Tras una larga travesía por el desierto, el cómic juvenil de procedencia nacional parece revivir en los últimos años gracias a una serie de autores que están realizando una muy grata y elogiable labor para solaz de aquellos que disfrutamos con el llamado género dirigido a todos los públicos. Nombres como Pau (Atlas & Axis), Josep Busquet (Proks), Nacho Fernández (Los mundos de Valken), Mateo Guerrero (Turo) o Quim Bou (Orn) están logrando que las librerías vuelvan a disponer de títulos aptos para toda clase de aficionados a este medio y que desean entregarse al puro desahogo lector.
El dueto formado por el ceutí Manuel Gutiérrez y la coruñesa Xulia Vicente, creadores del tebeo que nos ocupa hoy, viene a fortalecer esta tendencia de la que os hablaba, toda vez que ambos son integrantes de la reciente editorial Sallybooks, cuya enseña identitaria define muy bien dicho objetivo: «una primera lectura para los niños a través de la primera oportunidad de sus autores.» Especializada en cómic y álbum ilustrado infantil y juvenil, de autoría mayoritariamente patria, la editora comprende diversas líneas de publicación, entre las que se encuentra la trilogía Sello de Dragón.
El pasado mes de junio —con bastante retraso, por tanto, de éste que escribe para rendir cuenta de la presente obra, mea culpa— se ponía en marcha esta nueva serie de corte fantástico-épico. Su primer tomo: Ari, cazador de dragones. En él, Gutiérrez y Vicente dan vida en la forma de un delicioso volumen a color a las aventuras de su protagonista, el hábil batidor Ari, presentándonos la gélida isla-continente de Nilak, un mundo que languidece y donde la lucha por la supervivencia se ha convertido en una constante diaria.
La pugna entre dos clanes rivales, los Skayr y los Mirkyr, marca el progresivo declive al que se ve sometido este mundo azotado por la nieve y el hielo. Los primeros montan los dragones que les han permitido hacerse dueños y señores de la superficie, manteniendo bajo su control la única región que todavía parece quedar al margen de la implacable glaciación de Nilak. Los segundos, en un intento desesperado por subsistir, aunque sea en grutas y asentamientos subterráneos, les dan caza como buenamente pueden.
Para fortuna de los Mirkyr, hay algunos intrépidos como el joven y carismático Ari que son lo bastante hábiles con el arco y la espada, aportando un sustancial suministro de carne de dragón y aperos confeccionados con sus restos para aquellos Nidos de los distintos clanes por los que se deja caer. Cazador y refugiados se benefician mutuamente por medio de esta onerosa transacción, hasta el día en el que Ari se topa con una jinete de dragón más audaz de lo que acostumbra a ver en sus expediciones. Como drástico desenlace del enfrentamiento, las circunstancias fuerzan a Ari a enrolarse en una misión casi suicida que le llevará a recorrer Nilak de un extremo al otro, en un intento de reclutar a nuevos clanes y guerreros que se unan a la causa de oponerse al yugo de los Skayr.
Sin que se les pueda considerar, ni mucho menos, recién llegados al medio gráfico, guionista e ilustradora tienen en Ari un primer pistoletazo comercial a mayor escala desde el lanzamiento de este volumen inicial de la saga Sello de Dragón por parte de la editorial andaluza. Manuel Gutiérrez (ganador del premio MálagaCrea Cómic 2010) ya había trabajado en 2014 con Sallybooks en la publicación de Noah y los dioses del paisaje. Asimismo es autor de Carabarco, en editorial La Calle. Por su parte, Xulia Vicente, toda una autodidacta en el ámbito gráfico y graduada en Bellas Artes al igual que su compañero en esta aventura, cuenta con varias obras en su haber colaborando con la autora Nuria Tamarit (como Duerme pueblo, editado por La Cúpula).
Narrativamente, Gutiérrez nos demuestra que Ari no se queda en un guión plano sólo para sensibilidades infantiles (Sallybooks indica en sus lanzamientos una categoría por edades, que asigna un +13 a este cómic), pues la trama goza de la suficiente profundidad para contentar a lectores más experimentados y no se ve exenta de escenas crudas y momentos dramáticos. Con todo, la historia cuenta con los ingredientes necesarios para atrapar a chavales que puedan estar iniciándose en el maravilloso mundo del noveno arte: acción, presentación de personajes que conforman un grupo heterogéneo a cargo de una difícil misión, un escenario al que la aparente llaneza gráfica del mundo blanco que describe no le resta atractivo y la duración justa en este primer episodio para enganchar sin llegar a cansar, pues la breve densidad del texto no les echará atrás.
No es menos cierto que para quienes llevamos más lecturas comiqueras a nuestras espaldas, el desarrollo se antoja un poco atropellado, y me queda la sensación de que no hubiera estado de más prolongar sus 50 páginas y detenerse un poco en otros aspectos acerca de Ari, de sus camaradas de campaña y del propio Nilak. La pseudoapocalíptica situación del mundo helado no queda quizá convenientemente explicada, si bien podemos solventar esta carencia a través de la página de Crónicas de Nilak, que nos aporta mucha información (sociopolítica, sobre el origen de los personajes, etc. ) adicional. La imaginación, por tanto, sea conscientemente o no, se ve llamada a cubrir ciertas lagunas de la historieta. Pero en cualquier caso, el resultado último —teniendo en cuenta que estamos solamente ante una primera parte de tres— es más que convincente.
Respecto al apartado visual, aunque admito que no conocía ningún trabajo previo de Xulia Vicente, el trazo caricaturesco y ligeramente abocetado de la autora, con una innegable estética cercana al manga, me ha parecido muy agradable. A su vez, los colores pastel que alterna con el sempiterno blancoazulado de la nieve ofrecen un conjunto realmente bonito, bien estructurado además en una distribución de viñetas por página dinámica y variable. En el enlace anterior podréis contemplar algunas acuarelas extra para este tomo que plasman el talento de la dibujante de origen gallego. No quiero ser yo muy de comparaciones, pero debo decir que en un primer vistazo su estilo me suscitó cierta semejanza al del valenciano Jordi Bayarri (aunque es una impresión que a medida que me adentraba en las viñetas se fue difuminando).
Nada que objetar a la edición de Sallybooks; más bien al contrario. Continente y contenido se observan realizados con mimo y el formato encuadernado en tapa dura con guardas ilustradas del fantástico mundo de Nilak, con la situación geográfica de los Nidos y sus clanes, es un acierto. No me cabe duda de que el conjunto formado por los dos siguientes tomos, que se publicarán respectivamente en 2017 y 2018, lucirá estupendamente. Una editorial a tener en cuenta en adelante, en vista de otros lanzamientos recientes de los que he tenido noticia.
Satisfactoria apertura de una saga fantástica que promete, sobre todo a medida que ahonde en los secretos que guarda el propio Ari. La historia continúa en Ira, jinete de dragones...
El dueto formado por el ceutí Manuel Gutiérrez y la coruñesa Xulia Vicente, creadores del tebeo que nos ocupa hoy, viene a fortalecer esta tendencia de la que os hablaba, toda vez que ambos son integrantes de la reciente editorial Sallybooks, cuya enseña identitaria define muy bien dicho objetivo: «una primera lectura para los niños a través de la primera oportunidad de sus autores.» Especializada en cómic y álbum ilustrado infantil y juvenil, de autoría mayoritariamente patria, la editora comprende diversas líneas de publicación, entre las que se encuentra la trilogía Sello de Dragón.
El pasado mes de junio —con bastante retraso, por tanto, de éste que escribe para rendir cuenta de la presente obra, mea culpa— se ponía en marcha esta nueva serie de corte fantástico-épico. Su primer tomo: Ari, cazador de dragones. En él, Gutiérrez y Vicente dan vida en la forma de un delicioso volumen a color a las aventuras de su protagonista, el hábil batidor Ari, presentándonos la gélida isla-continente de Nilak, un mundo que languidece y donde la lucha por la supervivencia se ha convertido en una constante diaria.
La pugna entre dos clanes rivales, los Skayr y los Mirkyr, marca el progresivo declive al que se ve sometido este mundo azotado por la nieve y el hielo. Los primeros montan los dragones que les han permitido hacerse dueños y señores de la superficie, manteniendo bajo su control la única región que todavía parece quedar al margen de la implacable glaciación de Nilak. Los segundos, en un intento desesperado por subsistir, aunque sea en grutas y asentamientos subterráneos, les dan caza como buenamente pueden.
Para fortuna de los Mirkyr, hay algunos intrépidos como el joven y carismático Ari que son lo bastante hábiles con el arco y la espada, aportando un sustancial suministro de carne de dragón y aperos confeccionados con sus restos para aquellos Nidos de los distintos clanes por los que se deja caer. Cazador y refugiados se benefician mutuamente por medio de esta onerosa transacción, hasta el día en el que Ari se topa con una jinete de dragón más audaz de lo que acostumbra a ver en sus expediciones. Como drástico desenlace del enfrentamiento, las circunstancias fuerzan a Ari a enrolarse en una misión casi suicida que le llevará a recorrer Nilak de un extremo al otro, en un intento de reclutar a nuevos clanes y guerreros que se unan a la causa de oponerse al yugo de los Skayr.
Sin que se les pueda considerar, ni mucho menos, recién llegados al medio gráfico, guionista e ilustradora tienen en Ari un primer pistoletazo comercial a mayor escala desde el lanzamiento de este volumen inicial de la saga Sello de Dragón por parte de la editorial andaluza. Manuel Gutiérrez (ganador del premio MálagaCrea Cómic 2010) ya había trabajado en 2014 con Sallybooks en la publicación de Noah y los dioses del paisaje. Asimismo es autor de Carabarco, en editorial La Calle. Por su parte, Xulia Vicente, toda una autodidacta en el ámbito gráfico y graduada en Bellas Artes al igual que su compañero en esta aventura, cuenta con varias obras en su haber colaborando con la autora Nuria Tamarit (como Duerme pueblo, editado por La Cúpula).
Narrativamente, Gutiérrez nos demuestra que Ari no se queda en un guión plano sólo para sensibilidades infantiles (Sallybooks indica en sus lanzamientos una categoría por edades, que asigna un +13 a este cómic), pues la trama goza de la suficiente profundidad para contentar a lectores más experimentados y no se ve exenta de escenas crudas y momentos dramáticos. Con todo, la historia cuenta con los ingredientes necesarios para atrapar a chavales que puedan estar iniciándose en el maravilloso mundo del noveno arte: acción, presentación de personajes que conforman un grupo heterogéneo a cargo de una difícil misión, un escenario al que la aparente llaneza gráfica del mundo blanco que describe no le resta atractivo y la duración justa en este primer episodio para enganchar sin llegar a cansar, pues la breve densidad del texto no les echará atrás.
No es menos cierto que para quienes llevamos más lecturas comiqueras a nuestras espaldas, el desarrollo se antoja un poco atropellado, y me queda la sensación de que no hubiera estado de más prolongar sus 50 páginas y detenerse un poco en otros aspectos acerca de Ari, de sus camaradas de campaña y del propio Nilak. La pseudoapocalíptica situación del mundo helado no queda quizá convenientemente explicada, si bien podemos solventar esta carencia a través de la página de Crónicas de Nilak, que nos aporta mucha información (sociopolítica, sobre el origen de los personajes, etc. ) adicional. La imaginación, por tanto, sea conscientemente o no, se ve llamada a cubrir ciertas lagunas de la historieta. Pero en cualquier caso, el resultado último —teniendo en cuenta que estamos solamente ante una primera parte de tres— es más que convincente.
Respecto al apartado visual, aunque admito que no conocía ningún trabajo previo de Xulia Vicente, el trazo caricaturesco y ligeramente abocetado de la autora, con una innegable estética cercana al manga, me ha parecido muy agradable. A su vez, los colores pastel que alterna con el sempiterno blancoazulado de la nieve ofrecen un conjunto realmente bonito, bien estructurado además en una distribución de viñetas por página dinámica y variable. En el enlace anterior podréis contemplar algunas acuarelas extra para este tomo que plasman el talento de la dibujante de origen gallego. No quiero ser yo muy de comparaciones, pero debo decir que en un primer vistazo su estilo me suscitó cierta semejanza al del valenciano Jordi Bayarri (aunque es una impresión que a medida que me adentraba en las viñetas se fue difuminando).
Nada que objetar a la edición de Sallybooks; más bien al contrario. Continente y contenido se observan realizados con mimo y el formato encuadernado en tapa dura con guardas ilustradas del fantástico mundo de Nilak, con la situación geográfica de los Nidos y sus clanes, es un acierto. No me cabe duda de que el conjunto formado por los dos siguientes tomos, que se publicarán respectivamente en 2017 y 2018, lucirá estupendamente. Una editorial a tener en cuenta en adelante, en vista de otros lanzamientos recientes de los que he tenido noticia.
Satisfactoria apertura de una saga fantástica que promete, sobre todo a medida que ahonde en los secretos que guarda el propio Ari. La historia continúa en Ira, jinete de dragones...