinismo (que ya era bastante extremo de por sí), que lo era a su vez del luteranismo, hoy se hacen llamar presbiterianos y cuentan entre sus filas con gente tan ilustre como George Bush, Para hacernos una idea, los de los juicios de las brujas de Salem eran puritanos. Pues bien, en esta película Solomon es una especie de caballero católico, que se refugia en un monasterio católico (¡en la Inglaterra del siglo XVII!) y que de repente se pone un sombrero y ya es un puritano. También aparece una iglesia llena de esculturas y crucifijos católicos en la que el cura es un pastor luterano. En fin, que me saca totalmente de la película.

Los relatos de Robert E. Howard se inscribían en un periodo histórico muy concreto sobre el que se daban ligeras pinceladas de fantasía, no al revés.

Curiosamente meten, un poco con calzador, la famosa secuencia de la crucifixión de Conan en "nacerá una bruja" y resulta bastante más respetuosa con el (los) personajes que de Millius en "Conan el bárbaro".

Cuando me enteré de que se hacía la película me alegré, más que nada para que se hiciera justicia al personaje ante el gran público, sobre todo porque el Van Helsing de Jackman era un plagio descardo no reconocido, pero al final me ha gustado más el trailer que la película.

Saludos y perdón por el rollo.

Jolan dijo...

De rollo nada, Pedro. ;)

Creo que estoy empezando a acostumbrarme a la falta de rigor en el cine que mezcla fantasía con acontecimientos históricos. Posiblemente por eso mi crítica de esta peli sea bastante indulgente. Pero sí, es muy molesto que se dé todo ese tinglado religioso que comentas. Como siempre he dicho, ceñirse un poco más a una documentación verídica no creo que le hiciera tanto daño a las productoras...

Totalmente de acuerdo contigo en lo del malo (el malo malísmo, no el enmascarado del que, por cierto, pronto se intuye su identidad): dilatan demasiado su aparición y hacen que el personaje pierda interés. Por otra parte, no he leído los relatos que Howard hizo de Solomon Kane, pero efectivamente tenía entendido que al film le han metido demasiado factor fantástico y mucho monstruo; más de los que originalmente ésta tiene.

Tomo nota de esa "Ironclad". A mi Purefoy también me convence, así que habrá que estar atentos a sus próximos papeles.

Saludos!

Beldz dijo...

Me compré hace un par de años el retapado de Solomon Kane, a unos 3€. La verdad es que aún no me lo he leído; a ver si lo hago pronto y veo también la película.

vargas dijo...

muy de acuerdo en lo que dices sobre el juego DIABLO, mientras veía la pelicula no dejaba de pensar en que me transmitía la atmósfera de uno de mis juegos favoritos, lo que me complacía mucho por lo demas, pues siempre he creído que DIABLO puede tener una versión filmica.

sobre la pelicula concuerdo en todo lo que dices, no quedara recordada como una gran pelicula de fantasías epicas, pero si se agradece que con "pocos" recursos se haga una historia que entretenga y se defienda con dignidad.

Jolan dijo...

Hola vargas. Con lo en alza que están las versiones cinematográficas de videojuegos, yo también he pensado siempre que una versión bien hecha de "Diablo" sería una auténtica gozada. ¿Te imaginas si lograsen captar ese ambiente tan tétrico del juego con la musiquilla de Tristram de fondo?

Hace tiempo me enteré de una especie de novelización alternativa, pero creo haber oído que no estaba muy a la altura.

Saludos.

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